Estas fotos pertenecen al blog de Patri.

6 de abril de 2012

Capitulo 1 El extraño.

AVISO: El contenido de esta historia NO es real, es totalmente ficticio, creado por y para los fans, para pasar un buen rato, leyendo historias de sus ídolos. Disfrutad!

CAPITULO 1 “El extraño”

Aquella mañana hacía un sol precioso, un día de sol en Madrid hay que aprovecharlo. Y ¿Qué mejor manera de aprovecharlo que saliendo de compras? Me puse mis vaqueros favoritos, unas converse blancas y esa camiseta gris que dejaba al descubierto un hombro que tanto me gustaba. Me miré en el espejo antes de salir a la calle.
Me guiñé un ojo- ¡Patricia, estás estupenda!- Me dije a mi misma, cogí mis gafas de sol ray-ban blancas y salí dispuesta a pasar un maravilloso día de compras, me encantaba salir de compras, era un poco presumida, aunque solía vestirme de una forma muy sencilla. Llegué a mi calle favorita, la calle donde iba cuando estaba aburrida o deprimida, yo decía que aquella calle la habían hecho para mi, pues era todo tiendas de ropa y tiendas de ropa. Mi amiga Berta a veces me llamaba y me decía “¿Te vienes al paraíso?” y nos íbamos a esa calle. Me quedé mirando un vestido blanco que había en un escaparate, me bajé un poco las gafas y miré por encima de ellas, sin saber porque se me dibujó una sonrisa, era precioso, me encantaba aquel vestido aunque no me lo compraría. Seguí andando y me paré a ver el escaparate de la tienda de al lado, vi unos tacones que me dejaron boquiabierta, aquellos tacones a mi amiga le encantarían, así que emocionada, decidí llamarla, saqué mi i-phone del bolsillo y busqué su número en la agenda.
-¡Berta!
-Hola Patri ¿Qué hay, tía?
-Estoy viendo unos tacones que cuando los veas te vas a enamorar de ellos.
El grito de Berta sonó tan fuerte que tuve que separarme el teléfono de la oreja, le expliqué como eran y ella no paraba de decirme que ya se estaba enamorando sin verlo si quiera.

Seguí mirando tiendas, entré a una y empecé a ver un montón de camisetas que me encantaron, arrasé con todo lo que me gustó de la tienda y lo metí al probador. En cada camiseta que me probaba, me recreaba un poco, me gustaba mirar y mirar cómo me quedaba, por delante, por atrás, por los lados y mientras la llevaba puesta recordaba las prendas que tenía en casa para ver si también combinaría con ellas. Finalmente, tanto probarme cosas, Salí de la tienda con las manos vacías, algo típico en mi.
Al salir de la tienda, dos chicas se acercaron tímidamente a mí, las miré sonriente y las saludé. Ellas me pidieron una foto, las noté nerviosas, me hacía gracia que la gente se pusiera nerviosa al verme, no entendía bien porque.
Me hice unas fotos con las chicas, nos dimos dos besos y me despedí de ellas, no lo he dicho, pero fui presentadora de un programa de humor durante cinco largos años, pero terminó, aunque me encantaba que después de muerto la gente siguiera ahí, me daba la sensación de que esa magia aun no había muerto, la gente quería seguir sabiendo de mi.
Continué mi recorrido por aquella maravillosa calle, mirando detenidamente cada escaparate, me quedé parada en uno, contemplando un bolso muy bonito, de repente alguien me llamó, pensé que se trataba de otro seguidor del programa, le miré con una sonrisa, era un chico muy guapo y atractivo, con el pelo castaño, la verdad es que me llamó la atención.
-¡Patricia!- me dijo. Me llamó la atención su expresión seria.
-Hola.
-Vengo a decirte que vamos a tener un hijo precioso.
Al escuchar aquello sentí un poco de miedo, le miré frunciendo el ceño- Perdona ¿Nos conocemos?
-Todavía no.
-Mira, no sé quién eres y si has venido a decirme tonterías…
Él me interrumpió- Escucha, más tarde me entenderás lo que te digo- hizo una pausa que me puso muy nerviosa- Sólo te pido que cuando discutamos no me dejes irme nunca de tu casa, pase lo que pase, no me dejes ir.
Estaba agobiada, las palabras de aquel hombre me estaban poniendo muy inquieta y al verle la cara, sin expresión, me ponía mucho más nerviosa todavía.
-Por favor, te pido que me dejes, me estás asustando.
-Recuérdalo Patricia, cuando te enfades conmigo no me dejes salir de tu casa.
Le sostuve la mirada por un momento y decidí ignorarle, seguí viendo aquel bolso del escaparate que tanto me había gustado, al mirar de nuevo a i lado él ya no estaba. Aquello hizo que mi corazón diese un vuelco, miré rápidamente a mí alrededor, pero aquel hombre ya no estaba, era imposible que se hubiera ido tan rápido, no entendía como lo había hecho, pero ya no estaba, todo había sido mirar el bolso y volver a mirarle, no le había dado tiempo ni a echar a correr. Aquel misterioso hombre y sus extrañas palabras estuvieron en mi cabeza durante el resto del día.


Continuará...

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