Estas fotos pertenecen al blog de Patri.

30 de mayo de 2012

Patricia para tampax.

Que guapa que está nuestra Patri, aquí os dejo estas fotos de un evento de tampax, que creo que ha tenido lugar esta mañana, espero que os gusten. Un beso.


Capitulo 17 "Me preocupo de verdad"

AVISO: El contenido de esta historia NO es real, es totalmente ficticio, creado por y para los fans, para pasar un buen rato, leyendo historias de sus ídolos. Disfrutad!


Capitulo 17 "Me preocupo de verdad"


Estaba vistiéndome en mi habitación y en mi cabeza pasaba una y otra vez la escena de Ángel y yo en el camerino, después de aquello no habíamos vuelto a hablar, ni él me había enviado ningún mensaje y parecía que no tenía intención de hacerlo. Sólo esperaba que en la fiesta me distrajera la cabeza, iba a ir a pasármelo bien y a olvidarme de todo por unos instantes. Al llegar, me quedé parada en la puerta, el ambiente era bastante bueno, Berta estaba apoyada en la barra con una copa en la mano, al verme me hizo un gesto con la mano para que fuera con ella. Al llegar me dio dos besos en las mejillas.
-¡Como te curras las fiestas! ¿no?- le dije.
Ella asintió con una sonrisa enorme- ¡Hay un ambiente estupendo!- me miró- ¿Quieres tomar algo?
Negué- No, todavía no.
Ella me cogió del brazo y se acercó a mi oído- Carlos está en el baño, estaba aquí hablando conmigo- hizo una pausa- se ha puesto súper guapo.
Sonreí de lado e hice como que no me importaba, estuvimos un rato en silencio, mirando a la gente, de repente Berta me dio un codazo.
-Mira, mira que guapo va, que peinado más sexy se ha hecho.
Le miré de arriba abajo sorprendida, la verdad es que estaba más guapo que de costumbre. Él llegó a nosotras y me miró con los ojos llenos de brillo.
-¡Anda, ya has llegado!- me dio dos besos- ¿Que tal?
Asentí- Bien ¿y tu?
-Bien- cogió su copa- esto será una buena fiesta.
Berta nos miró a los dos, sonrió y se separó de la barra- Bueno, yo tengo que... que hacer de anfitriona de la fiesta.
Tras decir esto nos dejó a solas a Carlos y a mi, le miré de reojo, él me estaba mirando todo el rato. No sabía de que hablarle, estaba bloqueada y de repente sin saber porque Ángel me vino a la cabeza, cerré los ojos fuertemente rezando para que se me fuera rápido aquel pensamiento.
-¿No quieres nada de beber?- me preguntó.
Le miré un poco agobiada- Sí, tráeme algo, lo voy a necesitar.


Bailé, reí, bebí, volví a bailar, la verdad es que me lo estaba pasando genial, Berta apreció de la nada y para mi sorpresa no iba borracha, estuve bailando con ella durante un rato.
-¿Y donde está Carlos?- me dijo al darse cuenta de que no estaba conmigo, le pareció extraño.
-No lo sé, hace tiempo que lo he perdido de vista.
Como le pareció tan raro, decidió ir a buscarle, no estaba por ninguna parte así que salió a la calle y allí estaba, apoyado en una farola con las manos en los bolsillos mirando al cielo. Ella se extrañó y lentamente caminó hacia él.
-Carlos- le dijo cuando estaba llegando a él para no asustarle. Él giró el cuello y la miró- ¿Te encuentras bien?
Él agachó la cabeza, no, no estaba bien, saltaba a la vista. Berta se paró a su lado- ¿que te pasa? ¿No estás bien?
Carlos se limitó a suspirar y fijar la mirada en el cielo.
-Es por Patricia ¿Verdad?- le dijo ella con una sonrisa, Carlos la miró extrañado.
-¿Como lo sabes?
-Te conozco y sé que sientes algo más que una amistad por ella, tus ojos y tu sonrisa te delatan cuando la ves ¿Me equivoco?
Él agachó la cabeza y negó lentamente, Berta le puso una mano en el hombro, dándole seguridad. Ambos se miraron y ella esbozó una sonrisa, una sonrisa que significaba "Cuéntamelo todo, te escucho"
Él suspiró- He salido porque... estaba ahí bailando con ella y me siento incómodo- miró a Berta- porque siento unas ganas enormes de ir a besarla, y no quiero estropear las cosas- hizo una larga pausa- hoy me he dado cuenta de que la quiero demasiado. Más de lo que me imaginaba.
Berta le dio un pequeño apretón en el hombro- Escucha... ¿Por qué no entras ahí dentro y la besas?
Carlos la miró de repente sorprendido, esta le guiñó un ojo y Carlos sonrió, le había dado a entender que yo también sentía algo por él.
-Confía en ti mismo- fue lo último que le dijo antes de volver a la fiesta.


Vi a Berta entrar y me limpié disimuladamente las lágrimas, estaba sentada en un sofá blanco, ella vino sonriente y se sentó a mi lado, al verme los ojos se extrañó.
-¿Has llorado?
Negué rotundamente con la cabeza.
-¿Cómo que no? si tienes el maquillaje extendido- me miró fijamente y me cogió una mano- Patri ¿Que pasa?
-Estoy bien, de verdad- al terminar de decir esto rompí a llorar de nuevo.
Berta me dio un apretón en la mano- ¿Cómo que estás bien? ¡Mírate!
Me limpié las lágrimas con la mano y traté de calmarme, respiré hondo y la miré a los ojos, esta estaba preocupada por mi, no dejaba de  mirarme atentamente.
-Estamos en una fiesta, dime ¿Por qué lloras?
Negué frunciendo los labios, aguantando no romper a llorar de nuevo- No puedo decírtelo.
Berta se extrañó al escuchar eso- ¿Como que no? eres mi mejor amiga, claro que puedes.
La miré con miedo- es algo muy fuerte que no tienes que contar a nadie.
-¿Estas embarazada?- gritó.
Sonreí al ver su reacción y negué- No es eso
-Ooooh, quería una mini Patri- sonrió para hacerme sonreír a mi también.
Tomé aire, dispuesta a contarle lo que me había pasado con Ángel, le dije que me dijo que tenía que hablar conmigo y que me  llevó a globomedia, concretamente a mi antiguo camerino- Y no sé como pasó todo, pero la cuestión es que... nos hemos enrrollado.
Berta se quedó totalmente bloqueada- ¿Que me estás contando Patricia?- se llevó una mano a la boca, no podía creerse que aquello fuese cierto, era normal pues no me lo creía ni yo- ¿Te has liado con el enano?
Sonreí muerta de vergüenza- Sí, contra la puerta del camerino.
-Oye y... ¿Y que tal besa?- preguntó muerta de la curiosidad. 
La miré fijamente- Berta, por favor.
Ella soltó una carcajada- Bueno, perdón, solo era curiosidad- hubo un momento de silencio- ¡Que fuerte, te has liado con Ángel...!
La miré- no entiendo porque no le rechacé, tenía que haberlo hecho.
Mi amiga le quitó importancia a la situación, no es que no la tuviera si no que lo hizo para que me sintiera mejor- Lo hecho está hecho, ya está, no tienes que llorar por eso- me miró fijamente- a no ser que... te hayas quedado pillada por él.
Desvié la mirada- no Berta, no me he quedado pillada por él.
Ella sonrió y me dio un gran beso en la mejilla- Venga- dijo dándome unas palmaditas en el muslo y levantándose del sofá- Quita esas penas y vamos a divertirnos. Esto solo ha sido un anécdota más ¡Arriba esos ánimos amiga!- tras decirme esto se fue bailando. Intenté ir a bailar, pero las ganas de llorar me podían, sin poder evitarlo las lágrimas empezaron a salir solas y decidí salir fuera para que nadie me viera.
Me senté en una acera, en un sitio donde no había mucha luz, me limpié las lágrimas, intenté parar de llorar, pensar en otra cosa, pero no podía, no me imagina que aquello fuera a afectarme de esa manera. Me tapé la cara con las manos.


