Estas fotos pertenecen al blog de Patri.

10 de mayo de 2012

Capitulo 10 "La sirenita"

Capitulo 10 <La sirenita>

Me había dormido mientras tomaba el sol, al despertar vi a Carlos tumbado a mi lado, apoyándose con el codo, mirándo fíjamente como dormía. Sonreí al ver lo que hacía, a la vez que me morí de vergüenza.
-¿Que haces?
Él sonrió- Me gusta mirar a la gente mientras duerme.
Mi pregunta era ¿A la gente? ¿En general? ¿Aquello era verdad o... me había mentido y solo le gustaba mirarme a mi? Me incorporé apoyándome sobre mis manos, miré el increíble paisaje que teníamos a nuestro al rededor y respiré hondo.
-¿Te apetece comer algo?
Me encogí de hombros- Vale... no sé que has traído.
-Cosas varias- dijo levantándose- un bol con ensalada, pasta, bocadillos- me decía meintras sacaba cosas de la bolsa. Me levanté y fui con él, cogí el bol de ensalada y le miré alzando una ceja.
-¡Chico sano!- dije mostrándole el bol.
Carlos asintió con una sonrisa de lado- también tengo ensaladilla- sacó otro bol y tenedores.
-Has traído de todo, que bien te lo montas.
Él sonrió- He pasado muchas horas aquí solo, sé lo que es bueno para comer aquí.
Asentí varias veces y le pasé una mano por la espalda, acariciándola, él me miró de reojo y me bajó cariñosamente la gorra. Sonreí y volví a subírmela, poniéndomela bien.
-¿Preparamos la mesa y nos sentamos a comer?
-Sí, venga, que todo esto tiene una pinta...

Organizamos todo y nos sentamos a comer, uno en frente del otro, comer allí, en medio del mar, era lo más placentero del mundo, me encantaba, pues era como si estuvieramos solos en el mundo, el oleaje mecía el yate y la brisa nos acariciaba de vez en cuando. Además de las preciosas vistas del mar, tenía otra preciosa vista delante, que era él, sus ojos y su cuerpo. ¡Yo así no podía comer!
-¿Quieres más ensalada?- preguntó teniéndome el bol, pero yo entendí ¡O me besas o nada!
Fruncí el ceño y le miré fijamente- ¿Que?
-Que si quieres más ensalada.
Sonreí al ver que me había preguntado algo totalmente diferente y cogí el bol- Sí, gracias.
Cuando terminamos de comer, Carlos se tumbó a leer un libro, le miré desconcertada ¿Que hacía yo si él se ponía a leer? me senté a su lado y le miré mostrando intereés y le pregunté- ¿Que libro es ese?
Me mostró la portada- "El prisionero del cielo" se llama, está muy interesante.
Asentí- ¿Te falta mucho para terminar?
-Voy por la mitad- metió el separador y dejó el libro a un lado- mejor leo en otro momento.
Sonreí al verque había dejado el libro, miré al cielo y me quité su gorro que aún lo llevaba, lo dejé entre medias de los dos.
-¿Berta sabía que venías?
-Sí, se lo conté.
Carlos me miró de repente, con una sonrisa en la boca- ¿y que te ha dicho?
Encogí un hombro- Que nos lo pasemos bien.
Él fijó su mirada en el mar y después agachó la cabeza- Ella ha estado aquí muchas veces.
Le miré extrañada, no sabía porque pero saber eso me había molestado, no hice ningún comentario, dejé que siguiese hablando.
-os lo hemos pasado increíblemente bien- sonrió- como para no pasarlo bien con esa loca- me miró un momento- no para quieta, parece una niña pequeña y gasta contastantes bromas.
Asentí mordiéndome el labio disimuladamente. 
-Un día...- soltó una caracajada al pensar en lo que iba a decir- dijo que éramos piratas y que salíamos rumbo al mar a conseguir un tesoro... no paró de hacer bromas sobre eso en todo el día.
Sonreí de lado- Parece que realmente sois buenos amigos.
Él suspiró- Con ella me lo pasó como a tí, conectamos enseguida y nos hicimos grandes amigos.
-¿A ella también la trajiste al yate a los tres día de conocerla?- le pregunté molesta.
Carlos negó rotundamente- No, ella vino cuando ya teníamos mucha confianza, al mes y pico...
Asentí desviando la mirada al suelo, de repente vi que Carlos ponía su mano en mi rodilla, le miré y vi que estaba mirando atentamente algo. Fruncí el ceño.
-¿Pasa algo?
-Allí hay un barco parado, un poco más adelante.
Miré y divisé el barco, pero no vi nada raro- ¿Que pasa? estaran tomando el sol... como nosotros.
Él negó- no- hizo una pausa- creo que son paparazzis, he visto a uno con un obejito así- puso la medida con las manos. Me extrañé y observé el barco, yo no vi nada sospechoso.
-¿De verdad?
-Que sí, ahora lo han escondido porque estamos mirando.
Me llevé una mano a la cabeza- No me digas que nos van a fastidiar este bonito día.
Él me puso una mano en el hombro y clavó su mirada en la mía de tal forma que sentí un escalofrío- Eso nunca.
Sonreí de lado- Bueno, pasa de ellos... que vendan las exclusivas que quieran.
-No quiero que hagan eso- miró al barco- no quiero que toda españa sepa que lo que hago y con quien.

