Estas fotos pertenecen al blog de Patri.

29 de abril de 2012

Capitulo 7 "No hay nadie"

AVISO: El contenido de esta historia NO es real, es totalmente ficticio, creado por y para los fans, para pasar un buen rato, leyendo historias de sus ídolos. Disfrutad!


Capitulo 7 <No hay nadie>

Al llegar con Berta, Carlos me miró sonriente y me quedé bloqueada por un momento. Estaba totalmente convencida de que había sido él quien me había dicho aquellas cosas. Berta nada más verme vino corriendo a darme un abrazo, la abracé sin ganas mientras miraba a Carlos por encima del hombro de mi amiga.
-¿Se te ha pasado ya la tontería?- me preguntó separándose de mi.
Fruncí el ceño- No es ninguna tontería Berta- esccuhar eso me dolió.
Carlos y yo nos miramos y fue él quien vino a darme un beso- Hola.
No le respondí, estaba fría con él, distante, no me transmitía buenas vibraciones después de lo que había pasado en casa. Me miró extrañado y retrocedió un paso- ¿Estás bien?- dijo poniéndome una mano en el hombro. Agaché la cabeza, tampoco le respondí a eso. Berta me cogió del brazo, miró a Carlos y le sonrió avergonzada, me apartó a un lado y en voz baja me dijo- ¿Estás loca? ¿Por qué no le haces caso? ¡Que te he dicho que él no tiene nada que ver!
Suspiré- No sé Berta, no leveo de la misma manera.
-Pues que se te meta en la cabeza que Carlos es un tipo estupendo e increíble, aparte de un trozo de pan- la noté molesta, demaisado. Nol e había gustado nada el gesto que había tenido con su amigo.
Me encogí de hombros- tu nunca me vas a entender porque no has vivido lo mismo que yo.
-Mira, fuera quien fuera él no tiene nada que ver. Punto.
Sonreí de lado y esta se fue con Carlos, enfadada. Carlos estaba tenso, no entendía nada pues Berta no se lo había contado. Mi amiga empezó a andar y él quedó allí observándome, le miré por un momento.
-¿Te pasa algo?
-Déjame en paz- tras decirle esto me fui detrás de Berta.
Berta se sentó en la terrazada de un bar, Carlos y yo nos sentamos también, habáimos ido siguiéndola en fila india sin hablar en todo el camino.
Nada más sentarnos el pobre Carlos pidió explicaciones, pues estaba completamente desconcertado. Berta y yo nos miramos, ella sabía que no quería que lo contara, pero lo hizo.
-Hay un hombre haciéndole putadas a Patricia que se parece a ti... y cree que eres tu-soltó.
Carlos y yo nos miramos, este se llevó unam ano al pecho- ¿yo? ¿Como voy a hacerte yo nada?
Berta asintió- Eso le he dicho yo.
-yo no te estoy haciendo nada- me dijo muy serio y un poco afectado- yo no soy así.
-Siento no haberte saludado antes- me disculpé sin mirarle a los ojos. Él cogió su cerveza- no importa.
El ambiente estuvo tenso todo el rato y yo apenas hablaba. Estaba pensativa, las imagenas de aquel hombre me venían continuamente a la cabeza y al mirar a Carlos estaba segura de que era él, y me estaba empezando a enfadar hasta conmigo misma. Decidí marcharme de allí.
Me levanté de repente en medio de una conversación que ellos dos estaban teniendo- Chicos me voy.
Ambos me miraron extrañados- ¿Como que te vas?- dijo Berta.
Asentí- Me voy, lo siento, tengo que irme- sin decir nada más cogí mi bolso y me marché de allí a toda prisa. Nada más volver la esquina vi a lo lejos sentado en unos escalones a aquel hombre que estaba segura de que era Carlos. Paré en seco, retrocedí unos pasos y comprobé que Carlos seguí sentado allí con Berta y allí estaba. Volví a mirar a aquel extraño hombre, seguí allí, cabizbajo. Con miedo me acerqué a él, no se movía, parecía pensativo.


-Hola- le dije con la voz temblorosa. Estaba nerviosa. El hombre ni se inmutó- ¿Puedo saber a que se debe tanta tonería conmigo?-Siguió sin mirarme, sin contestarme y de nuevo sentí aquel escalofrío que había sentido las demás veces- oye... que te estoy hablando... ¿Por qué me dices siempre lo mismo? primero me dices esas cosas y ¿ahora no quieres saber nada?
Un hombre que paseaba, se quedó parado y llevaba un buen rato ya mirando la escena. Le miré muy seria, odiaba a los cotillas como él.
-¿Con quien habla señorita?- me preguntó extrañado. Al esccuhar la pregunta me extrañé yo también.
-Pues con él.
El hombre negó  se acercó a mi- ¿Se encuentra bien?- me puso una mano en el hombro- ahí no hay nadie.
-¿Como que no? está...- miré y efectivamente allí no había nadie-pegué un grito y retrocedí unos pasos- pero... había un hombre...
-Le puedo asegurar que no.
Intenté respirar con normalidad y me senté en las escaleras- estoy bien gracias, puede irse.
Aquel hombre se fue y me dejó allí sentada, pensativa ¿Me estaba volviendo loca? ¿Que me estaba pasando? Al mirar a la barandilla pude leer en letras claras "No me dejes ir" me levanté corriendo, no entendía nada ¿que coño estaba pasando? anduve a paso rápido hasta mi casa, necesitaba tumbarme en la cama y dormir. Seguramente estaba falta de sueño, días atrás no había dormido bien.
Respiré hondo y me llevé una mano a la frente- sea lo que sea esto que está pasando, estoy muerta de miedo- me dije a mi misma y de repente, me quedé durmiendo. A la mañana siguiente, nada más despertar me encontré con un mensaje de Berta en el móvil. "Patri, de verdad no te emparanoies por socas sin importancia ¿Por qué te fuiste así?" me froté los ojos para ver mejor la pantalla del móvil y respondí "Me fui, lo necesitaba, me pasó algo muy raro, pero paso de contártelo puesto que dices que son tonterías y no me vas a ayudar" Me levanté y me vestí, cuando iba a salir de la habitación, el móvil sonó "Cuéntamelo anda, que te ayudaré por tonto que me parezca" dejé el móvil encima de la cama, no le contestaría, sbía que aquello me lo había dicho para que no me enfadase con ella, la conocía demasiado.
Mientras me hacía unas toastadas llamaron al timbre.
-¡oh, venga ya! está siendo todo igual... ahora será el doble de Carlos, me desmayaré...- decía mientras iba a abrir la puerta, cuando abrí la puerta me quedé bloqueada. Era Carlos- ¡No puede ser!
-Hola- dijo sonriente- ¿Puedo pasar?
-No, mejor dime lo de siempre y lárgate.
Él frunció el ceño- ¿Como? ¿que es lo de siempre? vengo a comentarte una cosa ¿Puedo?
-Sí, pasa- dije avergonzada por lo qeu había dicho antes. se paró delante de mi y le toqué el brazo como comprobando que era de verdad.
-Estas muy rara últimamente- dijo al ver que le tocaba.
Sonreí de lado- sí, lo siento es que...
Él me interrumpió- Necesitas salir- dijo sin más.
-Pues quizá.
Carlos asintió- Me rechazaste pero ¿quieres venir a Mallorca conmigo este fin de semana?
Le miré fijamente, dudosa- Me encantaría- dije finalmente.


Continuará...




27 de abril de 2012

Fotos de Patricia en la fiesta de Barcelona

Os dejo con estas fotos también de la fiesta de la tienda de ropa a la que Patricia fue el otro día en Barcelona. Espero que os gusten, siempre viene bien fotos como estas cuando está tanto tiempo ausente.

26 de abril de 2012

Patricia en la fiesta Tommy Hilfiger

Patricia estuvo ayer por la noche en en la fiesta de la tienda Tommy Hilfiger de Barcelona.  En la cual le han hecho una entrevista.