Carlos que seguía apoyado en la farola, al mirar al lado me vio allí sentada y al verme tan acurrucada se preocupó y extrañado vino a sentarse a mi lado. Al sentir a alguien miré y entonces me vio los ojos lloroso.
-¡Patri! ¡Ey! ¿Por qué lloras?
Me abracé a él con fuerza sin decirle nada, necesitaba un abrazo. Cerré los ojos y noté un beso en la cabeza.
-¿Que te pasa?- me preguntó separándose de mi
Negué con la cabeza- Tranquilo, no me pasa nada, estoy bien.
Él me sujetó la cara con las dos manos y nos miramos a los ojos- No lo estás- dijo en un susurro.
Le sonreí sin apartarle la vista de encima- No te preocupes.
-Yo no puedo verte llorar- me abrazó, está vez fue él quien vino a abrazarme y yo me abracé fuerte a su perfecta espalda.
Al separarnos de aquel tierno abrazo nuestras narices rozaron y muy muy lentamente nos empezamos a separar. Le miré los labios, estaba muy cerca de los míos y podía notar su calor, su aliento golpeando en mi cara, nuestras respiraciones sonaban altas, parecía que era el momento del beso, pero al final, tras ese momento de tensión de estar tan cerca el uno del otro, terminamos por separarnos.
-Estoy mejor es que, no estoy pasando por mi mejor momento- le expliqué.
Él me pasó una mano por el hombro, atrayéndome hacia él- No quiero que estés mal, si tu estás mal yo también lo estoy.
Esbocé una sonrisa en la boca- Gracias por preocuparte tanto por mi.
-Me preocupo de verdad por alguien que me importa demasiado.




Continuará..

29 de mayo de 2012

Patri para tampax 2012.

Aquí os dejo con las fotos del nuevo anuncio de Patri y con las de un vídeo que sale hablando de tampax.

28 de mayo de 2012

Capitulo 16 "Quedamos en globomedia"

AVISO: El contenido de esta historia NO es real, es totalmente ficticio, creado por y para los fans, para pasar un buen rato, leyendo historias de sus ídolos. Disfrutad!


Capitulo 16 "Quedamos en globomedia"


Estaba tomando algo en la terraza de un bar, yo sola, no sabía porque pero necesitaba estar sola, poner en orden mis pensamientos. Le di un trago a la cerveza y observé el ambiente que había aquel día, me encantaba la actividad de la ciudad, sin saber porque fijé mi mirada en un chico que había sentado dos mesas más allá, este no paraba de mirarme, al mirarle yo alzó las cejas y me guiñó un ojo, desvié la mirada, no me había traído buena espina aquel tipo. Di otro trago a la cerveza y cuando bajé el vaso Berta apareció delante de mi, la miré extrañada y sin saber que decirle, llevaba sin hablar con ella desde que me fui de su casa enfadada.
-Berta...
Ella me sonrió- Patricia, siento haber estado espiando lo que hicisteis- se sentó en una silla a mi lado- lo siento, de verdad.
Negué- No importa Berta, pero me dolió, me dolió porque eso significa que no confiaste en lo que te dije.
-Lo siento no pretendía molestar, solo...-  me miró- Bueno ¿Y que haces aquí tu sola?- preguntó cambiando de tema.
Me encogí de hombros- Me apetecía tomar una cerveza.
Berta me miró con una sonrisa- amiga... ¿Me perdonas?
La miré y le sonreí- Claro que si.
Ella me abrió los brazos- dame un abrazo anda- nos envolvimos en un gran abrazo y esta me dio un beso en la mejilla- Pues estoy pensando en hacer una fiesta así porque si en el bajo de mi cumpleaños.
Asentí, me parecía buena idea.
-Me apetece un poco de marcha para el cuerpo.
-Suena interesante.
Ella sonrió- Además, vendrá Carlos.
La miré de reojo- Pues muy bien- dije como que no me importaba.
Estuvimos hablando un rato más en aquel bar y después la acompañé a comprar cositas para la fiesta porque quería hacer la fiesta ese mismo fin de semana.
-¡Mira que papelillos más chulos!- me dijo con una bolsa en la mano- esto lo hecho al carro- continuó andando por el pasillo empujando el carro de la compra- y esto, esto lo meto para ti- me enseñó una caja de preservativos.
Solté una carcajada- ¿Solo para mi?
-Claro tía, si yo seguro que no ligo, tu lo tienes fácil.
-Estás loca ¿Como va a pasar algo entre Carlos y yo en un fiesta? ¡Con la de gente que hay, que vergüenza!
Berta me miró extrañada y me señaló con el dedo- ¡Te mola Carlos! estás dando a entender que te enrrollarías con él, pero...
-¡Berta!- dije llamándole la atención.
Mi amiga me puso una mano en el hombro- Es más, Carlos empieza a hacerte sentir algo más.
La empujé para que siguiera avanzando y se callase ya, compramos un montón de cosas para dar una buena fiesta, veía a Berta ilusionada y eso me ilusionaba a mi.
Nada más llegar a casa, me prepararé la ropa que tenía pensada ponerme en la fiesta, iba a ir sencilla, unos pantalones cortos, una camiseta negra que dejaba un hombro al descubierto y unas botas que me gustaban mucho.
"¿Tu vas a la fiesta de Berta?" un mensaje de Carlos me llegó de repente.
Sonreía al ver que le importaba si yo iba a ir o no "Si, claro que voy ¿Y tu?"
"Yo también voy, esto promete, nos lo pasaremos bien. un beso".


Dejé el móvil encima de la cama y empezó a sonar de nuevo, pensé que era Carlos pero para mi sorpresa era Ángel, me dijo que tenía que hablar sobre un proyecto conmigo y que nos veíamos en globomedia. Cogí el coche y confusa me fui a globomedia. ¿Un proyecto nuevo?"- iba pensando por el camino- ¿Y me lo quería proponer Ángel que estaba por ahí haciendo teatro?" cuando más lo pensaba más raro me parecía. Aparqué el coche junto a la puerta, Ángel estaba ahí parado, con las manos en los bolsillos, nervioso. Nada más verle le di dos besos.
-¿Que tal pequeñín?
Él me sonrió, tenía un brillo especial en la mirada- Muy bien ¿Y tú?
-Genial, deseosa de saber porque nos hemos reunido aquí- miré la fachada de globomedia, con una mirada cargada de nostalgia. 
Ángel me pidió que le siguiera y me llevó por los pasillos hasta meternos en mi antiguo camerino. Entré y le miré frunciendo el ceño.
-Oye... ¿Esto es una broma?
Ángel cerró la puerta y se rascó nervioso la cabeza- Mira Patricia, no hay ningún proyecto nuevo- dijo de repente.
Eso me dejó totalmente bloqueada- ¿Entonces? ¿Se puede saber porque me has traído hasta aquí?
Ángel avanzó unos pasos y me miró fijamente- Quería hablar contigo.
Abrí los brazos empezando a ponerme nerviosa- Pues aquí me tienes.
Él tomó aire y se sentó en el pequeño sofá que había- Verás Patricia, esto... esto te parecerá muy raro- me miró- raro que te cagas.
-Ángel ¿Que pasa? me estás poniendo muy nerviosa.
Él tomó aire- han sido cinco años a tu lado.
-Casi cinco- le corregí- te recuerdo que te bajaste del barco antes de naufragar.
-Bueno- agachó la cabeza pues aquello se lo había dicho en un tono molesto, estuvo un rato en silencio- el caso es que en cinco años pueden pasar muchas cosas.
Asentí de acuerdo con eso.
-Y en el interior de una persona también.
Le miré confusa, pero no dije nada.
Se puso una mano en el pecho- Y en mi interior te puedo asegurar que hubo un auténtico caos, que no sacaba nada en claro, pero ya está todo en orden- me miró.
Negué con la cabeza- Ángel, no te entiendo.
-Patricia... me gustas- soltó- me encantas, siento algo por ti, es innegable, está ahí- se señaló el pecho.
Resoplé, era una situación de bastante presión, mi ex-compañero de trabajo me estaba declarando su amor en mi antiguo camerino, le miré sin saber que decir. 
-Me di cuenta de todo esto después de verte con otro por ahí.
Me llevé una mano al entrecejo y sonreí, todo aquello me parecía surrealista, aún no me creía que el enano me hubiese hecho esa encerrona y mucho menos que fuese para aquello.
-Ángel yo... no sé que decirte- suspiré- es un poco fuerte que un compañero como tú, después de casi un año te diga esto.
-Lo siento, pero necesitaba hacerlo- sonrió- cinco años a tu lado... pues al final tenía que pasar- se levantó del sofá- ¿No? Mucha gente decía que te miraba de una manera especial- sonrió negando con la cabeza- es gracioso que ellos se dieran cuenta y yo no- fijó su mirada en la mía y me miró de tal forma que mi corazón dio un vuelco.
Encogí un hombro- A veces uno mismo no es suficiente para darse cuenta de algo.
- yo fui tonto por no ver esto antes... todo podría haber sido diferente.
Retrocedí un paso al ver que él avanzaba y quedé pegada a la puerta.
-Viéndote cinco años y te lo digo ahora- sonrió- pero ya está, lo hecho está hecho.
Sonreí nerviosa.


