Estas fotos pertenecen al blog de Patri.

13 de mayo de 2012

Capitulo 11 "Huelo a ti"

Capitulo 11 <Huelo a ti>

Subí al yate y me quité el salvavidas, no quise coger la toalla, me tumbé al sol para secarme. Carlo se observaba desde el agua, aunque yo no me sentía observada. Él se sumergió en el agua dejandola a la altura de los ojos. Me desperecé y sonreí, estaba tan bien allí, era una paraiso increíble.
-¡Sirena!- me gritó. Le miré divertida y él volvió a sumergirse dejando el agua a la altura de los ojos. Me acomodé de nuevo. Carlos subió al yate y se quitó el salvavidas, me quedé mirándole fijamente, procurando que no se me callera la baba, el agua le chorreaba y el pelo mojado le hacía mucho más atactivo. Me mordí tímidamente el labio, viendo como las gotas le resbalaban por su torso desnudo, en ese mometno me miró y traté de disimular, aunque creo que me pilló mirandole con deseo.
-¿Que tal lo estás pasando?
Sonreí y le miré a los ojos- Bastante bien, sí.
Él se sentó a mi lado- Me alegro mucho- me quitó con dulzura una gota de agua que tenía en el hombro- me encanta que hayamos conectado tan rápido y así de bien.
Asentí tímidamente.
-Berta me hablaba maravillas de ti y por ella me enganché al programa- me miró- ¡que bien lo hacías!
Le miré nerviosa- Gracias- agaché la cabeza- una pena que todo terminase.
Carlos me puso una mano en la espalda- Todo lo bueno se acaba.
-Es cierto- hice una pausa- este día se va a acabar- dije casi sin penas. Él me miró con los ojos abiertos como platos y esbozó una gran sonrisa. Hubo un momento de silencio, pero no era un silencio incómodo.
-Podemos volver mañana- me miró- tenemos todo el finde.
Asentí- Claro, daría lo que fuera por volver a repetir esto.
Sin saber porque terminamos hablando de lo que nos gustaría hacer con nuestra vida en un futuro.
-¿uno de tus sueños?- me preguntó mirando al horizonte.
Me quedé pensativa por unos segundos y después le miré sonriente- Colgar un candado con mi nombre y el de la persona a la que ame en el pont des arts, Paris.
Carlos se sorprendió por la respuesta y alzó las cejas- Que curioso.
Perdí la mirada en el mar, imaginándome como sería ese momento- Me encantaría hacerlo, me parece muy bonito simbolizar tu amor eterno de esa manera.
Él asintió- La verdad es que estaría muy bien hacer eso...- asintió varias veces y nos miramos unos segundos a los ojos y con timidez dejamos de mirarnos a la misma vez.

Mientras hablabamos de aquello el sol se escondió y Carlos y yo nos vestimos, pues la brisa del mar empezaba a molestar. Desgraciadamente, aquel día perfecto estaba llegando a su fin, Carlos puso rumbo al puerto. Al llegar, recogimos todo y andando tranquilamente nos fuimos a su casa.
-Estoy cansado- me comentó.
Le miré sonriente- El mar agota.
En su casa, lo ordenamos todo y preparamos algo de cena y nos lo tomamos en la cocina, ambos estábamos cansados y a las once ya ibamos a meternos en la cama. Me metí en esa habitación que no era muy acojedora y me puse el pijama, al salir al pasillo me crucé con Carlos, nos miramos de arriba a abajo y automáticamente me tiré a sus brazos y le di un apretado beso en la mejilla- Buenas noches.
-Buenas noches guapa, descansa.
Abrí la puerta de mi habitación, iba al baño pero tras encontrarme con Carlos se me olvidó y me volví a meter en la habitación, antes de cerrar la puerta, Carlos puso la mano para que no se llegase a cerrar.
-Oye, ¿De verdad que no quieres que duerma yo aquí?
Sonreí- que no, que ya estoy instalada aquí, gracias, buenas noches- cerré la puerta y me tumbé en la cama, la verdad es que aquel colchón era muy incómodo, pero me daba igual, ahora no iba a ir a decirle que se cambiase.
Traté de dormir, pero no pude, ese maldito colchón estaba acabando con mi espalda, llevvaba dos hroas dando vueltas en la cama, los ronquidos de Carlos sonaban en su cuarto, decidida, me levanté.
Abrí sigilosamente l a puerta y me asomé a su habitación. Carlos dormía placidamente, tapado con una fina sábana. Gateé por encima de su cama y me senté al lado de él, esta no se dio cuenta de mi presencia, me acerqué a su oído.
-¡Carlos!- le llamé en un susurro- ¡Carlos!- este se desperezó un poco y al notar a alguien a su lado abrió los ojos, al verme allí sentada mirándome, sonrió.
-¿Que pasa?
Sonreí- ¿Me puedo acostar contigo?
Carlos alzó las cejas al escuchar esa pregunta- ¿Que? ¿Como dices?
Solté una carcajada al entender que lo había sacado de contexto la pregunta- Que si puedo dormir aquí, aquel colchón me está matando.
-aaaah- dijo disgustado- claro, claro, duerme aquí.
Me acosté junto a él y me tapé con la sábana. Él me miró con una sonrisa, sintió ganas de empezar a acariciarme pero no lo hizo.
Cerré los ojos e intenté dormir, pero sentir a Carlos ahí al lado no me dejaba coger el sueño, al abrir los ojos me encontré a Carlos muy cerca, mirandome sonriente en la oscuridad de la habitación, por un momento no sabía que estaba haciendo allí, en la cama de un casi extraño que me miraba con una mirada fuera de lo normal. Las palabras de mi amiga llegaron de nuevo a mi mente "En ese viaje caes" "Es que es un chulazo". Cerré los ojos fuertemente al recordarla, traté de dormir, de repente su pie rozó con el mío, no abrí los ojos, fingí que no me importaba, pero su fría mano se posó en mis caderas.
"Madre del amor hermoso"- pensé sin abrir los ojos, no quería abrirlos y no sabía porque, quizá era la curiosidad de lo que me iba a hacer a continuación.
Lentamente fue deslizando su mano, subiendo por mi cuerpo hasta llegar a mi hombro, allí dejó la mano posada y de repente escuché un ronquido, abrí los ojos de repente y sonreí. Estaba dormido, no había sido consciente de poner su mano en mi cadera.
-Joder ¿Como se puede dormir tan rápido?- pensé- ya podría haber sido queriendo.
 Antes de darme cuenta me había quedado dormida.