"Con unos shorts que quitarían el hipo, una camisita Tommy Hilfiger y la espléndida mirada risueña que la caracteriza, llegaba anoche Patricia Conde al evento. Los fotógrafos del photo call suspiraban de deseo y ella, mujer comprometida con asociaciones sin ánimo de lucro desde que empezó a ser famosa, posó durante diez minutos, para un lado, para otro, “Patrica mira aquí”, “Patricia ahora a la derecha”, “Patricia, qué buena estás. Tras saludar a media tienda, Patricia Conde subió las escaleras. La actriz y presentadora es una mujer muy tímida, aunque resulte difícil de creer algo así después de haberla visto durante años en su papel de ‘Sé lo que hicisteis…’ “Pero es que yo hacía justo lo que has dicho: un papel. Mira, yo desde pequeñita quería hacer lo que hago ahora. No sabía muy bien de qué forma enfocarlo, ni si iba a ser difícil o no conseguirlo. No sé si puse todo mi empeño, pero sí todo mi corazón. Yo veía una película de Cameron Díaz, por ejemplo, y sabía que quería hacer cosas bonitas, transmitir, divertir, protagonizar una obra de teatro o una serie. Eso no quita para que fuera la chica más tímida del mundo. Era gamberrilla, pero por ejemplo con los chicos me cortaba muchísimo. Y ya en las obras del colegio descubrí que en el escenario se me iba la timidez. Me sentía protegida, como si tuviera una coraza. Y entonces dije: esto es lo mío”, me contó Patricia Conde, en una esquinita de la tienda. 

A los 19 años Patricia llegó a Madrid detrás de su sueño, trabajar con Cristina Rota. El sueño lo cumplió pero después de un tiempo frenético, el tiempo que duró ‘El informal’, programa que entró en su vida casi por casualidad. Hizo un casting más por probar que para hacerse reportera, pero la eligieron, y de pronto se vio haciendo reporterismo de humor y creativo. Se hizo muy famosa, aprendió mucho, viajó por el mundo y se olvidó un poco de su vida. “Yo siempre he sabido que el ritmo vertiginoso es imposible llevarlo siempre, pues al final nos volveríamos locos. Hay que saber compaginar, saber parar, saber decir, ‘hasta aquí”, me explicó Patricia, y añadió que eso fue justo lo que hizo después de terminar con ‘Sé lo que hicisteis…’: descansar: “Lo necesitaba, y tenía clarísimo que después de cinco años era lo que quería. El pasado noviembre terminé el rodaje de ‘BuenAgente’ y desde diciembre no estoy delante de una cámara de televisión, pero hago otros trabajos fuera de la pantalla”.

¿No echas de menos la televisión?
La televisión me encanta, me divierte, me entusiasma. Como sé que va a llegar, ahora disfruto de mi momento de descanso. Pero sí, claro, tengo ganas de volver a la televisión, aunque no lo haría en todo ni a cualquier precio. Volveré con un proyecto que me entusiasme.

Si te llama Paolo Vasile y te ofrece un contrato millonario para presentar un programa tipo ‘Sálvame’, ¿qué le dirías?
Si ocurriera algo así yo hablaría con el señor Vasile y le diría, vamos a hacer las cosas bien. Le diría a Vasile, cuéntamelo y cuando termines, yo te diré lo que quiero. Si llegamos a un acuerdo, firmamos un contrato. Si no, pues no. Es tan fácil como eso.

Algunas guerras entre ‘Sé lo que hicisteis…’ y Telecinco fueron bastante fuertes. ¿Nunca te quitaron el sueño?
Era divertido. ¿No ves que era un juego?

Lo que no es un juego ni un invento lo de su inminente boda, como nos confirmó ella misma, que normalmente, por su confesa timidez, esquiva los asuntos amorosos con la habilidad de una serpiente. Pero con un poco de suerte, si el clima es cálido, te dirá: “Sí, me caso. Estoy enamorada y superfeliz. Como decía el anuncio, la vida compartida, es más”. Y es el momento en el que el periodista se da cuenta de cuánto brillan sus enormes ojos ahumados. Efectivamente, la mirada de Patricia Conde presenta indicios de enamoramiento. Por eso, y porque le da la gana, se casará con Carlos Seguí, un empresario muy apuesto que le ha hecho descubrir, entre otras muchas cosas, las maravillas ocultas de Palma de Mallorca.

¿Crees en el matrimonio como vínculo para toda la vida? ¿En eso que llaman los románticos Media Naranja?
Yo lo que sé es que me voy a casar. Y dentro de unos cuantos años, cuando tú y yo nos encontremos en otro lugar, te lo diré.

Pero dime una cosa, ¿te gustaría tener hijos?
Por supuesto. Me encantaría ser madre, tener dos o tres hijos. No ahora mismo, pero puede que sí dentro de dos años."

Y aquí os dejo con algunas fotos.








Y también os dejo un vídeo, atención a su cara cuando le hablan de la boda. ¡Mas mona!



25 de abril de 2012

Patri en "El armario de la tele"

Os dejo con estas bonitas fotos de Patri en "El armario de la tele" a mi me encantan. Seguro que a vosotros tambén.

23 de abril de 2012

Capitulo 6 "¿Una broma?"

AVISO: El contenido de esta historia NO es real, es totalmente ficticio, creado por y para los fans, para pasar un buen rato, leyendo historias de sus ídolos. Disfrutad!

Capitulo 6 ¿Una broma?

Estaba realmente nerviosa, le había dicho a Carlos que me iba a ir a Mallorca a pasear en su yate, parecía que me había dejado llevar por su atractivo físico. Esa tarde estaba dando vueltas por mi habitación, pensando bien en lo que le había dicho.
"Patricia ¿Como te vas a Mallorca con un tío al que has conocido hace dos días?" me prenguntaba una y otra vez. Y cada vez que me lo preguntaba lo veía más locura, así que decidí decirle que no, que lo dejábamos para otro día. Le envíe un mensaje y él me contestó diciendo que era una pena, que tenía unas ganas horribes de hacer ese viaje conmigo.
Me senté en el borde de la cama y suspiré llevándome las manos a la cara. Negué rotundamente y me tumbé sobre la cama.
-Es que no sé decir que no- me dije- pero no tengo porque irme con él, no le conozco- me pegué en la mejilla- Patricia, estás cambiando tu antes no eras así- me incorporé- Ojalá me ofrezcan ya algo para no estar más tiempo parada... me voy a volver loca.

Decidí ir a prepararme un café, me puse la radio de la cocina y apareció una canción que me gustaba. Preparé el café a ritmo de esa canción, tarareandola y bailando de aquí allá. De repente sonó el timbre de la puerta, fui a abrir y para mi sorpresa Carlos apareció delante de mi. Me froté los ojos, pues le veía mal, difuso. Fruncí el ceño- Carlos ¿Que haces aquí?
No me contestó, no tenía expresión estaba muy raro, volví a frotarme los ojos pues no parecía real- ¡Carlos!- le dije.
Él avanzó un paso y sentí un escalofrío- Cuando discutamos no me dejes ir...
-Pero... no entiendo nada- de repente un flash me vino a la cabeza, eso era justo lo que me había dicho aquel tipo en la calle hacía ya un año. Fruncí el ceño- ¿Eras tú aquel chico Carlos?
-No me dejes ir- repitió. Su voz era extraña. De repente sentí un escalofrío, me mareé y caí al suelo, no llegué a desmayarme, me agarré a la pared para no golpearme violantamente y al mirar al frente Carlos ya no estaba. Salí corriendo a la puerta pero no estaba por ningún sitio.
Me froté la cara y miré a todos sitios- ¡Joder, que fuerte! ¿Que coño está pasando aquí?- al oler el café, entré corriendo a casa y cerré la puerta de un portazo. No entendía lo que acababa de pasar, pero Carlos era un hombre muy extraño, él había sido quien me había dicho aquellas palabras en la calle mientras yo miraba un escaparáte, pero no entendía porque y sobre todo no entendía porque me había mentido en la fiesta, cuando le pregunté si ya nos habíamos visto antes y me dijo que no.
Empezaba a ser todo muy raro, lo que si estaba claro es que ya no miraría a Carlos con los mismos ojos, era un hombre muy siniestro.
Me llené la taza de café y me senté en la cocina a tomármelo, apagué la radio, no quería escuchar nada, solo quería divagar en mis pensamientos, intentar unir cabos o darle sentido a las cosas, pero era imposible.
Cogí el móvil y llamé a Berta, necesitaba escuchar su voz.
-¡Patriiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!-gritó al otro lado del teléfono.
Me lo tuve que separar de la oreja-No grites burra, que me vas a perforar el tímpano.
Ella soltó una carcajada- Dime loca.
-¿Loca yo?- me reí- escucha, me ha pasado una cosa rarísima
-¿Que ha pasado, Patri?- preguntó interesada.
Me froté la frente-Pues, estaba yo en mi cocina tan tranquila haciéndome un café.
-¿Estás tomando café sóla y no me llamas?- me interrumpió.
-¡Berta!- dije muy seria
-¡Perdón!
-Estaba haciéndome una café- continué hablando- y de repente han llamado al timbre de casa y era Carlos, pero estaba muy extraño y su voz no era su voz... me ha dicho exactamente lo mismo que hace un año me dijo aquel chico en la calle ¿Recuerdas?
-Sí
-Eso de que cuando discutamos no le deje ir...- resoplé- era él Berta, era Carlos aquel tipo
Hubo un momento de silencio.
-¿Está bien de la cabeza?- pregunté seriamente- porque es que ya me lo ha hecho dos veces, si es una broma no tiene gracia- hice una pausa- y lo más extraño es que me ha mareado y me he caído, cuando me he levantado ya no estaba-suspiré- de verdad Berta, es muy raro.
-Patri...- me interrumpió Berta- es imposible que Carlos haya ido a tu casa ahora mismo.
Desvié la mirada, extrañada- ¿Por qué?
-Porque está conmigo todo el día y que yo sepa a tu casa no hemos ido.