-Dime ¿Que piensas de esto?
Apenas me salían las palabras, su declaración me había dejado helada y cada vez estaba más cerca de mi. Negué con la cabeza sin dejar de mirarle, dándole a entender que no podía hablar. Ángel me acarició lentamente la cara con la mano, sin dejar de mirarme a los ojos, sin saber exactamente como, avanzó un paso, metió su mano entre mi pelo y comenzó a besarme el cuello, abrí los ojos como platos, no podía asimilar la situación.
¿Ángel me tenía acorralada contra la puerta de mi camerino y me estaba besando el cuello? pues costaba asimilarlo pero estaba pasando, era la realidad. Lentamente fue subiendo su boca por mi mejilla, me cogió los brazos y me los puso en alto, por encima de la cabeza, entonces bajó de nuevo a besar mi cuello. Lo raro es que yo no le rechazaba, me daba un morbo impresionante liarme con mi ex-compañero de programa, no sabía porque, quizá la curiosidad de saber como sería. Cerré los ojos mientras él me seguían besando el cuello, más tarde me dejó los brazos y me agarró por la cintura, apretujándome contra la puerta, me besó dulcemente la barbilla y sin esperármelo besó por primera vez mis labios, fue un beso tímido por parte de ambos, pero muy dulce y agradable, nuestros labios tardaron en separarse e inmediatamente nos miramos a los ojos para ver nuestra reacción, ambos nos pedíamos más con aquella mirada, así que él volvió a besarme, esta vez dejamos la timidez a un lado y pasamos a besarnos con una fogosidad fuera de lo normal, parecía que nos queríamos comer literalmente el uno al otro, él travieso jugaba con mi boca, me dejé llevar y se me olvidó donde y con quien estaba, le alcé los brazos al cuello, atrayéndolo aún más a mi, le rodeé con mi pierna y él me la cogió, apoyándola bien en él y acariciando mi muslo con deseo, llegando hasta mi rodilla para allí dar la vuelta y depositar su mano en mi trasero. El deseo de aquel beso que parecía no tener fin aumentaba por momentos y mi cuerpo comenzaba a estimularse demasiado. Ángel dejó de besarme para recrearse de nuevo en mi cuello, esta vez fue bajando dándome besos hasta llegar a mi pecho, allí se cortó un poco y volvió a mi boca. De repente llevó sus manos al botón de mis pantalones y los desabrochó entusiasmado, bajándonos un poco y dispuesto a introducir su mano. Se la cogí antes de que lo hiciera y dejé de  besarle.
-Ángel- le dije en un susurro, con la respiración entre cortada- Ángel esto es una locura.
Él retrocedió un paso y yo me abroché los pantalones- Lo siento pero... tengo que irme- abrí la puerta.
-Patricia... no puedes irte así, espera.
Le miré una última vez- adiós Ángel- fue lo último que le dije antes de salir corriendo.


Él resopló y se sentó en el sofá, estaba avergonzado, se llevó las manos a la cabeza y se quedó allí pensativo.
-Joder, joder, joder, joder- me decía a mi misma mientras caminaba apresurada hacia el coche. Me monté en él y me apoyé en el respaldo, resoplé, aún no me podía creer lo que había pasado ahí dentro. Me había enrollado con Ángel, el enano, en mi camerino... después de un año sin vernos. Me llevó las manos a la cara y después apoyé un codo en el cristal de la ventanilla. Cerré los ojos y me quedé pensativa, trataba de explicarme a mi misma porque no le habái dicho que no desde un principio. Cada uno estábamos meditando por separado, Ángel en mi camerino y yo en el coche, después de un rato, arranqué y me fui de allí. Aquello que pasó con Ángel me rondaría la cabeza durante el resto del día y el resto de muchos días más. Y besaba genial, fue algo que me dejó impresionada, todo hay que decirlo.
Me quedé muy rallada después de todo y quizá la fiesta de Berta era lo que necesitaba para animarme, pero ni mi cuerpo ni mi mente estaban para fiestas.




Continuará...

27 de mayo de 2012

Capitulo 15 "Es perfecto"

AVISO: El contenido de esta historia NO es real, es totalmente ficticio, creado por y para los fans, para pasar un buen rato, leyendo historias de sus ídolos. Disfrutad!


Capitulo 15 "Es perfecto"


Me costaba entender porque Berta había comprado aquella revista o había buscado nuestras fotos por internet. ¿De verdad le interesaba tanto? ¿Acaso dudaba de mi? ¿De lo que le conté que no pasó nada entre nosotros? Me dolió enterarme de aquello, Berta es mi amiga y yo confiaba plenamente en ella.
El móvil empezó a sonarme mientras caminaba por la calle, me lo saqué del bolsillo y me sorprendí al ver quien me llamaba.
-¡Hola Carlos!
-Patricia ¿Lo has visto?
Fruncí el ceño- ¿El que?
-Las fotos, los vídeos que han puesto por la tele... ¡Todo!- estaba nervioso a la vez que enfadado.
-Carlos tranquilo, no le des importancia a todo eso ¿Vale? no la tiene.
-¿Como que no la tiene? ¡No me da la gana que publiquen fotos mías por todas partes!- dijo casi gritando.
Respiré hondo- Carlos, de verdad relájate. Olvida el tema, es mejor pasar.
Escuché como resopló al otro lado del teléfono.
-¿Que te parece si quedamos esta tarde?- le propuse casi sin pensar.
Hubo un rato de silencio- ¿Para qué? ¿Para que nos vuelvan a hacer fotos?
-¿Vas a estar escondiéndote ahora? ¿No vas a quedar conmigo nunca más?
Él se llevó una mano a la cara, pudiendo comprobar que lo que acababa de decir había sido una tontería.


Al final después de desahogarse conmigo por teléfono, decidió olvidar el tema y quedamos esa tarde en mi casa, le había invitado a tomar un café y unos dulces. Mientras lo preparaba todo en la cocina, escuché un ruido en mi habitación, me sobresalté y fui a ver que pasaba. Un frasco de colonia que tenía en una estantería se había caído al suelo, no entendía como había podido pasar pues estaba bien colocado.
-¡Joder!- fui a  recoger los cristales, el olor que había allí era muy fuerte, metí los cristales en una bolsita que saqué de un cajón. Cuando me levanté a por la fregona y me di la vuelta, Carlos estaba ahí parado, a los pies de la cama, mirándome, con las manos en los bolsillos, sin inmutarse. Pegué un grito y fruncí el ceño, no entendía nada.
-¡Carlos! ¿Que haces aquí? ¿Como has entrado?- él no me contestaba- Carlos..- tenía el corazón acelerado, estaba muy serio y apenas se movía, daba hasta miedo- ¿Cómo has entrado?- repetí, pero él seguía sin contestarme- ¿Estás bien?- me acerqué con miedo a él, cuando me iba acercando notaba frío, y a cada paso notaba más frío. Estiré la mano para tocarle, él me miraba, pero seguía sin moverse, sin hablar. Cuando parecía que ya iba a tocarle, que ya estaba muy cerca de su brazo, me mareé y me caí encima de la cama.
Me froté los ojos y cuando los abrí allí ya no había nadie. No entendía que acababa de pasar.
-¡Me estoy volviendo loca!- me dije a mi misma- esto de ver tanto a ese doble de Carlos...- me llevé una mano a la cabeza y me incorporé en la cama. Miré al suelo, allí seguía el perfume y la bolsa con los vidrios. Apoyé la mano en la cama para incorporarme y noté un folio bajo mi mano, extrañada lo cogí y lo abrí. "Cuando discutamos no me dejes ir" ponía en letras mal escritas. El corazón me dio un vuelco, y sin darle más vueltas a la cabeza salí a terminar de preparar las cosas. En ese momento el timbre de la puerta me sobresaltó. 
-¡Mierda!- pensé. Era Carlos y no me había cambiado de ropa, además olía al perfume que se había roto que no veas. Corrí a abrir la puerta y Carlos apareció al otro lado con una bandeja de algo en la mano.