Los primeros rayos de sol entraron por la ventana, me sentí acorralada, como inmovilizada, abrí lentamente los ojos, Carlos me estaba abrazando, dormía profundamente, intenté quitármelo de encima poco a poco, pero pesaba mucho. Me acomodé y me puse boca arriba, en ese momento Carlos se movió e inconscientemente puso una mano sobre mi pecho, le miré sonriente y se la aparté, en ese momento se despertó y me miró sonriente.
-Lleva cuidado, a ver donde pones la mano- fue lo primero que le dije al ver que abría los ojos. Él me miró a ver donde tenía la mano, al no ver nada sospechosos frunció el ceño.
-Me has tocado una teta- le dije con una sonrisa y sin dejar de mirarle a los ojos.
Él se quedó embobado por unos instantes- Ojalá todos los despertares fueran así
- ¿Tocándome una teta?- bromée.
Él negó- A tu lado.
Al escuchar en el tono que lo dijo, la sonrisa se me borró de la boca y nos miramos fijamente a los ojos, no me esperaba que me fuera a decir algo así, quizá aún estaba algo dormido. Nerviosa me bajé de la cama y me fui a mi habitación a vestirme, justo cuando iba a salir a la cocina, el móvil me sonó. Lo busqué en mi bolso,  era un mensaje de Berta.
"Amiga, ¿Como te va tu fin de semana alocado? ¿Ya te has tirado a Carlos? espero que tengas un bonito día, disfruta y póntelo, pónselo"
Sonreí al leer aquello y guardé el móvil sin contestarle, al salir a la cocina, Carlos ya tenía el desayuno preparado. Le miré sorprendida y nos sentamos a desayunar mientras hablábamos de cómo sería nuestro día.


Al volver a subir a ese yate me dio un vuelco el corazón, pasaron tantas cosas el dái anterior, me lo pasé tan bien que repetiría aquel momento infinitas veces. Carlos arrancó y fuimos al sitio donde iba siempre, mientras conducía se olió la ropa y una amplia sonrsia se le dibujó, me miró sin borrar esa preciosa sonrisa.
-Huelo a ti- dijo sin más. Desvié la mirada, muerta de vergüenza- como hemos dormido juntos...
No le contesté a aquello, últimamente me estaba diciendo muchas indirectas y aquello no me gustaba, no por nada, si no porque me inquietaba.
-Bonito bikini- me dio al ver que me quitaba la ropa y lleva uno diferente.
-Gracias- me puse el pelo tras la oreja al ver que no dejaba de mirarme. Aquella tensión empezó a no gustarme, y lo malo es que estábamos sólos en el yate, me fui a sentarme en la proa, pasando un poco de él, me puse las gafas, como para camuflar mi vergüenza, él me miraba a lo lejos y entendió que estaba molesta por todo lo que me había dicho, así qeu decidió controlarse. Se acercó a la nevera y se sentó a mi lado.
-¿Te apetece?- me preguntó tendiéndome un vaso. Le miré unos instantes y después agarré el vaso.
-Un poco temprano para beber de esto, pero vale, me apunto a tomar un trago.
Carlos sonriente me llenó el vaso de vodka y después se llenó el suyo.
-No suelo beber así porque sí, pero hoy me apetece- me miró alzando el vaso- por ser el último día que tu y yo vamos a estar aquí, en este yate- brindamos y dimos un sorbo.
-Espero que no sea la última vez- le dije tras dar un trago a mi copa.
Él alzó una ceja- Estoy seguro de que no lo será.
Volvi a disfrutar de un trago de la que no sería mi última copa...


Continuará...
 

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