Al escuchar eso colgué sin decirle nada, me había dejado completamente bloqueada -¿Que coño está pasando aquí entonces?
Me dejé el café a medio, no me apetecía más, después de lo que había pasado se me habían quitado las ganas, fui al baño a echarme agua en la cara y sobre todo a comprobar si estaba despierta o todo era un sueño en el que me estaba volviendo loca. Me miré en el espejo, abrí el grifo, esperé a que mis manos se llanasen de agua y me la eché a la cara, volví a mirarme para ver como las gotas caían por mi cara.
-Esto es muy raro. Tengo miedo, no voy a negarlo.
Tenía miedo, sobre todo miedo a perder la cabeza, decidí salir a dar un paseo, el aire fresco me vendría bien, no me arreglé, no me llevé ni el bolso, simplemente las gafas de sol y algo de dinero por si pasaba algo. A lo lejos vi a una reportera que parecía esperarme, suspiré y me cambié de acera, no tenía ningunas ganas de pararme a hablar con ella. ¿Por qué siempre llegaban en el momento en el que peor estaba? intenté pasar desapercibida, pero me vieron por la otra acera y cruzaron corriendo.
-¡Patricia!- gritaba la reportera desde la otra punta de la calle. Aceleré el paso pero ellos cada vez estaban más cerca- Patricia unos minutitos por favor- me gritaba mientras llegaba a mi.
Yo andaba cabizbaja, tendría que ser simpática aunque no contestase a nada o me pondrían verde y me dedicarían unas cuantas palabras "cariñosas".
-Patricia ¿Que tal estás?- me preguntó andando a mi lado y algo fatigada.
-Muy bien, gracias ¿y tu?
La reportera pasó de mi pregunta, ella fue a lo que le interesaba realmente- ¿Hay alguien nuevo en tu vida?
Sonreí de lado- tengo un periquito- solté para hacer la gracia y aceleré aún más el paso.
-Veo que sigues teniendo sentido del humor, pero yo decía algún hombre que haya entrado en tu vida últimamente.
-Pues no- dije sin más.
-Se comenta que se te vio en una fiesta bailar con un chico bastante atractivo.
La miré, pero no dije nada.
-¿Algo más que una amistad con ese chico?
-¿Tu no bailas con tus amigos cuando estás de fiesta?

Tras esa pregunta a la reportera la dejé de una pieza, se quedó bloqueada- Sí, pero se comenta que entre vosotros hay algo más.
-Se comenta que tu y tu cámara os acostáis por las noches- dije sin pensar, la verdad es que estaba harta de escucharla y me estaba saliendo la mala leche oculta que llevaba.
La reportera me miró incrédula, frunciendo el ceño- Patricia perdona pero...
-¿Has visto que rápido es sacar un rumor a la luz?- sonreí- venga, buenas tardes- aceleré el paso y me fui, ellos dos se quedaron allí detrás, mirándose entre ellos, flipando con lo que les había dicho.
-Que tía más rara ¿No?- comentó ella y su compañero le asintió.
 Aceleré el paso hasta que llegué a una calle donde hay un montón de bares para tomar algo, pasé por allí, cabizbaja sin mirar a nadie, estaba pensando de nuevo en Carlos, en lo que había pasado, si Carlos no había sido porque estaba con Berta ¿Quien era ese hombre? ¿Su doble?
Cogí el móvil muerta de curiosidad y llamé a Berta de nuevo- Oye ¿Carlos tiene algún hermano gemelo?
Mi amiga soltó una carcajada-Que va tía.
-¿Quien coño era el que ha llamado a mi puerta esta tarde?
-No lo sé Patri... pero no te montes películas, que cuando te emparanoias eres la pera...
Negué- Berta, que ha sido muy raro, que me he mareado y todo y es que ese hombre era igualito que Carlos-hice una pausa- oye, no me estaréis gastando una broma pesada
-Que no Patri, de verdad, nosotros no hemos sido ¿Por qué no dejas ya el tema y te vienes con nosotros?
Resoplé- ¿Dónde estáis?
Me dio la dirección y decidí ir y hablar con ellos, sobre todo verle la cara a Carlos pues estaba totalmente convencida de que todo se trataba de algo suyo y que quería llegar a algún sitio con aquella estúpida broma.


Continuará...

Fotos nuevas de Patri

¡Amigos! os dejo con unas fotos recientes de nuestra querida Patri, así la extrañamos menos...
Son de Poéte. De momento no hay más. ¿Que decir de las fotos? simplemente espectaculares. Ya era hora de que llegaran noticias, así al menos la vemos que está muy desaparecida y se la echa de menos un montón. Aquí os dejo las fotos, la de rosa me gusta mucho, le sienta muy bien ese rosa con el color de pelo tan bonito que se ha puesto. ¡Que guapa que está! ¿Eh?

 

18 de abril de 2012

Capitulo 5 "¿Vienes conmigo?"

AVISO: El contenido de esta historia NO es real, es totalmente ficticio, creado por y para los fans, para pasar un buen rato, leyendo historias de sus ídolos. Disfrutad!


Capitulo 5 ¿Vienes conmigo?

Esa mañana estaba con Berta en la terraza de un bar tomando un aperitivo,  al solecito, desde que teníamos mucho tiempo libre quedábamos a menudo. Me contó todo lo que pasó en la fiesta después de que yo me fuera y por lo que me dijo aquello era un descontrol total, no se lo dije pero pensé que menos mal que me había ido. Ella se partía de la risa al recordarlo y lo que me sorprendía era que se acordase de todo con tanto detalle con lo borracha que iba.
Al terminar de contar la historia, me miró con una sonrisaza, nada más verle la cara, sabía por lo que me iba a preguntar, así que me preparé para escucharla.
-¿Hiciste amigos?
Negué con la cabeza, sonriente.
Berta alzó una ceja- ¿Y que pasa con el mallorquín?
La miré de reojo- ¿Qué pasa con el mallorquín?
Berta se encogió de hombros- No sé, dímelo tú- hubo un momento de silencio estuvisteis juntos toda la noche y yo vi unas sonrisas sospechosas.
-Sonrisas sospechosas… ¡Que cosas dices!
Le dio un trago a su cerveza y asintió- Sí Patricia, te digo yo que a Carlos le gustaste.
Negué mirando fijamente la botella de cerveza.
Berta se incorporó en la mesa-No seas tonta y no dejes escapar a semejante chulazo, porque no me negarás que es un chulazo.
Asentí tímidamente-Está bien el chico pero…
-¿Qué está bien? ¿Solo bien?- dio un golpe en la mesa- Patricia abre los ojos… tienes que volver a verlo, en la fiesta casi no había luz.
Solté una carcajada al ver a mi amiga tan volcada en el tema, tan volcada en que quedase con él. Se quedó mirándome unos instantes- ¡Voy a llamarle!- se sacó el móvil del bolsillo y la miré extrañada.
-¿Le vas a llamar?
-Claro, para que venga.
Negué-No le llames, estamos bien tu y yo.
Ella negó buscando el número-Tienes que verle fuera de la fiesta, verás como te gusta- se puso el móvil en el oído.