-¡Hola preciosa!- me dijo deslumbrándome con su encantadora sonrisa.
-Hola, adelante, estás en tu casa.
Carlos entró y se giró a mirarme mientras yo cerraba la puerta- Ojalá- me dijo sin más.
-¿Que traes ahí?- pregunté muerta de la curiosidad
Él me lo escondió tras su espalda y me sonrió mirándome fijamente a los ojos- Primero dos besos y luego te lo enseño.
Solté una carcajada al escucharle decir esto, me recordó a lo que se le hace a los niños pequeños. Le di dos dulces besos en las mejillas y este me tendió la bandeja.
-Aquí tienes, son unos dulces que me gustan a mi mucho, supongo que te gustaran también.
Asentí llevándolos al salón donde ya estaba todo preparado. Él vino detrás.
-¿Que te has echado el bote de colonia entero?-me dijo al oler tan fuerte.
Sonreí- Calla, calla, que se me ha roto un frasco...
Serví dos cafés y nos pusimos a hablar tranquilamente, aunque la verdad es que a él le notaba algo nervioso, hablar con él había hecho que me olvidase de lo que había pasado con el frasco de perfume y con la aparición rara de el "Doble de Carlos"
En ese rato que estuve con Carlos me di cuenta de que me gustaba en muchos sentidos, que era un hombre maravilloso, que podía ser mi hombre. Y mientras él me contaba no sé que aventura, yo pensaba en las palabras de mi amiga Berta, que me había dicho que yo le gustaba tanto a él que quería ir poco a poco. Miré a Carlos a los ojos por un momento, ella me dijo que no lo sabía seguro y sentí ganas de interrumpirle y de preguntarle para salir de dudas, pero aquello me parecía una locura. Fijé mi mirada en sus perfectos labios, pensando en cómo sería besarlos y cuando terminó de hablar se percató de que estaba embobada mirando sus labios y esbozó media sonrisa, yo sonreí al ver lo perfecta que la tenía.
-¿Que pasa?
Negué desviando la mirada y con una vergüenza enorme, me puse le pelo tras la oreja y ambos nos miramos con media sonrisa.
-¿No te interesan mis historias que te quedas embobada? 
Desvié la mirada al suelo y dejé el café encima de la mesa- Claro que me interesan tus historias, Carlos.
Él también dejó el café encima de la mesa, parecía que ambos queríamos que pasase lo mismo, parecía que nos estábamos acomodando y solo nos quedaba esperar el beso.
-Que bien hueles
Sonreí.
-Se te ha debido de romper el mejor frasco de colonia.
Respiré hondo y me preparé para decirle aquello que estaba apunto de decirle- Carlos... ¿Sabes que eres el primer hombre que entra a mi casa en mucho tiempo?
Él alzó las cejas- ¿De verdad?
Asentí muerta de vergüenza.
-Vaya, yo que pensé que las presentadoras guapas de la tele estaban cada día con uno- bromeó.
Solté una carcajada- ¡Ya quisiera yo!- le miré- en realidad yo no ligo tanto como puede pensar la gente.
-No me lo creo.
Asentí totalmente seria- es verdad.
-¿Y que pasa? ¿Te gustaría ligar más?
Negué con una sonrisa- Que va, yo estoy muy bien como estoy. ¿Tu ligas mucho?- pregunté muerta de la curiosidad.
Él se sorprendió por la pregunta y desvió la mirada- ¿Y si te digo que... no?
Le miré- No me lo creo.
-Pues mira, yo no me creo que tu no ligues y tu que no lo haga yo, estamos empate. 
Sonreí muerta de la vergüenza.
-Si tu no ligas es porque no sueles salir de fiesta- comentó.
Me encogí de hombros- Puede ser, a mi la fiesta no me va mucho.
-A mi tampoco, yo soy un hombre muy relajado, si hay que ir a alguna pues se va, pero...
Le miré fijamente, me encantaba que tuviéramos tantos gustos parecidos, estaba cada vez más convencida de que aquel hombre era perfecto y... me estaba enamorando de él. 


Me mojé los labios con la lengua disimuladamente y me acerqué un poco más a él. Carlos parecía dispuesto a seguirme el juego, nuestras miradas se encontraron y de repente, estaba besando sus labios, cerré los ojos y le pasé una mano por el cuello, sólo quería disfrutar el momento, sólo quería que aquello fuese eterno, no me lo podía creer, pero estaba pasando, estaba besando al mallorquín, al amigo de Berta, a ese hombre que en cuestión de días se había ganado todo mi cariño y más. Le estrujé más contra mi mientras le besaba, sentía ganas de tumbarme sobre él de perder completamente los papeles.
-¡Eh!- me dijo entrando sonriente al salón- ¡Que te duermes!- se sentó en el sofá.
Abrí los ojos muerta de vergüenza por lo que me acababa de imaginar. Ojalá aquel beso hubiera sido real. Le miré pensando en lo que acababa de imaginarme y esbocé una sonrisa.
-No estaba durmiendo, estaba... pensando en mis cosas
Él me sonrió- Desde luego, es que me voy un rato al baño y te me duermes- bromeó.
-¡Que no estaba durmiendo!- sonreí.
-Oye Patricia, me encanta estar contigo pero tengo que irme ya.
Puse mi carita de pena y le puse una mano en el rodilla-  No puedes irte ya, hemos estado poco tiempo.
-Tengo que irme, tengo que hacer cosas para mañana, lo siento.
-Quédate un rato más- le supliqué aún con mi cara de pena.
Él sonrió al verme la cara, se acercó a mi y me dio un apretado beso en la mejilla- otro día quedamos más tiempo ¿De acuerdo?- se levantó del sofá y me guiñó un ojo- Nos vemos guapa- se fue de la casa sin que saliera a despedirle a la puerta. Me quedé allí sentada en el sofá, me puse una mano en la mejilla dónde me había dado el beso y sonreí como una tonta enamorada.
-¡Es perfecto!- me dije a mi misma.




Continuará...

25 de mayo de 2012

Capitulo 14 "Espiando vidas ajenas"

AVISO: El contenido de esta historia NO es real, es totalmente ficticio, creado por y para los fans, para pasar un buen rato, leyendo historias de sus ídolos. Disfrutad!


Capitulo 14 "Espiando vidas ajenas"


Esa mañana decidí llamar a Berta para pasar una mañana de compras por nuestra calle favorita, antes de terminar la proposición, ya me estaba diciendo que si. Me encantaba salir de tiendas con Berta, sobre todo cuando se volvía completamente loca al ver algo que le encantaba. Sonreí al verla ir corriendo hasta un escaparate.
-Ualaaa Patri, ven corre, mira esto- me gritaba mientras me hacía un gesto con la mano para que fuera. Me planté al lado de ella y contemplé los zapatos. Berta los miraba boquiabierta.
-Patri- dijo sin quitarles el ojo de encima- ¿Te puedes casar con unos zapatos?
Solté una carcajada y la cogí del hombro- anda vamos- al girarme dos chicas estaban delante de nosotras, con su sonrisa y su cámara, eran muy pequeñas, sonreí al verlas.
-Hola.
Ella sonrieron nerviosas y al fin una de ellas se decidió a hablar- ¿Eres Patricia Conde?
-Sí ¿Cómo estáis chicas?
-Bien- contestó una. Alcé la mirada y vi que su madre observaba la escena unos pasos más allá, la saludé con la mano.
-¿Como os llamáis?
-Yo Celia
-y yo Mónica.
Asentí- Encantada.
Ellas se miraron con una sonrisilla- Nos gustaba mucho tu programa.
-Gracias ¿Lo veíais siempre?
Las dos asintieron a la vez.
-¿Sois hermanas?
Volvieron a asentir a la vez y una de ellas señaló a Berta, que seguía mirando los zapatos sin enterarse de nada- ¿Ella es Berta?
-Sí, es que estamos de compras- le toqué el hombro a Berta y esta se dio la vuelta.
-Hay que niñas más monas- sonrió y les dio dos besos a cada una- ¿Que tal bonitas?
-Bien- hizo una pausa y miró a su madre que esta le indicaba con gestos que nos pidiera una foto- ¿Os podéis hacer una foto con nosotras?
-¡Por supuesto!- exclamó Berta- las que quieras.


Me hizo gracia la reacción de Berta, le encantaban aquellos momentos. Posó con una de las niñas mientras la otra hacía la foto y luego me puse yo. Tras una sesión de fotos con aquellas preciosidades, se despidieron de nosotras con un beso y se fueron contentísimas y contándole a su madre todo. Miré sonriente como se alejaban tan felices, me encantaba que yo pudiera hacer tan feliz a alguien con tan poco, Berta volvió a concentrarse en el escaparate, a mi espalda escuché la voz de un hombre.
-Perdona ¿Te importaría hacerte una foto conmigo?
-Claro que no- contesté mientras me daba la vuelta, al ver quien era solté una carcajada- ¡Ángel! cuantísimo tiempo sin verte pequeñin...- le di un gran abrazo y un dulce beso en la mejilla.
-¿Que tal estás?- me preguntó con una enorme sonrisa y un brillo en la mirada, supe que estaba feliz de verme después de tanto tiempo.
Asentí- genial, a la espera de nuevos proyectos.
De repente Berta se dio la vuelta y se bajó las gafas de sol- Hombre, el traidor de mi cumpleaños- bromeó.
Él sonrió tímidamente- Hola ¿Eh?
Berta le dio dos besos- ¡Cuanto tiempo angelote! ¿Donde te metes?
-Estoy haciendo una obra de teatro, recorriendo mundo.
Berta y yo asentimos alegres por él.
-Estamos de tiendas, mirando ropa- le contó Berta- mira- le cogió del brazo y lo plantó delante del escaparate- ¿Ves esos zapatos de ahí? pues estoy enamorada de ellos.
Ángel sonrió y me miró mientras negaba con la cabeza- No ha cambiado nada ¿Eh?
-Nada- le dije.