Alcé las cejas y sin pensarlo empecé a acariciarle el pelo, estaba enfadado y pude comprobar que me encantaba lo guapo que se ponía al enfadarse.
Se levantó de repente- Voy a acercarme a ellos- puso el motor en marcha y pegó tanto el yate al otro que podía pasar de uno a otro sin problemas.
Enfadado, se apoyó en la barandilla y les miró- Buenas tardes- les dijo subiéndose las gafas de sol.
-Hola
-¿Se puede saber que están haciendo?
Todos los que estaban en el barco se miraron entre ellos- Pues... aquí... lo mismo que tu, disfrutar del mar.
Yo estaba allí sentada, muriéndome de vergüenza.
Carlos negó- Paparazzis ¿verdad?- apretó la mandíbula con rabia- les he visto hacernos fotos.
-No, no... nosotros nos somos...
Carlos le interrumpió- ¿y ese objetivo que habéis escondido debajo de esa manta?
Uno de ellos la tapó con disimulo.
-¡No me lo escondas! ¡Hay tenéis todo!
Ninguno le respondía.
-Si veo que se publica alguna foto que nos habéis hecho a Patricia y a mi, vais a tener problemas- volvió a ponerse las gafas- ¡Buenas tardes!- arrancó de nuevo el motor y nos fuimos a nuestro sitio.
Cuando se sentó a mi lado, me miró- ¿He actuado bien?
Me encogí de hombros- No sé Carlos, creo que las van a publicar igualmente y además van a decir que eres un estúpido.
-Me da igual, como publiquen alguna les hundo- se quedó observando el barco y sonrió al ver que se iban- ¿Ves? se van, eran paparazzis, como les he dicho eso, se van.
Sonreí de lado y suspiré- ¿Que te parece si nos damos un baño?
-Claro- se levantó y fue a por unos salvavidas. Me tendió uno, le miré extrañada.
-Oye, que yo sé nadar.
Él soltó una carcajada- Póntelo, es lo más seguro, por lo que pueda pasar.
Lo cogí y me lo puse, mientras yo estaba intentando atármelo bien, él se lo puso en dos segundos y saltó desde el yate al agua. Sonreí al ver que se había tirado de aquella manera. Él empezó a salpicarme.
-¡Vamos tortuguita!
Le miré entornando los ojos- Como se nota que tu estás acostumbrado a atarte esta cosa.
Carlos sonrió- Venga rubia, que no hay que estudiar para eso.
Le miré haciéndome la enfadada- ¿A que salto sin esto y te parto la cara?- le dije divertida.
Él sacó su seductora sonrisa y se hizo el pelo hacía atrás, que con el agua, se le quedó para arriba.

Cuando conseguí atarme el maldito salvavidas, bajé lentamente por las escaleras al agua, estaba fría y me paré cuando me llegaba por la cintura.
-Salta, que no es para tanto.
Me tiré y nos miramos con una sonrisa en la boca.
-Vaya, que sirena mas preciosa me acabo de encontrar en el agua.
Me mordí el labio, razando para que no estuviera roja como un tomate.
-¿Me vas a enamorar con tu canto?
-Como te tenga que cantar para enamorarte.... te sangran las orejas
Carlos soltó una caracajada y se quedó embobado en mí, cos que me inquietó bastante- Me encanta tu sentido del humor, sirenita...

Continuará...

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