Me hice hacía atrás en la silla y resoplé, si venía me moriría de vergüenza. Berta esperó a que Caros contestase y cuando contestó me asintió felizmente con la cabeza- Carlos… sí mira, es que estoy aquí tomando algo en una terraza con Patricia, la de la fiesta y… estábamos pensando en ti, que… si te gustaría venir con nosotras- estuvo un rato en silencio, yo la miraba deseando que dijese que no podía. Berta asintió- De acuerdo- le dio la dirección, eso era que venía, cerré los ojos y tomé aire profundamente-aquí te esperamos- colgó y me miró sonriente- que viene, que está por aquí al lado.
Me pasé una mano por la frente y le di un trago a la cerveza, estaba empezando a ponerme nerviosa.
Carlos no tardó en aparecer, se puso detrás de Berta y le tapó los ojos, le miré sonriente y me lanzó un beso con los labios. Berta le tocó las manos.
-¡Carlitos!- gritó. Este le quitó las manos de los ojos, se miraron y se dieron un cariñoso abrazo, luego vino a mi, me saludó y nos dimos dos besos.
-¡Que buena vida os lleváis! ¿Eh?-cogió una cerveza y la miró- aquí tomando algo, sin preocupaciones…
-Nos cuidamos como unas marquesas- dijo Berta soltando una carcajada.
Carlos se pidió un cerveza y Berta y él empezaron a hablar de sus cosas, yo escuchaba sin enterarme de nada, pero no me importa, pues las vistas eran increíbles. Sin esperármelo él me miró y me pilló embobada en él, me sonrió y me puso una mano en el brazo.
-¿Qué tal Patri?
Asentí- Muy bien, disfrutando del solecito.
-Hace un día estupendo hoy.
Estuvimos hablando de todo un poco, pero finalmente nos centramos en la fiesta de cumpleaños de Berta. No parábamos de reír a carcajadas, me di cuenta de que Carlos era un graciosote, pero creía que era así cuando se juntaba con Berta, los dos juntos eran una explosión y yo no paraba de reír.
De repente, Berta fingió una llamada al móvil, se levantó de la silla- Vale, vale, ahora mismo voy.
La miré apurada, iba a dejarme sola con Carlos.
-Chicos lo siento, tengo que irme- le dio un abrazo y un beso en la mejilla a Carlos, dio la vuelta a la mesa y vino a abrazarme a mi.
-¿Qué haces?- dije en un susurro mientras la abrazaba.
-Para que te quedes a solas con Carlos, os servirá para conoceros.
-Te voy a matar.
-Disfruta, solo disfruta-me dijo antes de separarse de mi, me guiñó un ojo y se fue, dejándonos solos.
Carlos y yo nos miramos, aquella mirada fue fogosa por parte de los dos. Él le dio un trago a su cerveza y me miró con una sonrisa.
-¿Qué pasa? ¿Estaba todo planeado? ¿Querías quedar conmigo y no sabías como?- me dijo bromeando.
Le eché una mirada picarona, pero no le dije nada al respecto.
Él miró al frente sonriente y empezó a asentir sin motivo alguno-Vaya, vaya ¿Quién me iba a decir a mi que me iba a ir a tomar algo a una terraza con la mismísima Patricia Conde?
Sonreí de lado y agaché la cabeza-Ayer nos fuimos a comer.
-Es verdad, y fue un día precioso-me miró- nunca he comido tan bien acompañado ¿Sabes?
Nuestras miradas se encontraron y yo no dije nada, estaba presa de los nervios.
-Veo que eres muy tímida, no me lo esperaba sinceramente- soltó una carcajada y cogió su cerveza- ¿Quién iba a decirlo después de verte haciendo todas esas cosas de loca por la tele?
Sonreí-Para que veas que eso solo era un personaje, que yo no soy así, si no todo lo contrario.
Él asintió lentamente- Me encantaba ese personaje, al conocer ahora como eres de verdad, me doy cuenta de que lo hacías realmente bien- me guiñó un ojo y me mostró su cerveza- un 10 para ti.
Me puse el pelo tras la oreja- Gracias- dije desviando la mirada.

No sé si empezó a hablarme de eso para hacerse el chulito o por sacar algún tema de conversación, pero me dijo que en Mallorca tenía un yate y me contó todo lo que hacía con él, que iba a navegar, a tomar el sol…
Le escuchaba atentamente, me encantaba el mar y mientras me lo contaba me imaginaba como sería un día con él en ese yate.
-Es… es un lujo, increíble. Me encanta ir en ese yate.
Asentí con una sonrisa-Que bien, tiene que ser increíble.
Me miró de reojo- tengo que invitarte un día, te gustará.
Los ojos se me iluminaron al escuchar eso- Me encantaría- dije sin pensar.
Él me miró también- Pero invitarte de verdad, no que se quede en un proyecto
Asentí varias veces, le conté que me encantaba el mar, que cuando podía me pasaba horas y horas sentada en la arena mirando al frente. Carlos se alegró de que me gustase tanto.
-Entonces la experiencia en el yate, va a ser lo más.
Carlos se mordió el labio- ¿Qué te parece este fin de semana que viene?
Me sorprendí al escuchar eso, sonaba muy cerca, no sabía que responderle, el corazón me dio un vuelco y le miré confusa, Él no me apartaba la mirada.
-¿Tienes algo que hacer este fin de semana?- me preguntó al ver que no le contestaba.
-No-dije sin más
Él sacó su perfecta sonrisa-Pues ya tienes planes- me guiñó un ojo- yo me encargo de todo, pongo el yate, la casa… todo.
Me pasé una mano por la cara, algo avergonzada- Pero ¿Vives solo?
Asintió varias veces y me echó una mirada picarona-Vivo solo ¿Por?- alzó una ceja.
-Ah, no era por nada, era porque si estaban tus padres… ¡Que vergüenza!
Negó rotundamente- Tengo una casa preciosa para mi solito.
Agaché la cabeza, imaginándome aquel viaje, iríamos completamente a la aventura, una sonrisa se me dibujó al imaginarme ese cuerpazo en bañador.
-Te parece buena idea venir ¿No? ¿Te apetece?
-Sí, sí, perdona si no lo parece es que… estoy un poco bloqueada.
Carlos me acarició lentamente la cara, yo le miré desconcertada, pero dejé que siguiera acariciando. Si lo hacía con esa delicadeza y me miraba con esa cara, podía acariciar lo que quisiera.
Agarró su cerveza- Pues el fin de que viene pinta bastante bien- le dio un trago a su cerveza y me regaló la mejor de sus sonrisas.

Continuará...

15 de abril de 2012

Capitulo 4 "Mesa para dos"

AVISO: El contenido de esta historia NO es real, es totalmente ficticio, creado por y para los fans, para pasar un buen rato, leyendo historias de sus ídolos. Disfrutad!