Con las manos en los bolsillos y dejando a Berta a solas con los zapatos, se paró delante de mi- ¿Tu que tal por Mallorca?
Fruncí el ceño- ¿Cómo sabes que he ido?
Él alzó una ceja- Y no te vas sola no... ¡Menuda compañía llevabas!
Me quedé mirándole fijamente, extrañada, pensando en como podía saberlo ¿Quien se lo podía haber contado? y también me extrañé al notarle molesto.
-¿Cómo sabes todo esto?
-Los paparazzi, que son un poco hijos de...
Alcé las cejas- ¡Que fuerte!- agaché la cabeza y al rato le miré- ¿Y tú por qué lees esas revistas?- pregunté con una sonrisa.
-Lo vi de casualidad.
Asentí lentamente- ya.. claro- dije con cierta ironía.
Él agachó la cabeza, tenía la sensación de que no le había hecho gracia ver esas fotos.
-Es un amigo, nos conocimos en la fiesta de cumpleaños de Berta
Él me miró sin levantar mucho la cabeza- ¿Un amigo?- preguntó con media sonrisa en la boca.
-Pues si ¿Que pasa? ¿No puedo tener amigos?
Él puso las manos si estuviera apuntándole con una pistola- Eh, que no he dicho nada, claro que puedes tenerlos- bajó las manos- tu y yo somos amigos.
Hice una mueca al escuchar eso- Bueno... no me llamas nunca, no quedamos nunca... amigos, amigos, no somos.
Él agachó la cabeza, no sabía que decir, todo aquello era verdad, éramos simples compañeros de trabajo o mejor dicho, ex compañeros- Has cambiado- me dijo sin más y hubo un rato de silencio- la Patricia que yo conozco no se hubiera ido a Mallorca al yate de ese tío a los cuatro días de conocerle.
Le miré fijamente, sorprendida de que él me dijera eso, me puse el pelo tras la oreja- lo sé, me sorprendí a mi misma, pero es que hemos conectado muy bien.
Ángel asintió, estaba serio y no entendía porque. En ese momento Berta salió de la tienda muy sonriente y con una bolsa en la mano.
-Como os habéis puesto a hablar, al final no me he podido resistir y me los he comprado- nos enseñó la bolsa.
-Anda, iros de aquí ya o te llevarás todo- dijo Ángel con un sonrisa y tras decir esto nos dio dos besos y siguió su camino. Berta y yo seguimos mirando tiendas, al llegar al final de la calle decidimos irnos ya y no hacer como de costumbre, dar la vuelta y volver a recorrerlo todo. Mientras caminábamos, iba pensando, hablar con Ángel sobre Carlos justo en esa calle, me había hecho pensar mucho en aquel chico que se parecía a Carlos y que se me apareció allí, pero decidí no sacar el tema a la luz o Berta me llamaría pesada.


Para rematar la mañana, mi amiga me invitó a comer a casa, mientras hacía no se que por la cocina, yo preparaba la mesa para comer y me encontré con una revista del corazón,  justo la revista en la que salían mis fotos con Carlos en el yate. Me puse a verlas detenidamente, en la mayoría estábamos tomando el sol o comiendo, lo mejor de todo era el texto que ponía, que no tenía razón en nada, Berta entró con una fuente de ensalada, al verme con la revista se dio la vuelta y volvió a salir.
-Berta- la llamé. Ella volvió a entrar- ¿Por qué tienes tu esta revista?
Sonrió y dejó la ensalada encima de la mesa- Pues la compré para ir leyendo algo en el bus de vuelta a casa.
Asentí- ¿Seguro que no la has comprado para cotillear esto?- le enseñé la página donde salían las fotos. Ella se hizo la sorprendida y fue a coger la revista.
-Anda, sois Carlos y tú, no la había visto entera...- se quedó un rato mirando la foto, se había notado un montón que aquella sorpresa había sido falsa- Que guapos que salís... y mira aquí como te echa crema- dijo señalando la foto.
-Berta, te la has comprado para espiar lo que hemos hecho, no lo niegues- le dije con una sonrisa.
Ella agachó la cabeza- Pues... si- me miró a los ojos- de todas maneras hay más en internet.
Fruncí el ceño- ¿También has buscado por internet? ¿y eso por qué? no sabía que te gustaba tanto cotillear mi vida, es más fácil que te enseñe mis propias fotos ¿No?- le dije algo enfadada.
Ella me miraba fijamente- Lo siento- simplemente me pidió disculpas, después me fui de su casa, se me habían quitado las gana de comer con ella.




Continuará...

Patricia es increíble.

Os dejo con fotos nuevas del blog de Patri, que tenéis que visitar si o si. Esas fotos de esa mujer que nos deja a todos boquiabiertos.

23 de mayo de 2012

París je t'adore

Aquí os dejo con las últimas fotos del maravilloso blog de nuestra querida Patricia Conde
nos regala unas cuantas fotos por París. Monísima, como siempre, ya ni falta hace que os los diga.


18 de mayo de 2012

Fotos de Patri.

¡Hola bonitos! ¿Que tal? os dejo con unas cuantas fotos más de Patri, espero que os gusten, no son muchas, pero bueno, ya vendrán más [En las entradas más abajo hay más fotos de este tipo]

No dudeís en visitar el blog: El mundo de Patricia Conde

Capitulo 13 "Lo bueno se acaba"

AVISO: El contenido de esta historia NO es real, es totalmente ficticio, creado por y para los fans, para pasar un buen rato, leyendo historias de sus ídolos. Disfrutad!

 Capitulo 13 "Lo bueno se acaba"

Me sentía acorralada, los padres de Carlos estaban sentados a mi lado no paraban de hablarme y alguna que otra vez me hacían una preguntita incómoda, miré a Carlos con cara de "Por favor, sácame de aquí" este pareció entenderme y se levantó del sofá, le miré como alividada.
-Nos tenemos que ir- dijo y me miró. Yo me levanté- Tenemos que hacer cosas, maletas y todo eso...
Me despedí de sus padres con dos besos- Un placer.
-El placer es mío- dijo su madre- espero que vengas por aquí de vez en cuando.
Asentí- Eso depende de tu hijo, si me invita o no- sonreí.
La mujer me asintió de una cabezada- Claro que te invitará, si os lleváis muy bien.
Le acaricié lentamente el hombro mientras asentía- La verdad es que lo he pasado de maravilla, ese yate es un lujazo.
Tras escuchar varias veces que tenía que volver allí, nos despedimos al fin y nada más llegar a casa de terminamos de preparar lo que nos quedaba de las maletas. Me senté en el borde de la cama y en ese momento Carlos apareció en la puerta, le miré y esbozó una sonrisa.
-¿Te pasa algo?
-Estoy triste- dije sin más y agaché la cabeza. Carlos no tardó en ir a sentarse a mi lado, me pasó una mano por la espalda.
-¿Que te pasa?
Le miré fijamente a los ojos y tuve el valor de sostenerle la mirada durante unos segundos- Ya me voy de aquí y me da pena irme.
Él sonrió de lado y me quitó la mano de la espalda, hubo un rato de silencio- Volveremos a repetir en seguida, seguro.
-Después de estar así, en el mar, volver a la ciudad me va a estresar mucho.
De repente me dio un beso en la mejilla- No pienses eso, ahora vamos a dormir, mañana tenemos que madrugar.
Me puse el pelo tras la oreja, él se levantó, entendía que se iba a su cama y que yo tená que pasar la noche en ese incómodo colchón, me daba mucha vergüenza decirle si me podía ir a dormir con él, así que nos dimos las buenas nos y me tumbé allí, para mi sorpresa sin darme cuenta entré en un profundo sueño.

