Estas fotos pertenecen al blog de Patri.

7 de enero de 2012

Capitulo 6 /Llorando a mares/

AVISO: El contenido de esta historia NO es real, es totalmente ficticio, creado por y para los fans, para pasar un buen rato, leyendo historias de sus ídolos. Disfrutad!


Capitulo 6 <Llorando a mares>




Andaba a paso ligero detrás de ella, llevaba persiguiéndola desde hacia rato y quería darle alcance antes de que se metieran en aquella sala a la que iba.
Patricia puso la mano en  el pomo de la puerta para abrirla y entonces Dani puso su mano encima y al fin le dio alcance.
-¡Patricia, espera!
Ella se dio la vuelta y le miró con una sonrisa- ¿Que pasa?
-Tenemos que hablar
Patricia frunció el ceño- ¿Hablar? ¿De que...?
Este miró a todos lados, como queriendo decir que ese no era el mejor lugar para hablar. Patricia se encogió de hombros al no entender lo que quiso decirle.
-¿Que quieres?
Él tomó aire y la miró- Lo del... lo del beso de ayer, en... en el coche.
Patricia soltó una carcajada y pasando del tema, abrió la puerta, pretendía no contestarle y dejarle allí, pero Dani agarró el pomo y cerró la puerta, ella le miró un poco cansada de su insistencia.
-El beso- Dijo él sin más.
-Ya está Dani, fue un beso.
Negó rotundamente-  No puedes ir besándome cuando te apetezca y luego dejar el tema aparcado.
Ella subió una ceja- ¿Y por qué no?
Dani se bloqueó y ya no sabía que más decirle- porque no.
Patricia se acercó a él y de una forma muy sensual le dijo- Debes saber que yo hago lo que quiero y cuando quiero y que no estoy disponible para una relación estable- se acercó a su oído poniendo una mano en el hombro- Pero podemos tener sexo cuando te apetezca-le dio un beso en la comisura de los labios, le miró con una sonrisa muy ardiente, abrió la puerta y desapareció.
Dani se quedó totalmente bloqueado, y con una sonrisa le apareció en la boca, se puso una mano en el pecho y resopló.
-Esta mujer... esta mujer tiene un morro que se lo pisa-pensó.


Aquella mañana que Patricia estaba trabajando y que sabía que llegaría tarde, me lo monté muy bien en casa, invité a Ángel a comer y puse la casa bonita,  tanto, que parecía otra casa. La perfumé y puse ambiente bastante agradable. Unas velitas por allí, un incienso por allá...
Está vez jugaba en casa y eso me enctantaba. Ángel llegó puntual, antes de abrir vi que iba perfectamente arreglada, suspiré y abrí con una sonrisa. Él apareció al otro lado, más guapo que nunca, con una camisa negra que le quedaba genial.
-Hola ¿Que tal?- llevaba las manos tras la espalda, cosa que me puso bastante nerviosa.
Le di dos besos- Muy bien, pasa.
Él entró y dejó ver lo que guardaba- He traído un vinito.
Me sorprendí- anda ¡que bien! muchas gracias- Lo cogí y ambos nos quedamos mirándonos como tontos.
Lo llevé hasta el salón y nos sentamos en la mesa, vi como él no paraba de observarlo todo, aquello no me gustaba, porque no sabía si le estaba gustando o no.
-¿Te ha costado mucho encontrar la casa?
Negó- No, que va, es localizable- sonrió y en ese momento quedé embobada en una sonrisa.
Cuando aterricé, me di cuenta de que él ya no me miraba, que estaba de pie junto a una estantería, mirando unas fotos.
Le miré extrañada- ¿Que... que pasa?
Él se giró y me miró- Nada, estoy viendo estas fotos y... y los libros.
-¿Te gusta leer?
Ángel asintió- Me encanta leer- cogió un libro.
Agaché la cabeza, toda esa colección de libros era de Patricia, yo no me había leído ninguno, en eso no éramos iguales.
-Y veo que lees de todo- dijo enseñándome la portada del libro que había cogido.
Abrí los ojos como platos y me puse colorada, era el kamasutra. "Me cago en ella"- pensé muerta de vergüenza.
-No, eso no es mío, es de mi amiga que...
Él me miró con una sonrisa en la boca, dándome a entender que no tenía que darle explicaciones, así que deje de hablar y este guardó el libro. Siguió investigando en la estantería y encontró unas esposas que Patricia tenía de repuesto.
-¿Y esto?- dijo dándose la vuelta, cogiendo las esposas por un extremo- ¿Me tengo que preocupar? ¿Te gusta el sado...?
Abrí la boca y no le dejé terminar- ¡No!- grité- mi compañera de piso es policía.
Se sorprendió- Vaya, vives con la autoridad, tendré que comportarme, entonces.
Fijé mi mirada en el suelo- Pero esta autoridad está colgada- la miré y al ver que seguía mirando la estantería le dije- ¿Comemos?