 Capitulo 4 <Mesa para dos>

Como todo un caballero, Carlos me abrió la puerta del coche y con delicadeza me ayudó a subir, le di las gracias y una bonita sonrisa se le dibujó en la boca. 
Se montó en el asiento del conductor y me miró, nerviosa busqué las llaves en mi bolso. Entre que no las encontraba y que Carlos me estaba mirando de esa manera me estaba poniendo mucho más nerviosa. Le miré apurada, urgando como loca en las profundidades de aquel bolso que parecía que se había tragado mis llaves.
-Tranquila- dijo al ver que estaba nerviosa.
Finalmente las malditas llaves aparecieron y nos pusimos rumbo a casa, le fui indicando poco a poco el camino y no hablamos de nada más en todo el trayecto. Aparcó perfectamente el coche y quitó las llaves.
Nos bajamos y nos quedamos mirándonos, uno enfrente del otro, ahí si que estaba nerviosa, aunque me esforzaba para que no se diese cuenta, me puse el pelo tras la oreja y alcé la mirada para encontrarme con la suya, él no dejaba de mirarme.
-Bueno- dije para romper esa tensión que había en el aire- muchas gracias por traerme.
Él hizo un gesto con la cabeza, dando a entender que no importaba- Me hubiera sentido mal si te hubiera dejado venir sola.
Agaché la cabeza- gracias, de verdad- le miré- pero... ahora tu tienes que irte andando
Carlos se encogió de hombros- He ido a la fiesta andando, volveré andando, no importa.
Negué rotundamente y le tendí las llaves del coche- Llévatelo.
Él me miró sorprendido, pero no aceptó las llaves, se quedó mirándome con una sonrisa.
-Llévatelo- volví a tenderle las llaves- así no vuelves a pie, mañana me lo traes, ya sabes donde vivo.
La sonrisa de Carlos no podía ser mas grande en ese momento, cogió las llaves- pero mañana cuando te lo traiga tendré que volver andando.
-Pero estará de día- mirá al cielo- ahora está de noche y es mejor que te lo lleves- agaché la cabeza y fruncí los labios- Yo también me preocupo por ti.
-Pues, gracias- hizo una pausa- mañana vendré a la hora de comer.
Asentí sin dejar de mirar esos preciosos ojos.
-Así te doy tiempo a que descanses de la fiesta, que creo que lo necesitas.
Sonreí- te esperaré a la hora de comer.
Carlos dibujó una sonrisa, entendí que le había gustado como había sonado eso.
-Bueno, lleva cuidado por ahí.
Él asintió de una cabezada, se acercó a mi poniéndome una mano en el hombro- hasta mañana Patrcia- me dio dos besos en las mejillas.
-Hasta mañana Carlos.
Le seguí con la mirada hasta que se montó en el coche. Me di la vuelta con una sonrisa y resoplé.

Nada más entrar a casa me quité aquellos tacones que me estaban matando y me quité el vestido para ponerme cómoda. Mientras me cambiaba, pensaba en todo lo que había pasado en la fiesta. Pero sobre todo pensaba en él, en su risa, en su cuerpo, en sus ojos. Me tumbé en la cama, me quedé un rato observando al techo, una sonrisa de estúpida se me dibujó en la boca al recordarle. Cerraba los ojos y parecía que sentía su cuerpo bajo las yemas de mis dedos, cuando baile con él aproveché para agarrarlo, para sentir su cuerpazo, no todos los días una puede darse esos caprichos. Abrí los ojos y me pasé una mano por la frente, me emocionaba solo de pensar que le volvería a ver, en parte le hacía dicho que se llevase el coche como excusa, pensando en él me quedé dormida.
A la mañana siguiente me desperté temprano, toda la almohada estaba llena de maquillaje, se me había olvidado desmaquillarme, algo no muy habitual en mí, pues yo siempre me desmaquillaba, daba igual la hora que fuera.
Me vestí y fui al baño, me desmaquillé lo poco que me quedaba y no tuve ganas de volver a maquillarme, me perfumé y fui a organizar un poco la casa, cuando me vine a dar cuenta era la una y no había preparado nada de comer. El sonido del timbre me sobresaltó, al abrir, Carlos y su sonrisa aparecieron al otro lado.
-Buenas
-Hola
-¿Que tal has dormido?
Me sorprendía que fuera tan atento comigo.
-He dormido bien ¿Y tu que tal?
Asíntió- Bien también, vengo a devolverte esto- me tendió las llaves del coche- gracias, ese coche se conduce de maravilla.
-Sí, es un buen coche.
E´l me miró fijamente- Que guapa estás hoy.
La miré tímidamente, rezando para que no me hubiera puesto colorada.
-Así, tan sencillita, tan... tú.
Me puse le pelo tras la oreja-Gracias, así es como yo me encuentro mejor.
Carlos alzó una ceja- ¿Has comido ya?
Negué con la cabeza, extrañada por la pregunta.
-¿Te apetece venir a comer conmigo?

Había ido muy directo al grano y me había dejado bloqueada, no podía ni responder, pero no podía dejar de mirarle. Se me hacía raro que un hombre como aquel me estuviera porponiendo ir a comer. Carlos se quedó parado al ver que yo no reaccionaba.
-Perdona, quizá he sido muy lanzado.
Sonreí y desvié la mirada- Un poco sí, no voy a negarlo.
Agachó la cabeza, empezada a estar avergonzado y un poco incómodo.
-Pero bueno, me lo has propuesto y yo te voy a decir que...- en ese momento nos miramos a los ojos- que si, que me apetece un montón ir a comer contigo.
Una enorme sonrisa apareció en la boca de Carlos- vaya, que bien, tenía miedo de tu respuesta.
Le invité a pasar y le dije que esperase en el salón mientras yo me cambiaba la camiseta y me agarreglaba un poco el pelo. Mientras esperaba, no se sentó, si no que estaba de pie, en medio del salón mirando todo. Cuando estuve lista salí y me quedé mirándome desde la puerta, le sonreí- ya estoy.
Él me miró de arriba abajo, tenía las manos en los bolsillos- ¡Que guapa!
-Gracias.
-Estaba aquí, mirando lo bonito que lo tienes todo.
Me puse el pelo tras la oreja- ¿Te gusta?
Me miró fijamente- Tienes un buen gusto, muy sencillo todo.

Nos montamos en el coche, conducía yo, lo que no sabía si era buena idea o no, ya que tenerle ahí al lado a la hora de conducir me ponía muy nerviosa. Antes de arrancar decidimos a donde ibamos a ir, iba todo el camino nerviosa, intentaba no empezar a hablar de ninguna tontería, porque cuando estaba así me daba por soltar chorradas.
-Que casualidad que nos hayamos conocido gracias a Berta ¿No?
Asentí- Sí, las coincidencias...
Carlos soltó una carcajada, no entendí bien porque, pero eso solo me puso más nerviosa de lo que ya estaba.
-Yo a Berta la conozco desde hace tiempo, nos hemos visto pocas veces pero hemos cogido amistad enseguida.
Le miré unos segundos-Te quedaste en su cumpleaños en vez de ir a ver a tus padres, eso dice mucho de vuestra amistad.
Él miró por la ventanilla-Pues si, es una buena amiga a pesar de conocernos poco.
-Berta es una persona increíble.

En el coche me di cuenta de que Carlos es una de esas personas que cuando empiezan a hablarte hacen que te sientas como si estuvieras hablando con un amigo de toda la vida, y esa clase de personas me encantaban.
Entramos al restaurante, el camarero nos sentó en una mesa para dos, en una esquina y nos encendió una vela en el centro. Le miré extrañada.
-No, no, si no somos parej...
Carlos me interrumpió- Si, si, déjala, así está bien, gracias.
Al mirarle él me sonrió y desvió la mirada en seguida. Le noté nervioso, cogió la carta y se tapó la cara fingiendo que leía el menú. Me mordí disimuladamente el labio, a cada segundo que pasaba con él me gustaba más, es que creía que era el hombre perfecto, pues todo en él parecía perfecto, tanto en lo físico como en lo personal.
Al cabo de un rato se quitó la carta de la cara, pedimos lo que quisimos y mientras no traían la comida, empezamos a hablar, a decir verdad, habái veces en las que me costaba prestarle atención, me quedaba embobada en él. Y cuando mis nervios se iban me soltaba alguna indirecta sobre el amor o sobre como le gsutaban físicamente las mujeres y aprovechaba para describirme a mi.
En esa cena empecé a darle vueltas a la cabeza, cada cosa que me decía...
Creía que le gustaba, aunque no me lo dijese, ambos nos habíamos gustado y al parecer desde la primera vez que nos vimos, pues en la fiesta le pillé mirándome fijamente.
-Ahora, me vas a perdonar por la pregunta, no quiero que pienses cosas que no son de mi pero...- en ese momento el corazón me dio un vuelco- ¿Tienes novio?
Me sorprendí al escuchar aquello, ese chico a veces iba muy directo al grano, aunque me gustaba.
-No, no tengo.
-¿Un amiguete?
Sonreí de lado-Tampoco
-¿Estás casada?
Solté una carcajada- ¿Casada?- negué rotundamente- ni tengo novio, ni amiguete, ni estoy casada, ni nada de nada.
Carlos asintió varias veces con una sonrisa en la boca.
Mi mirada se clavó en la suya y entonces le pregunté algo que nunca le hubiera preguntado- ¿y tu?
Él alzó una ceja y se mordió el labio inferior- No, yo tampoco.
-Es raro- me sorprendí a mi misma de eso que le dije, pero no lo pensaba, simplemente me dejaba llevar.