Aterrizamos en Madrid a las once, en el aeropuerto Berta nos esperaba entusiasmada por vernos, nos esperaba con las mismas ganas que esas personas que esperan que alguien vuelva de la guerra.
La divisé a lo lejos y solté una carcajada al ver que sostenía un cartel en lo alto y bailaba como una loca moviendo el cartel de un lado a otro. Me paré en seco al ver la escena y miré a Carlos, este tenía los ojos abiertos como platos y al ver que le miraba soltó una carcajada.
-Mira que loca- exclamó.
Cuando estábamos más cerca de ella, pude leer que en el cartel ponía "Señortia conde y el señor mallorquín" La saludé enérgicamente con la mano.
-Amigaaaaaaa- me gritó abriendo los brazos. Corrí arrastrando las maletas y nos envolvimos en un gran abrazo, esta me llenó de besos en la mejilla- ¿te lo has tirado?- me preguntó en el oído.
Me separé de ella haciéndome la enfadada- Hola ¿Eh?
Ella soltó una carcajada, en ese momento llegó Carlos y ambos se dieron un abrazo, un abrazo que duró muchísimo.
-¿Que tal todo?- nos preguntó con una gran sonrisa. Carlos y yo nos miramos.
-Bien, muy bien- dijo él.
-¿Habéis visto que cartel mas bonito he hecho?- nos lo enseñó orgullosa de él.
Asentí-¡Te lo has currado!- solté una carcajada.
-Bueno, contarme que tal... -me miró- ¿A que mola ese yate?
Sonreí y desvié la mirada- Es impresionante.
-Si ya se lo dije, que mi pequeñaje es precioso- dijo Carlos asintiendo.
Noté a Berta algo nostálgica, iba a decir algo, pero fuera lo que fuera a decir se vio interrumpida por Carlos.
-Por cierto mi madre dice que recuerdos, que te echa de menos y que vuelvas pronto- tras decir esto se miraron durante unos segundos, no té algo raro en esas miradas, aunque seguimos hablando con normalidad.

Allí nos despedimos de Carlos, él se fue en su coche y yo me fui con Berta. Nada más montarme en el coche me apoyé en el respaldo del asiento. Berta me miró fijamente antes de arrancar- Ahora que estamos solas... cuéntamelo todo.
Esbocé una sonrisa y desvié la mirada, avergonzada, mi amiga me señaló con el dedo- ¡Si ha pasado! ha pasado algo ¿Que tal?- me sonrió- ¿Estáis saliendo o solo ha sido un rollete?
Negué rotundamente con la cabeza y me apoyé con el codo en la ventanilla.
-¿Entonces no pasó nada?- me preguntó extrañada.
La miré fijamente y esbocé una sonrisa- No, no ha pasado nada.
-Pero ¿Por qué? si lo tenías a huevo. ¿No?
Me encogí de hombros y me apoyé de nuevo en la ventanilla, mi amiga se quedó mirándome unos instantes y después arrancó el coche, estuvimos un rato en silencio, hasta que ella volvió a sacar el tema.
-¿Y por qué no ha pasado nada?
Suspiré- Berta, porque no ha surgido...
Ella negó mirándo al frente, agarrando el volante con fuerza- Pero si ese yate hace todo el trabajo, si no ha pasado nada ha sido porque tu no has querido.
La miré molesta- O porque él tampoco ha puesto de su parte.
Berta sonrió yme miró por un momento alzando las cejas- Te gusta ¿Eh?
Hubo un silencio, en ese silencio relfexioné en todo lo que había pasado en el viaje pero Berta interrumpió en mis pensamientos.
-Tu a Carlos le gustas un montón- dejó caer y se formó otro silencio. La miré frunciendo el ceño. Ella asintió sin djar de mirar la carretera- No me lo ha dicho- hizo una pausa- pero se le nota en la mirada, en esa risa que le sale cuando está contigo o cuando habla de ti.
Agaché la cabeza y me mordí tímidamente el labio, no hice ningún comentario por lo que ella siguió hablando.
-Si- sentenció de una cabezada- le tienes loco... y yo diría que siente algo más fuerte por ti.
-¿Tu crees?- pregunté muerta de curiosidad.
-Te ha llevado a su preciado yate a los tres día de conocerte, eso no lo hace con todas.
Sonreí tímidamente y me quedé mirando por la ventanilla, estaba deseando llegar a casa, estaba muy cansada y necesitaba pillar la cama cuanto antes.
-¿Habéis dormido juntos?
Asentí- La primera noche si, porque mi colchón era muy incómodo.
-¿Y no ha pasado nada?- gritó ella.
Solté una carcajada- ¡Que no, pesada!
Asintió varias veces y se quedó pensativa- Ya sé lo que pasa.
Le miré interesada.
-Pasa que Carlos está plenamente colado por tí, quiere ir en serio de verdad y tiene miedo a lanzarse y estropear las cosas.
Alcé las cejas y sonreí de lado- ¿Seguro que es eso?
-yo creo que sí, conozco a Carlos.

A la mañana siguiente, al abrir los ojos vi que había tenido una manera bastante rara de dormir, ya que tenía todas las sábanas revueltas. me froté los ojos y miré la hora, las once y media de la mañana. Me desperecé y cogí el móvil "Increíble fin de semana a tu lado, estoy deseando volver a repetir, gracias por ser como eres"
Una enorme sonrisa me vino a la boca, era tan mono... tan atento.
Organicé mi maletea y vi que se me había colado una camiseta de Carlos, la cogí y la miré, sin ser consicente la olí, respirando profundamente, aquello parecía un anuncio de suavizantes.
Abrí los ojos y volví a oler la camiseta, esta vez con menos intensidad que antes, olía a él y me encantaba ese olor, podría estar oliendo aquella camiseta durante el resto de mi vida y no me cansaría.
Le envié un mesaje diciéndole que tenía su camiseta, era una buena excusa para volver a verle, pero me dijo que ese día le era imposible pasar a recogerla.
En ese momento, Berta llamó al timbre, no me la esperaba y me pilló con su camiseta en la mano, al verla me miró extrañada.
-¿Que significa eso? ¿Está aquí?
-¿Esto? que... se ha colado una camiseta de Carlos en mi maleta.
Ella asintió- Y ¿que haces con ella en la mano?
-Me acabo de dar cuenta y la he cogido.
-Ya...- dijo con una sonrisa, sin creérselo mucho- ¿Que tal has dormido?
Asentí- Bien, he descansado bastante.
Berta sonrió de lado y agachó la cabeza- lo que son las cosas, un día conoces a Carlos en mi fiesta y os volvéis amigos.
-Pues sí, para que veas- hice una pausa- supongo que si hubieran ido los del equipo del programa, esto no hubiera pasado.
Berta me miró a los ojos- amiga ¿Estás feliz?- abrió los brazos.
-Muy feliz- me tiré a abrazarla fuertemente, en ese momento el corazón me dio un vuelco, fue como si en cuestión de un segundo hubiera puesto en su sitio todos mis sentimientos y ya lo tuviese muy claro.

Continuará...

17 de mayo de 2012

Capitulo 12 "Los padres de él"

Capitulo 12 "Los padres de él"


Sin darnos cuenta, acabamos con la botella de vodka, ambos íbamos muy contentillos y no parábamos de decir tonterías y reírnos por todo. Carlos tenía las mejillas coloradas y reconozco que así estaba muy mono, se puso ese gorrito amarillo que tan bien le quedaba y me enseñó la botella.
-¡Borracha! te lo has bebido todo.
Me señalé el pecho- ¿Yo? ¿que dices? si has sido tu... el que decía que no bebía.
Él sonrió- Cuando tengo que conducir no me emborracho.
Le miré con los ojos entornados- Tienes que conducir este cacharro
Nuestras miradas se quedaron congeladas por un momento- ¿Este cacharro?- empezó a hacerme cosquillas, yo intentaba apartarle las manos, pero no podía- ¿Como te atreves a llamar a esta preciosidad cacharro?- tras decir esto paró de hacerme cosquillas, le miré esbozando una sonrisa.
-Lo siento, no quería decir eso- miré al mar- mira, un tiburón- dije bromeando.
Como dos tontos nos asomamos por la barandilla, nos quedamos mirando al mar por unos instantes y Carlos esbozó una sonrisa.
-Que tonta eres- dijo negando rotundamente con la cabeza- aquí no hay tiburones- nos miramos- aquí el único que hay está a bordo y es este- se echó mano al paquete. Cerré los ojos sonriente y le di un golpe en el hombro.
-¡oh tío, eres un guarro!
Él alzó las cejas- Yo tengo un tiburón, tu tienes una almeja...
Volví a golpearle en el hombro- Deja de decir esas cosas, estoy borrachilla pero eso no quiere decir que me agrade escucharte hablar de tu...- me señalé con la mano ahí abajo. Mientras le hablaba, él me asentía con una sonrisa, no me estaba escuchando, cuando vio que me callé, hablé él.
-Tienes unos ojos preciosos.
Agaché la cabeza, parecía qeu el alcohol me estaba bajando, al menos a mí- tu también tienes unos ojazos.
Él sonrió y dejó de mirarme, fue retrocediendo pasos hasta que se fue a la otra punta del yate, ambos nos sentamos cada uno en un extremo. De vez en cuando le miraba y veía que estaba cabizbajo, frotándose la cara con las manos, como intentando que se le pasaran los efectos del alcohol.
-¡Eh!- le dije pasado un buen rato. Carlos me miró- ¿Estás bien?
Simplemente se limitóa asentirme con la cabeza.
-¿De verdad estás bien?
Agachó la cabeza y suspiró, así que decidí ir a sentarme con él.
Le pasé una mano por su perfecta espalda y nos miramos a los ojos- ¿Estás bien?
Él esbozó una sonrisa y asintió- tranquila, sólo ha sido el bajón del alcohol... no estoy acostumbrado a beber.
Dejándome llevar le di un beso en la mejilla, me sorprendia a mi misma la confianza cogiendo con él.
-No sé para que hemos bebido tanto- dijo pensativo- parecemos dos adolesccentes.
Sonreí- digamos que se nos ha ido un poco de las manos... nos lo hemos pasado bien.
Al cabo de un rato, Carlos se levantó a por una pastilla, no se encontraba bien, al sacar la pastilla un preservativo salió disparado y acabó a mi lado. Lo miré esbozando una sonrisa y miré a Carlos, este se tiró a cogerlo muy nervioso. Nuestras miradas se cruzaron.
-Esto... esto lo llevaba aquí desde hace mucho- hizo una pausa- tanto que ni me acordaba- se rascó la cabeza- hace mucho que no uso este bolso- mintió.
Asentí lentamente, sin creerme una palabra y saqué mi alma de picarona, alcé una ceja- ¿Por qué no lo usaste?
La risa de Carlos era nerviosa y se encogió de hombros- Me sobró...
-¿Lo usarás?
Me miró fijamente-¿A que viene este interrogatorio?