Se sentó a mi lado- Sí...- hizo una pausa- perdona si he parecido un cotilla...
Negué- No pasa nada.
-Es que me ha llamado la atención la estantería.
Empezamos a comer y como siempre que quedábamos, todo iba genial, ambos estábamos a gusto y no parabamos de reír, la verdad es que éramos muy compatibles y seguía sin entender porque no había pasado nada entre nosotros. Durante la comida, tuve el impulso de lanzarme a sus labios, lo tuve dos veces, pero me contuve.
- ¿Sabes Berta? me encanta estar contigo.
Sonreí avergonzada, sin saber que decirle.
-Eres muy especial para mi- en ese momento me cogió la mano y la besó. Empezaba a ponerme nerviosa, no podía reaccionar, así dejé que siguiera hablando.
-Y... ha sido un placer que me invites a comer hoy, me ha servido para conocerte un poco más
Sonreí y me soltó la mano.
-Estoy deseando tener otra cita como esta, porque de verdad que me encantas, ahora tengo que irme.
Le miré con pena, suplicándole  con la mirada que se quedase. Él me sonrió y al verme esa cara, negó- No me hagas esto, no me pongas esa cara.
-Es que no quiero que te vayas.
Vi a Ángel acercarse a mi, mi corazón empezó a latir demasiado fuerte. ¿Sería por fin el momento que tanto deseaba? ¿Venía a besarme como si no hubiese un mañana? entré abrí la boca y cerré los ojos, esperando la llegada de sus labios, pero lo que hizo fue darme un dulce beso en la mejilla, al abrir los ojos le vi de pie, dos pasos más allá, mirándome con una sonrisa. Agaché la cabeza avergonzada.
-Me voy guapísima- me guiñó un ojo-  gracias por todo.
Me levanté para despedirle, le acompañé hasta la puerta.
-Nos vemos pronto- dije desesperada.
Él asintió- Claro que si, Bertita.


Cerré la puerta y di un grito de rabia, no sabía si él me había llegado a escuhar, pero necesitaba hacerlo, aquella había sido mi oportunidad para besar sus labios y le había dejado marchar, no había pasado nada, tampoco había tenido el suficiente valor para decirle que me tenía loca de amor y que quería estar con él. De nuevo empecé a llorar, había sido una tonta por haberle dejado marchar. Le pegué un puñetazo a la pared, estaba llena de rabia, de repente la puerta se abrió y Patricia me pilló llorando a mares. Se extrañó y se acercó a mi.
-Berta ¿que pasa?
Retrocedí unos pasos- No me pasa nada.
-Pero... si estas llorando ¿con quien te has enfadado?
Me sorbí la nariz y la miré llena de rabia- Que no me pasa nada- dije casi gritando.
Patricia se cruzó de brazos- ¿Por qué lloras?
-¡Que me dejes Patricia, joder!- me fui al salón mientras Patricia me miraba fijamente de brazos cruzados.
-Bueno, voy a quitarme el uniforme, ahora hablamos.


Continuará...

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