Carlos desvió la mirada por un instante- ¿Raro? ¿Raro por qué?
Agaché la cabeza muerta de vergüenza ¿Ahora que le decía para arreglarlo? me estaba agobiando, yo pensaba rápidamente algo que decirle y él me miraba espectante, sin quitarme el ojo de encima.
-Porque es raro- dije de nuevo. "Muy bien Patricia, te has lucido con la respuesta"- pensé.
-No entiendo porque dices que es raro.
Me mordí la lengua divertida y le miré sonriente- Porque es raro que un chico como tu no tenga nada.
-Puedo decir lo mismo- se incorporó un poco hacia adelante- es raro que una chica como tu no tenga novio- hizo una pausa- porque eres tan preciosa por dentro como por fuera.
Esccuhar aquello me dejó completamente bloqueada, le miraba con una sonrisa, sin poder  creer lo que me acababa de decir.
-Tengo que decirte que yo no soy así con todas las mujeres, tan lanzado- desvió la mirada- es que tu... no sé, es diferente, siento que tengo que decirte lo que pienso.
Asentí- En el fondo me gusta que seas así, me sirve para conocerte más.
La comida fue de maravilla, después de esa conversación Carlos dejó de enviarme indirectas, aunqeu su mirada o su sonrisa me decían todo.
Le llevé a casa y le di las gracias por todo, ya que pagó él. Antes de bajar del coche me tendí un papel con su número de móvil escrito, lo cogí y lo miré atentamente, después le miré a él, me guiñó un ojo, me dio un dulce beso en la mejilla, se despidió de mi y bajó del coche. Le observé hasta que se metió a su cas e ilusionada grabé el número en mi móvil, aquello era como un tesoro, no debía de perderse. Durante esa comida consiguó tocar mi corazón solo con palabras, con todo lo que me había contado, era una persona maravillosa.

Nada más entrar a casa, el móvil empezó a sonar, era Berta.
-Hola, te llamo para preguntarte una cosa.
-Dime
-¿Te gusta Carlos?
Fruncí el ceño- ¿Que dices Berta?
-¿Te gusta? ¿Por qué no os veís a solas un día? es un amor, creo que sois tal par cual, además hacéis buena pareja.
Sonreí- Berta frena el carro, no me gusta Carlos, no insistas, ya hablamos- le colgué y resoplando me llevé una mano a la frente, preguntándome porque le había negado algo que era innegable, Carlos me encantaba.

Continuará...

Presentación BuenAgente



Os dejo algunas fotos de la presentación de #BuenAgente Seguramente ya las habéis visto y además hace mucho, pero me apetecía ponerlas. ¡Besos!

14 de abril de 2012

Fotos variadas de Patri.

Os regalo este surtido de fotos variadas de Patri, que hace tiempo que no pongo uno. Espero que os guste :)

13 de abril de 2012

Capitulo 3 "La fiesta"

AVISO: El contenido de esta historia NO es real, es totalmente ficticio, creado por y para los fans, para pasar un buen rato, leyendo historias de sus ídolos. Disfrutad!

 Capitulo 3 "La fiesta"

Pasó un año, un largo año desde que el programa que presentaba se acabó, desde que aquel extraño hombre me tuvo una semana entera dándole vueltas a la cabeza con lo que me dijo en la calle. Esa noche Berta celebraba su fiesta de cumpleaños, a decir verdad estaba nerviosa, hacía mucho que no iba a una fiesta, ya tenía seleccionada toda la ropa que me iba a poner, mi idea era de ir sencilla, cómoda, con mis zapatillas y mi chaquetilla, pero Berta me había insistido que me pusiera vestido, que todos iban a ir arregladitos, así que elegí mi mejor vestido y unos tacones negros, el pelo suelto y algo rizado por las puntas.
Berta había alquilado un bajo y había invitado a bastante gente, de los cuales yo sólo conocía a mis compañeros de programa. Antes de salir, busqué un papel que Berta me había dado con la dirección del bajo apuntada, no lo encontraba por ningún sitio y ya se había hecho la hora de la fiesta, llegaría tarde. Puse el salón patas arriba, busqué hasta dentro de los jarrones, mi habitación quedó tan alborotada que parecía que había pasado un tornado y la dichosa tarjetita no aparecía. Me quedé pensando por un momento, de repente la cara se me iluminó y una sonrisa se dibujó en mi cara, fui al bolsillo de uno de mis pantalones y allí estaba, la miré y resoplé- ¡Menos mal!- dije mirando la tarjeta.

Al llegar a la fiesta todo el mundo estaba bailando con una copa en la mano, me quedé parada en la puerta, mirando el ambiente, no vi a nadie conocido, entré poco a poco mirando a todo el mundo, al mirar a la izquierda vi a Berta bailando como una loca, en ese momento se giró y me miró sonriente.
-¡Patriiiii!- gritó y vino corriendo a darme un abrazo y un beso- ¡Que bien que hayas venido! eres la única del equipo del programa que ha venido, de momento...
Alcé las cejas- ¿Que?- dije molesta.
Ella se acercó a mi oído-Sí, son todos unos sosos, pero gracias por venir, tu si que eres una amiga.
Sonreí-¡Felicidades!- le di un beso y le tendí el regalo- Toma, esto es para tí.
Berta cogió el regalo emocionada y lo abrió con ansia, tirando el papel al suelo, al ver lo que era, me miró con una amplia sonrisa-¡Gracias amiga!
Le dije "De nada" con una sonrisa y me puse el pelo tras la oreja, mirando al rededor.
-Tu no te sientas mal por no conocer a nadie-me puso una mano en el hombro- aprovecha para hacer amigos nuevos, disfruta y ponte algo de beber- señaló la barra, se dio la vuelta y se fue bailando.
Resoplé y fui a ponerme un vodka con limón, me quedé allí, apoyada en la barra, contemplando el ambiente de la fiesta, de vez en cuando veía a Berta aparecer bailando entre la gente y me daba la risa, estaba feliz y me encantaba verla feliz, ella si que sabía disfrutar de los cumpleaños.
La observé durante un rato, con una sonrsia en al boca, mientras daba un sorbo a mi copa, mirá a la derecha, la sonrsia se me borró por completo y bajé de golpe la cabeza, la bebida saltó y faltó poco para mojarme. Había un chico, bailando de manera sencilla, al lado de la pared, con un cubata en la mano y mirándome fijamente. Iba vestido normal y corriente, lo que me llamó la atención, llevaba puestos unos vaueros, una camiseta azul y encima una camisa azul clara, nuestras miradas se quedaron congeladas por un momento, mi corazón dio un vuelco, dejé de mirarle y me apoyé en la barra, estaba nerviosa, ese chico me había recordado a alguien pero no conseguía adivinar a quien. Le di un largo trago a la bebida y me sobresalté al mirar al lado y verle allí, muy cerca de mi, con una perfecta sonrisa en la boca, mirándome fijamente.
-Hola, soy Carlos.
Le sonreí de lado- Que... ¿Que tal Carlos? yo soy Patricia.
Me cogió dulcemente del hombro y me dio dos dulces besos en las mejillas, fue el primer contacto que tuve con él, y me encantó, pude comprobar que olía genial.
-Te conozco de verte por la tele.
Me psue le pelo tras la oreja y sonreí.
-Pero en persona ganas mucho-hizo una pausa- eres más guapa
Desvié la mirada- y... ¿Eres amigo de Berta?
Él asintió lentamente, aquello me puso nerviosa, no sabía de que hablarle, pero él me sacó tema de conversación enseguida.
-Al principio no iba a venir a esta fiesta, porque este fin de semana iba a aprovechar para ir a Mallorca a ver a mis padres.
Alcé las cejas- ¿Mallorca?
-Sí, soy de allí- dijo sin más.
-Pero ¿Vives aquí?
-Sí, por motivos de trabajo, Berta insistio tanto que al final me he quedado- me miró de arriba abajo- y ha merecido la pena.
Sonreí nerviosa-Mallorca es muy bonita.
Él le dio un trago a su copa- Es preciosa, pero creo que va a empezar a gustarme más Madrid.