Me levanté y me puse a su lado, este estaba con la pastilla en una mano y el preservativo en la otra, se lo quité en un gesto al que no pudo reaccionar, lo miré con una sonrisa- Bueno, dejaré que esta minuatura de...- miré el sabor- chocolate, siga descansando en las profundidades del bolsillo- lo guardé donde estaba y me fui a tomar el sol a la proa. Carlos me observó desde lo lejos, indeciso en si ir a hablar conmigo o no después de aquello. Decidió sentarse en una silla, puso los pies encima de la mesa y se quedó mirando como tomaba el sol, las ganas de ir a mi lado y empezar a besarme alocadamente eran demasiadas, y él mismo estaba extrañado, no sabía como no había podido pasar nada entre nosotros, si aquel momento era el perfecto, los dos solos, en medio de la nada, borrachos... pero algo le frenaba, algo ledecái que tenía que ir poco a poco conmigo, pero nunca le había costado tanto  declarar su amor a una mujer y mucho menos ir a besarla. Miraba mi cuerpo en silencio, yo no me daba cuenta, estaba medio dormida, allí se estaba agustísimo. Carlos se pasó una mano por la cara y siguió mirándome, pensando en miles de cosas, cosas que podían pasar y no pasaban. Ese día en el mar no dio para mucho mas, pusimos rumbo a la casa de Carlos, mientras hacíamos las maletas, pues ya volvíamos al día siguiente a Madrid, él me dijo que iba a pasar por casa de sus padres. Al esccuhar eso le miré horrorizada, al ver mi cara él sonrió.
-Tranquila, no tienes porque venir si no quieres.
Me mordí el labio pensativa y finalmente le miré con una sonrisa- Está bien, voy contigo, me hace ilusión conocer a tus padres.
La respuesta sorprendió a Carlos que me miró boquiabierto, me cogió y me dio un beso en la cabeza.
Los nervios empezaron a florecer en mi estómago cuando caminábamos a casa de sus padres. De repente Carlos se paró frente a la puerta de una casa y me miró- Aquí es- llamó al timbre. Al otro lado apareció una mujer no muy mayor.
-¡Cariñoooo!- gritó al verle y mientras le abrazaba se lo comió a besos -¿Como estas precioso?
-Muy bien, mamá ¿Que tal?
Ella asintió de un cabezazo y le acarició la cara- Que moreno te has puesto.
-Mira, esta es... Patricia, una amiga.
Su madre me miró boquiabierta- Hola monada- nos dimos dos besos y miró a Carlos- pero... ella es, la presentadora guapa de la sexta.
Carlos y yo soltamos una carcajada y nos miramos- Sí, es la presentadora guapa.
Su madre se puso las manos en el pecho- ¿Como iba a imaginar que yo te iba a tener en mi casa?
Asentí- Ya ve, cosas de la vida.
-Háblame de tú, Patricia, no te preocupes...
Sonreí agradecida, aquella mujer era muy maja, me gustaba la gente así.
-Que gran programa el tuyo- me decía y miró a su hijo- ¿Estáis juntos?
Carlos abrió los ojos como platos- No- dijo casi en un grito- Somos amigos- me miró- hemos venido a navegar, pero ya nos vamos mañana.
-Que pena.
-Es que llevamos aquí todo el finde.
-No, no, que digo que qué pena que no estéis juntos- se dio la vuelta- venir ¿queréis tomar algo?
Carlos y yo nos miramos con una sonrisa- Pérdonala, algunos comentarios...
Negué- No importa, cosas de madres...
Nos sentamos en el sofá del salón y su madre no tardó en traerme una foto de cuando Carlos era pequeño.
-¡Que monada!- dije mientras Carlos se moría de vergüenza.
-¡Mamá, ya!- le exclamó al ver que iba a sacar el albúm de la primera comunión. Su madre le miró y se sentó junto a mi en el sofá.
-Perdón, a mi es que las visitas me vuelven loca- hizo una pausa- y más si son tan importantes como la de hoy.
Sonreí de lado- No digas eso, solo soy una mujer más.
Su madre me puso una mano en la rodilla- Eres un tesoro- miró a su hijo- ¿Que tal todo por Madrid?
-Muy bien, el trabajo bien y... haciendo amigos nuevos- me miró con una mirada que consiguió ponerme nerviosa.
-Buenos amigos- dijo su madre. Carlos asintió- ¿Como os conocísteis?
-Gracias a Berta- contestó él- en la fiesta de su cumpleaños.
-Andaaa Bertita ¿Como está?
Ambos asentimos y su madre me miró- ¡Está genial, no para de currar de un sitio a otro, está feliz!- contesté.
-Sigue como siempre.
-Dile que tengo muchas ganas de volver a verla, que se venga un día.
Él asintió y me miró de una manera algo inquieta, aunque yo no lo noté.
-Hombre, ya ha llegado la nenaza de la casa- de repente su padre entró en el salón, le estrechó la mano a su hijo- ¡Anda que sorpresa, la rubia de la sexta!- miró a su mujer- ¿te has comprado una tele en 3D?
Su mujer sonrió- Dale dos besos, anda.
-Encantada- le dije tras darle dos besos. Carlos negó con una sonrisa en la boca.
-Tan bromista como siempre.
-¿Eres... oficialmente mi nuera?- dijo señalándome con el dedo.
Le miré un moemento y después miré a Carlos, me había desconcertrado la pregunta y no sabía porque, pero en 2 seg se me pasaron miles de cosas por la cabeza.


Continuará...

Primer post de Patricia en su blog


Patricia ha puesto su primera entrada y la verdad es que este blog promete demasiado. ¿Por qué? te preguntarás. ¡Por todo! por las fotos, porque escribe ella de primera mano, porque nos cuenta sus cosas, porque comparte fotos, videos... La verdad es que es un blog muy goloso y me atrevo a decir que mejor que el primero. Si todos los post son así, está claro que será un gran blog ¿Que digo un gran blog? ¡El mejor blog!  Si queréis visitarlo, que debéis de hacerlo. Aquí os dejo el link. Pinchar en el nombre El Mundo de Patricia Conde
Han renovado, han puesto otra foto diferente en el lateral y han cambiado la cabecera. Mucho más bonito ahora. 

Os propóngo que si queréis hablar sobre este tema en twitter, uséis el hastag #PatriBlog ;)

Aquí os dejo las fotos del vídeo. Espero que os guste. ¡Un beso a todos!

