Estas fotos pertenecen al blog de Patri.

9 de abril de 2012

CAPITULO 2 “La hora del café”

AVISO: El contenido de esta historia NO es real, es totalmente ficticio, creado por y para los fans, para pasar un buen rato, leyendo historias de sus ídolos. Disfrutad!

CAPITULO 2 “La hora del café”

Desde que terminó el programa, casi todos los viernes iba a casa de Berta a tomar café. Estábamos allí en el salón, nos habíamos acomodado bastante bien en el sofá, nos habíamos quitado los zapatos y nos habíamos quedado en calcetines y como dos marujas, cotillebamos con la taza de café en la mano. Berta me contó todos los cotilleos que había escuchado estos días y cuando terminó de hablar, la miré fijamente a los ojos y ella sintió que tenía que contarle algo.
-Dime ¿Qué pasa?
Sonreí al ver que con solo una mirada sabía que algo le tenía que decir. Miré mi taza de café y la agarré con fuerza, la imagen de aquel extraño hombre me vino al a cabeza y recordar sus palabras me produjo un escalofrío. Noté la mano de Berta en mi rodilla, nos miramos por un instante a los ojos y al final terminé por contárselo.
-Si es que hay cada colgado por el mundo- esa fue su conclusión
-A mi me dio miedo, era… era muy extraño, inquietante.
Berta asintió- Seguro que te conocía de verte en televisión y quiso hacerse el gracioso.
Desvié la mirada, recordando lo atractivo que era- Seguramente sea algo de eso- hubo un rato de silencio, después la miré con una sonrisa- ¡Estaba buenísimo!
La carcajada de mi amiga resonó en todo el salón- Si fueras más lanzada, le podrías haber podido el número de móvil.
Encogí un hombro y me mordí el labio con delicadeza
-Si llego a estar contigo y me viene un chulazo a decirme que vamos a tener un hijo…- me miro sonriente- le contesto “Hazmelo aquí mismo, macizorro!- gritó mirando al cielo.
Solté una carcajada y negué con la cabeza- Sabes que yo no soy así, era un hombre extraño Berta, al mirarlo sentí un escalofrío.
-Era raro pero un chulazo.
Agaché la cabeza- Pues sí, sí que lo era.
Berta dejó el café encima de la mesa- Ese te estaba tirando los trastos, pero no ha sabido cómo hacerlo.
Analicé las palabras del hombre con detenimiento, mientras Berta me preguntaba como tenía el culo, de repente la miré, no la estaba escuhando.
-Me dijo que cuando discutiéramos no le dejase ir.
Berta borró su sonrisa de la boca- no me estabas escuchando, cojonudo.
-¿Cuándo discutimos?- pensé en voz alta.
Mi amiga resopló- ¡Déjalo ya, Patricia! Ese era un colgado y ya está, no tienes que estar todo el rato pensando en lo que te dijo.
Dejé yo también mi taza de café encima de la mesa. Berta me observaba mientras pensaba, volví a preguntarme como había podido desaparecer tan rápido, que era inhumano que hubiera desaparecido así, de repente, mirar dos segundos al escaparate, volver a mirarle y que no estuviera en ningún sitio.
Se lo conté a Berta, pero ella le quitaba demasiada importancia, odiaba que a veces fuera tan pasota de las cosas, al ver que no le daba importancia, dejé el tema a un lado, porque cuando se ponía así seguir hablando del tema con ella era agobiante.
Berta empezó a hablar de algo, no sé de que la verdad, pues no le estaba prestando atención, seguí dándole vueltas a lo mismo, por más que quería las palabras de aquel tipo no se iban de mi cabeza.
-¡Patricia!- me llamó Berta- ¡Patri!- ni la escuchaba- ¡Patricia!- me gritó dándome un empujón en el hombro.
La miré sonriente, me había asustado.
-¿Por qué no me escuchas cuando te hablo?- enfadada, se levantó del sofá, se puso las zapatillas y recogió todo lo del café. La seguí con la mirada, cuando volvió al salón me miró, estaba muy seria, así que yo borré la sonrisa.
-Perdona- le dije sin más.
-Es que yo siempre estoy ahí cuando te pasa algo y cuando yo te cuento ms cosas, mira- me señaló- ni me escuchas.
Me sorprendí de que se molestara tanto por aquello y lo único que hice fue pedirle disculpas de nuevo.
Ella apretó con fuerza la mandíbula- Pensabas en el chulazo ¿Verdad?
La miré con miedo, no sabía que responderle, pero no hizo falta, se respondió ella misma- Sí, estabas pensando en él.
Me levanté del sofá- Es que esta historia me ha dejado muy pensativa, entiéndeme- le conté mientras me ataba mis all stars rosas.
-Sólo fue un puto fan haciéndose el listillo, punto.
La miré a los ojos, no me había gustado el tono con el que me lo había dicho- Nos vemos otro día Berta, no te enfades conmigo por esto, no merece la pena- le di unos golpecitos en el hombro y me fui de casa.
De repente Berta abrió la puerta y me gritó- ¡Si ves al chulazo pídele el número de móvil de mi parte!
Me fui negando con la cabeza y con una sonrisa puesta- ¡Esta Berta, siempre igual!- pensé.


Continuará

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