Yo también le di un trago a mi copa, no hice ningún comentario respecto a eso, me daba miedo lo que me pudiera contestar. Le miré fijamente durante unos segundos y entonces le dije- Oye ¿Tu y yo nos hemos visto antes?
Carlos negó con la cabeza- No, es la primera vez que nos vemos ¿Por qué?
Fruncí el ceño- Es que... me resultas familiar, como si te hubiera visto en algún sitio antes.
Él se encogió de hombros- Te habrás confundido.
Asentí-Puede ser...
En ese momento Berta me agarró por atrás y me dio un beso en la mejilla- Hola Carlos- le dijo- Patricia, ¿Puedes venir un momento?
La seguí, me llevó lejos de Carlos, me cogió de hombro y se acercó a mi oído- Hablando con ese pedazo de tío ¿Eh?
Sonreí tímidamente- Se ha acercado él a mi.
-¡Es guapo! ¿Verdad?
Encogí un hombro y sonreí agachando la cabeza.
-¡Te gusta!- me sañaló con el dedo- Es que yo tengo unos amigos, que están cañon- me dio unas palmaditas en el hombro- Es un tío estupendo, un amor, venga corre con él de nuevo.
La miré con una sonrisa, negué con la cabeza y volví con Carlos, este me sonrió.
-Está feliz ¿A que si?
Asentí- me gusta que esté feliz- en ese momento alguien subió el volumen de la múscia y Carlos no me escuchó. Se acercó a mi, yo me puse muy nerviosa al verle tan cerca, tenía un cuerpo increíble, puso su boca al lado de mi oído. Cerré los ojos, fue un acto reflejo- ¿Como dices?- su aliento golpeó en mi oreja, me encantó esa sensación. Abrí los ojos lentamente y él puso su oído delante de mi boca, para escuchar mi respuesta.
-Que me gusta que esté feliz- repetí mirando su perfecta oreja.

Él me miró sonriente, muy cerca de mi cara, no se separaba de mi pues mantener una conversación más lejos era imposible. Quedé perdída en el azul de sus ojos y creo que él se dio cuenta.
-Le he regalado unos tacones- me contó- y creo que he acertado- señaló a Berta- los lleva puestos.
Le miré los tacones a mi amiga y me sorprendí, eran los mismos que los míos, me miré los pies y luego miré a Carlos- Son...iguales que los míos.
Carlos me miró los pies y se sorprendió, me miró con los ojos abiertos como platos- ¡Que buen gusto tienes!
Solté una carcajada- No, no, el que tiene buen gusto eres tú.
Él me miró de nuevo con esa sonrisa que me estaba empezando a encantar. 

Después de la primera copa vinieron tres más y al final acabe bailando con Carlos, muy pegada a él, iba un poco contentilla, el alcohol había hecho su efecto, aunque no llegaba a ir borracha.

Berta apareció de repente, ella si que iba borracha y no paraba de decir tonterías.
-¡Amigaaaaaaaaa!- me gritó- veo que no te has despegado del macizorro.
Solté una carcajada- Tía, vas borrachísima.
-¿Yo?- se señaló el pecho, tenía las mejillas sonrojadas y los ojos medio cerrados- ¡Que va! yo no voy borracha.
-No, que va- dije con ironía.
-¡Estoy muy feliz!-gritó- y tu eres la mejor amiga del mundo- me dio un apretado beso en la mejilla y desapareció entre a gente.
La cabeza empezaba a pesarme, así que me senté en el sofá, apoyé la cabeza en mis manos, cabizbaja. Cerré los ojos para ver si se me pasaba el puntillo, empezaba a estar mareada. La música me retumbaba en la cabeza y ya no podía soportarlo más. De repente noté una mano en el espalda, me incorporé y miré a ver quien era. Carlos me sonrió.
-¿Estás bien?
Asentí no muy convencida-Me duele un poco la cabeza- me pasé una mano por la frente.
-¿Quieres irte ya a casa?
-Pues, la verdad es que si, la múscia empieza a molestar.
Me acarició lentamente la espalda-Yo te llevo.
Le miré extrañada-¿Que?
-Que yo te llevo, has bebido mucho, no me gustaría que cogieras el coche así.
Sonreí de lado- No, de verdad, si vivo cerca.
Carlos negó-Insisto en llevarte.
Asentí y agaché la cabeza- Está bien, tienes razón, no es buna idea conducir en este estado- me levanté de golpe y me mareé. Me fui para los lados pero Carlos me cogió. Le miré sonriente- Gracias.
Busqué a Berta para despedirme, pero no la encontré así que nos fuimos de la fiesta. Una vez fuera, Carlos se qeudó mirando todos los coches.
-¿Cual es el tuyo?
-Ese- dije señalando- el mini.
Él me cogí para no caerme al suelo, me sorprendió que me llevase tan cerca de él, pero me encantaba notar su musculoso cuerpo.


Continuará...

9 de abril de 2012

CAPITULO 2 “La hora del café”

AVISO: El contenido de esta historia NO es real, es totalmente ficticio, creado por y para los fans, para pasar un buen rato, leyendo historias de sus ídolos. Disfrutad!

CAPITULO 2 “La hora del café”