13 de mayo de 2012

Capitulo 11 "Huelo a ti"

Capitulo 11 <Huelo a ti>

Subí al yate y me quité el salvavidas, no quise coger la toalla, me tumbé al sol para secarme. Carlo se observaba desde el agua, aunque yo no me sentía observada. Él se sumergió en el agua dejandola a la altura de los ojos. Me desperecé y sonreí, estaba tan bien allí, era una paraiso increíble.
-¡Sirena!- me gritó. Le miré divertida y él volvió a sumergirse dejando el agua a la altura de los ojos. Me acomodé de nuevo. Carlos subió al yate y se quitó el salvavidas, me quedé mirándole fijamente, procurando que no se me callera la baba, el agua le chorreaba y el pelo mojado le hacía mucho más atactivo. Me mordí tímidamente el labio, viendo como las gotas le resbalaban por su torso desnudo, en ese mometno me miró y traté de disimular, aunque creo que me pilló mirandole con deseo.
-¿Que tal lo estás pasando?
Sonreí y le miré a los ojos- Bastante bien, sí.
Él se sentó a mi lado- Me alegro mucho- me quitó con dulzura una gota de agua que tenía en el hombro- me encanta que hayamos conectado tan rápido y así de bien.
Asentí tímidamente.
-Berta me hablaba maravillas de ti y por ella me enganché al programa- me miró- ¡que bien lo hacías!
Le miré nerviosa- Gracias- agaché la cabeza- una pena que todo terminase.
Carlos me puso una mano en la espalda- Todo lo bueno se acaba.
-Es cierto- hice una pausa- este día se va a acabar- dije casi sin penas. Él me miró con los ojos abiertos como platos y esbozó una gran sonrisa. Hubo un momento de silencio, pero no era un silencio incómodo.
-Podemos volver mañana- me miró- tenemos todo el finde.
Asentí- Claro, daría lo que fuera por volver a repetir esto.
Sin saber porque terminamos hablando de lo que nos gustaría hacer con nuestra vida en un futuro.
-¿uno de tus sueños?- me preguntó mirando al horizonte.
Me quedé pensativa por unos segundos y después le miré sonriente- Colgar un candado con mi nombre y el de la persona a la que ame en el pont des arts, Paris.
Carlos se sorprendió por la respuesta y alzó las cejas- Que curioso.
Perdí la mirada en el mar, imaginándome como sería ese momento- Me encantaría hacerlo, me parece muy bonito simbolizar tu amor eterno de esa manera.
Él asintió- La verdad es que estaría muy bien hacer eso...- asintió varias veces y nos miramos unos segundos a los ojos y con timidez dejamos de mirarnos a la misma vez.

Mientras hablabamos de aquello el sol se escondió y Carlos y yo nos vestimos, pues la brisa del mar empezaba a molestar. Desgraciadamente, aquel día perfecto estaba llegando a su fin, Carlos puso rumbo al puerto. Al llegar, recogimos todo y andando tranquilamente nos fuimos a su casa.
-Estoy cansado- me comentó.
Le miré sonriente- El mar agota.
En su casa, lo ordenamos todo y preparamos algo de cena y nos lo tomamos en la cocina, ambos estábamos cansados y a las once ya ibamos a meternos en la cama. Me metí en esa habitación que no era muy acojedora y me puse el pijama, al salir al pasillo me crucé con Carlos, nos miramos de arriba a abajo y automáticamente me tiré a sus brazos y le di un apretado beso en la mejilla- Buenas noches.
-Buenas noches guapa, descansa.
Abrí la puerta de mi habitación, iba al baño pero tras encontrarme con Carlos se me olvidó y me volví a meter en la habitación, antes de cerrar la puerta, Carlos puso la mano para que no se llegase a cerrar.
-Oye, ¿De verdad que no quieres que duerma yo aquí?
Sonreí- que no, que ya estoy instalada aquí, gracias, buenas noches- cerré la puerta y me tumbé en la cama, la verdad es que aquel colchón era muy incómodo, pero me daba igual, ahora no iba a ir a decirle que se cambiase.
Traté de dormir, pero no pude, ese maldito colchón estaba acabando con mi espalda, llevvaba dos hroas dando vueltas en la cama, los ronquidos de Carlos sonaban en su cuarto, decidida, me levanté.
Abrí sigilosamente l a puerta y me asomé a su habitación. Carlos dormía placidamente, tapado con una fina sábana. Gateé por encima de su cama y me senté al lado de él, esta no se dio cuenta de mi presencia, me acerqué a su oído.
-¡Carlos!- le llamé en un susurro- ¡Carlos!- este se desperezó un poco y al notar a alguien a su lado abrió los ojos, al verme allí sentada mirándome, sonrió.
-¿Que pasa?
Sonreí- ¿Me puedo acostar contigo?
Carlos alzó las cejas al escuchar esa pregunta- ¿Que? ¿Como dices?
Solté una carcajada al entender que lo había sacado de contexto la pregunta- Que si puedo dormir aquí, aquel colchón me está matando.
-aaaah- dijo disgustado- claro, claro, duerme aquí.
Me acosté junto a él y me tapé con la sábana. Él me miró con una sonrisa, sintió ganas de empezar a acariciarme pero no lo hizo.
Cerré los ojos e intenté dormir, pero sentir a Carlos ahí al lado no me dejaba coger el sueño, al abrir los ojos me encontré a Carlos muy cerca, mirandome sonriente en la oscuridad de la habitación, por un momento no sabía que estaba haciendo allí, en la cama de un casi extraño que me miraba con una mirada fuera de lo normal. Las palabras de mi amiga llegaron de nuevo a mi mente "En ese viaje caes" "Es que es un chulazo". Cerré los ojos fuertemente al recordarla, traté de dormir, de repente su pie rozó con el mío, no abrí los ojos, fingí que no me importaba, pero su fría mano se posó en mis caderas.
"Madre del amor hermoso"- pensé sin abrir los ojos, no quería abrirlos y no sabía porque, quizá era la curiosidad de lo que me iba a hacer a continuación.
Lentamente fue deslizando su mano, subiendo por mi cuerpo hasta llegar a mi hombro, allí dejó la mano posada y de repente escuché un ronquido, abrí los ojos de repente y sonreí. Estaba dormido, no había sido consciente de poner su mano en mi cadera.
-Joder ¿Como se puede dormir tan rápido?- pensé- ya podría haber sido queriendo.
 Antes de darme cuenta me había quedado dormida.

Los primeros rayos de sol entraron por la ventana, me sentí acorralada, como inmovilizada, abrí lentamente los ojos, Carlos me estaba abrazando, dormía profundamente, intenté quitármelo de encima poco a poco, pero pesaba mucho. Me acomodé y me puse boca arriba, en ese momento Carlos se movió e inconscientemente puso una mano sobre mi pecho, le miré sonriente y se la aparté, en ese momento se despertó y me miró sonriente.
-Lleva cuidado, a ver donde pones la mano- fue lo primero que le dije al ver que abría los ojos. Él me miró a ver donde tenía la mano, al no ver nada sospechosos frunció el ceño.
-Me has tocado una teta- le dije con una sonrisa y sin dejar de mirarle a los ojos.
Él se quedó embobado por unos instantes- Ojalá todos los despertares fueran así
- ¿Tocándome una teta?- bromée.
Él negó- A tu lado.
Al escuchar en el tono que lo dijo, la sonrisa se me borró de la boca y nos miramos fijamente a los ojos, no me esperaba que me fuera a decir algo así, quizá aún estaba algo dormido. Nerviosa me bajé de la cama y me fui a mi habitación a vestirme, justo cuando iba a salir a la cocina, el móvil me sonó. Lo busqué en mi bolso,  era un mensaje de Berta.
"Amiga, ¿Como te va tu fin de semana alocado? ¿Ya te has tirado a Carlos? espero que tengas un bonito día, disfruta y póntelo, pónselo"
Sonreí al leer aquello y guardé el móvil sin contestarle, al salir a la cocina, Carlos ya tenía el desayuno preparado. Le miré sorprendida y nos sentamos a desayunar mientras hablábamos de cómo sería nuestro día.


Al volver a subir a ese yate me dio un vuelco el corazón, pasaron tantas cosas el dái anterior, me lo pasé tan bien que repetiría aquel momento infinitas veces. Carlos arrancó y fuimos al sitio donde iba siempre, mientras conducía se olió la ropa y una amplia sonrsia se le dibujó, me miró sin borrar esa preciosa sonrisa.
-Huelo a ti- dijo sin más. Desvié la mirada, muerta de vergüenza- como hemos dormido juntos...
No le contesté a aquello, últimamente me estaba diciendo muchas indirectas y aquello no me gustaba, no por nada, si no porque me inquietaba.
-Bonito bikini- me dio al ver que me quitaba la ropa y lleva uno diferente.
-Gracias- me puse el pelo tras la oreja al ver que no dejaba de mirarme. Aquella tensión empezó a no gustarme, y lo malo es que estábamos sólos en el yate, me fui a sentarme en la proa, pasando un poco de él, me puse las gafas, como para camuflar mi vergüenza, él me miraba a lo lejos y entendió que estaba molesta por todo lo que me había dicho, así qeu decidió controlarse. Se acercó a la nevera y se sentó a mi lado.
-¿Te apetece?- me preguntó tendiéndome un vaso. Le miré unos instantes y después agarré el vaso.
-Un poco temprano para beber de esto, pero vale, me apunto a tomar un trago.
Carlos sonriente me llenó el vaso de vodka y después se llenó el suyo.
-No suelo beber así porque sí, pero hoy me apetece- me miró alzando el vaso- por ser el último día que tu y yo vamos a estar aquí, en este yate- brindamos y dimos un sorbo.
-Espero que no sea la última vez- le dije tras dar un trago a mi copa.
Él alzó una ceja- Estoy seguro de que no lo será.
Volvi a disfrutar de un trago de la que no sería mi última copa...


Continuará...