Desde que terminó el programa, casi todos los viernes iba a casa de Berta a tomar café. Estábamos allí en el salón, nos habíamos acomodado bastante bien en el sofá, nos habíamos quitado los zapatos y nos habíamos quedado en calcetines y como dos marujas, cotillebamos con la taza de café en la mano. Berta me contó todos los cotilleos que había escuchado estos días y cuando terminó de hablar, la miré fijamente a los ojos y ella sintió que tenía que contarle algo.
-Dime ¿Qué pasa?
Sonreí al ver que con solo una mirada sabía que algo le tenía que decir. Miré mi taza de café y la agarré con fuerza, la imagen de aquel extraño hombre me vino al a cabeza y recordar sus palabras me produjo un escalofrío. Noté la mano de Berta en mi rodilla, nos miramos por un instante a los ojos y al final terminé por contárselo.
-Si es que hay cada colgado por el mundo- esa fue su conclusión
-A mi me dio miedo, era… era muy extraño, inquietante.
Berta asintió- Seguro que te conocía de verte en televisión y quiso hacerse el gracioso.
Desvié la mirada, recordando lo atractivo que era- Seguramente sea algo de eso- hubo un rato de silencio, después la miré con una sonrisa- ¡Estaba buenísimo!
La carcajada de mi amiga resonó en todo el salón- Si fueras más lanzada, le podrías haber podido el número de móvil.
Encogí un hombro y me mordí el labio con delicadeza
-Si llego a estar contigo y me viene un chulazo a decirme que vamos a tener un hijo…- me miro sonriente- le contesto “Hazmelo aquí mismo, macizorro!- gritó mirando al cielo.
Solté una carcajada y negué con la cabeza- Sabes que yo no soy así, era un hombre extraño Berta, al mirarlo sentí un escalofrío.
-Era raro pero un chulazo.
Agaché la cabeza- Pues sí, sí que lo era.
Berta dejó el café encima de la mesa- Ese te estaba tirando los trastos, pero no ha sabido cómo hacerlo.
Analicé las palabras del hombre con detenimiento, mientras Berta me preguntaba como tenía el culo, de repente la miré, no la estaba escuhando.
-Me dijo que cuando discutiéramos no le dejase ir.
Berta borró su sonrisa de la boca- no me estabas escuchando, cojonudo.
-¿Cuándo discutimos?- pensé en voz alta.
Mi amiga resopló- ¡Déjalo ya, Patricia! Ese era un colgado y ya está, no tienes que estar todo el rato pensando en lo que te dijo.
Dejé yo también mi taza de café encima de la mesa. Berta me observaba mientras pensaba, volví a preguntarme como había podido desaparecer tan rápido, que era inhumano que hubiera desaparecido así, de repente, mirar dos segundos al escaparate, volver a mirarle y que no estuviera en ningún sitio.
Se lo conté a Berta, pero ella le quitaba demasiada importancia, odiaba que a veces fuera tan pasota de las cosas, al ver que no le daba importancia, dejé el tema a un lado, porque cuando se ponía así seguir hablando del tema con ella era agobiante.
Berta empezó a hablar de algo, no sé de que la verdad, pues no le estaba prestando atención, seguí dándole vueltas a lo mismo, por más que quería las palabras de aquel tipo no se iban de mi cabeza.
-¡Patricia!- me llamó Berta- ¡Patri!- ni la escuchaba- ¡Patricia!- me gritó dándome un empujón en el hombro.
La miré sonriente, me había asustado.
-¿Por qué no me escuchas cuando te hablo?- enfadada, se levantó del sofá, se puso las zapatillas y recogió todo lo del café. La seguí con la mirada, cuando volvió al salón me miró, estaba muy seria, así que yo borré la sonrisa.
-Perdona- le dije sin más.
-Es que yo siempre estoy ahí cuando te pasa algo y cuando yo te cuento ms cosas, mira- me señaló- ni me escuchas.
Me sorprendí de que se molestara tanto por aquello y lo único que hice fue pedirle disculpas de nuevo.
Ella apretó con fuerza la mandíbula- Pensabas en el chulazo ¿Verdad?
La miré con miedo, no sabía que responderle, pero no hizo falta, se respondió ella misma- Sí, estabas pensando en él.
Me levanté del sofá- Es que esta historia me ha dejado muy pensativa, entiéndeme- le conté mientras me ataba mis all stars rosas.
-Sólo fue un puto fan haciéndose el listillo, punto.
La miré a los ojos, no me había gustado el tono con el que me lo había dicho- Nos vemos otro día Berta, no te enfades conmigo por esto, no merece la pena- le di unos golpecitos en el hombro y me fui de casa.
De repente Berta abrió la puerta y me gritó- ¡Si ves al chulazo pídele el número de móvil de mi parte!
Me fui negando con la cabeza y con una sonrisa puesta- ¡Esta Berta, siempre igual!- pensé.


Continuará

6 de abril de 2012

Recopilatorio de revistas

Os hago un recopilatorio de algunas de las revistas en las que Patri ha salido, no están todas obviamente, pero yo creo que hay bastantes.

Elle. 





Glamour



GQ



WAPA



In sytle



Telva



Lecturas



MAN



WOMAN



Psycologies




Vanidad

Patricia podría homenajear a Gila.


TVE está preparando un homenaje a Gila y Patri está entre los nombres destacados para hacerlo, junto con otros cómicos de actualidad. Para más información pincha aquí
 

Capitulo 1 El extraño.

AVISO: El contenido de esta historia NO es real, es totalmente ficticio, creado por y para los fans, para pasar un buen rato, leyendo historias de sus ídolos. Disfrutad!

CAPITULO 1 “El extraño”

Aquella mañana hacía un sol precioso, un día de sol en Madrid hay que aprovecharlo. Y ¿Qué mejor manera de aprovecharlo que saliendo de compras? Me puse mis vaqueros favoritos, unas converse blancas y esa camiseta gris que dejaba al descubierto un hombro que tanto me gustaba. Me miré en el espejo antes de salir a la calle.
Me guiñé un ojo- ¡Patricia, estás estupenda!- Me dije a mi misma, cogí mis gafas de sol ray-ban blancas y salí dispuesta a pasar un maravilloso día de compras, me encantaba salir de compras, era un poco presumida, aunque solía vestirme de una forma muy sencilla. Llegué a mi calle favorita, la calle donde iba cuando estaba aburrida o deprimida, yo decía que aquella calle la habían hecho para mi, pues era todo tiendas de ropa y tiendas de ropa. Mi amiga Berta a veces me llamaba y me decía “¿Te vienes al paraíso?” y nos íbamos a esa calle. Me quedé mirando un vestido blanco que había en un escaparate, me bajé un poco las gafas y miré por encima de ellas, sin saber porque se me dibujó una sonrisa, era precioso, me encantaba aquel vestido aunque no me lo compraría. Seguí andando y me paré a ver el escaparate de la tienda de al lado, vi unos tacones que me dejaron boquiabierta, aquellos tacones a mi amiga le encantarían, así que emocionada, decidí llamarla, saqué mi i-phone del bolsillo y busqué su número en la agenda.
-¡Berta!
-Hola Patri ¿Qué hay, tía?
-Estoy viendo unos tacones que cuando los veas te vas a enamorar de ellos.
El grito de Berta sonó tan fuerte que tuve que separarme el teléfono de la oreja, le expliqué como eran y ella no paraba de decirme que ya se estaba enamorando sin verlo si quiera.

Seguí mirando tiendas, entré a una y empecé a ver un montón de camisetas que me encantaron, arrasé con todo lo que me gustó de la tienda y lo metí al probador. En cada camiseta que me probaba, me recreaba un poco, me gustaba mirar y mirar cómo me quedaba, por delante, por atrás, por los lados y mientras la llevaba puesta recordaba las prendas que tenía en casa para ver si también combinaría con ellas. Finalmente, tanto probarme cosas, Salí de la tienda con las manos vacías, algo típico en mi.
Al salir de la tienda, dos chicas se acercaron tímidamente a mí, las miré sonriente y las saludé. Ellas me pidieron una foto, las noté nerviosas, me hacía gracia que la gente se pusiera nerviosa al verme, no entendía bien porque.
Me hice unas fotos con las chicas, nos dimos dos besos y me despedí de ellas, no lo he dicho, pero fui presentadora de un programa de humor durante cinco largos años, pero terminó, aunque me encantaba que después de muerto la gente siguiera ahí, me daba la sensación de que esa magia aun no había muerto, la gente quería seguir sabiendo de mi.
Continué mi recorrido por aquella maravillosa calle, mirando detenidamente cada escaparate, me quedé parada en uno, contemplando un bolso muy bonito, de repente alguien me llamó, pensé que se trataba de otro seguidor del programa, le miré con una sonrisa, era un chico muy guapo y atractivo, con el pelo castaño, la verdad es que me llamó la atención.
-¡Patricia!- me dijo. Me llamó la atención su expresión seria.
-Hola.
-Vengo a decirte que vamos a tener un hijo precioso.
Al escuchar aquello sentí un poco de miedo, le miré frunciendo el ceño- Perdona ¿Nos conocemos?
-Todavía no.
-Mira, no sé quién eres y si has venido a decirme tonterías…
Él me interrumpió- Escucha, más tarde me entenderás lo que te digo- hizo una pausa que me puso muy nerviosa- Sólo te pido que cuando discutamos no me dejes irme nunca de tu casa, pase lo que pase, no me dejes ir.
Estaba agobiada, las palabras de aquel hombre me estaban poniendo muy inquieta y al verle la cara, sin expresión, me ponía mucho más nerviosa todavía.
-Por favor, te pido que me dejes, me estás asustando.
-Recuérdalo Patricia, cuando te enfades conmigo no me dejes salir de tu casa.
Le sostuve la mirada por un momento y decidí ignorarle, seguí viendo aquel bolso del escaparate que tanto me había gustado, al mirar de nuevo a i lado él ya no estaba. Aquello hizo que mi corazón diese un vuelco, miré rápidamente a mí alrededor, pero aquel hombre ya no estaba, era imposible que se hubiera ido tan rápido, no entendía como lo había hecho, pero ya no estaba, todo había sido mirar el bolso y volver a mirarle, no le había dado tiempo ni a echar a correr. Aquel misterioso hombre y sus extrañas palabras estuvieron en mi cabeza durante el resto del día.


Continuará...