Estas fotos pertenecen al blog de Patri.

31 de enero de 2012

Capitulo 6 Nos vamos de marcha

AVISO: El contenido de esta historia NO es real, es totalmente ficticio, creado por y para los fans, para pasar un buen rato, leyendo historias de sus ídolos. Disfrutad!


Capitulo 6 <Nos vamos de marcha>




El ambiente era perfecto para una noche muy bonita, una noche en la que podían pasar muchas cosas alocadas, pero no era el caso, ninguno de los dos buscaba aquello. Berta y Dani estaban sentados en el salón, con una copa en la mano, las luces bajitas, unas velas en la mes y música clásica de fondo. Parecía una cita pero en realidad estaban partidos de la risa.
Estaban encajando muy bien, Dani no paraba de decir chorradas y Berta lloraba de la risa, era de risa floja.
Se contaron miles de historias, chistes, anécdotas increíbles. Llegó un momento en el que no paraban de reír los dos a carcajada limpia.
-Dani para- le decía Berta en un hilo de voz- no digas mas cosas. ¡Me voy a hacer pis!
Él la empujó- corre, corre al baño.
- No, quiero que me sigas contando cosas- le dio un trago a su copa y se acomodaron en el sofá para seguir hablando durante un buen rato más.
El alcohol empezó a hacer efecto y la que primero se le subió fue a Berta, que estaba en el puntillo de felicidad.
Miró a Dani con una sonrisa y alegre preguntó- ¿jugamos a la Wii?
Dani soltó una carcajada y negó con la cabeza- Yo voto que no, es que eso implica mucho movimiento.
Ella le miró extrañada- ¿Un policía que no quiere moverse? ¡No lo entiendo!
Dani sonrió y le dio un trago a su copa. De repente una canción movida empezó a sonar. Berta abrió los ojos como platos.
-¡Uuuuh! ¡Temazo!- gritó subiéndose al sofá. Dani la miraba desde abajo con una sonrisa y los saltos de Berta le hacían subir y bajar en el sofá.
-¡Vamos Dani, sube a bailar conmigo!
-¡Estás loca!
Berta le cogió del brazo- ¡Que subas!- gritó sonriente.
Dani accedió y subió al sofá con ella, ambos empezaron a dar saltos en él al ritmo de la música, no paraban de reírse, eran conscientes que en ese momento habían perdido completamente los papeles y parecían dos niños sin control.
Al acabar la canción, Dani volvió a sentarse en el sofá, pero Berta seguía dando saltos sin parar.
-¡Ey, venga, siéntate, relax!- le dijo Dani cogiéndola de la mano. Esta se sentó e intentó respirar con normalidad. Le dio un trago a su copa y se hizo hacia atrás cerrando los ojos. Resopló pasándose una mano por la frente.
-¡Que noche mas alocada!
Él la miró- Yo me lo estoy pasando genial, hacía tiempo que no me reía tanto, gracias por esta noche.
Berta sonrió- Hemos conectado muy bien, y me alegro- le puso una mano en la rodilla- eres un compañero de piso estupendo.


Ya más calmados, Dani le contaba a Berta miles de historias que le habían pasado en el trabajo, a Berta le encantaba escuchar aquellas historias y le tuvo hablando hasta las cinco de la mañana.
-Berta yo me voy a dormir ya- le dijo muerto de sueño, los ojos le pesaban.
La cara de Berta era de pena, le suplicaba que se quedase un rato más.
-Necesito descansar.
-Pero si mañana no tienes que ir a currar.
Dani la miró a los ojos y sonrió de lado- Mañana te sigo contando todo lo que quieras.
-Bueno- dijo ella y le acarició lentamente la cara- Se te cierran los ojitos- le dio un beso en la mejilla, esta vez fue ella quien le dio un beso y le sorprendió, pues era él quien se lo iba a dar a ella.
Berta sonrió al ver la carita de Dani- ¡Guapo!
Dani le dio un beso más apretado en la mejilla- ¡Guapa tú!- se levantó del sofá- Buenas noches- le guiñó un ojo y se fue  a la habitación.


Berta recogió todo y se tumbó en el sofá a ver la tele, al estar tan cansada, se quedó durmiendo allí.
A la mañana siguiente amaneció en el sofá. Se desperezó y dio un bostezo, al escuchar ruido en la cocina se incorporó y se frotó los ojos.
-¡Patricia! ¿Que haces?
De repente Dani apareció por el salón con una bandeja llena de cosas para el desayuno.
-Pues... mira, ni soy rubia, ni tengo tetas, ni mala hostia, así que... Patricia no soy.
Berta se desperezó y le miró extrañada- Perdóname, es que a veces se me va la cabeza.
Dani asintió- Te entiendo, es normal, después de tantos años con ella... te pasa como a mi y mi costumbre de salir en pelotas del baño- se sentó a su lado. Berta miró el desayuno sorprendida.
-¡Te lo has currado!
Él asintió sonriente- Anoche lo pasé genial y de alguna forma tengo que agradecerlo.
Ella asintió y le miró- Pedazo de desayuno, sí señor, gracias.
-Gracias a ti- una bonita sonrisa le apareció en la boca y al verla, Berta también sonrió.
Hubo un rato de silencio mientras desayunaban, pero Dani rompió el silencio con una pregunta.
-¿Que vamos a hacer hoy, sábado? ¿Saldremos esta noche?
Berta le miró y se encogió de hombros. Dani se extrañó y la imitó encogiéndose de hombros también.
- ¿No sueles salir los fines de semana?
Ella negó con la cabeza.
- ¿Y cuando vivías con Patri tampoco?
Al escuchar esto soltó una carcajada- Me quedaba en casa, viendo pelis, la que salía era ella.
Dani asintió con la cabeza- Lo suponía, pero tu podrías haber salido con ella.
Berta negó- Nunca me ha gustado salir con ella de fiesta.
Él encogió un hombro- ¿Por qué?
-Porque no, ella llevaba otro rollo totalmente distinto al mío.
Dani la señaló con el dedo- Pero ahora darías lo que fuese por volver a salir con ella de marcha.
Berta agachó la cabeza- Sí- dijo en un hilo de voz.
Dani le dio unas palmaditas en la rodilla y con una sonrisa le dijo- Pues búscate un modelito que esta noche tu y yo nos vamos de marcha.


Berta estuvo casi toda la tarde probándose ropa, quería estar guapa, la verdad es que hacía mucho tiempo que no salía y le apetecía, sobre todo con Dani, le llamaba la atención salir de fiesta con él.
Cuando tuvo claro el modelito que se iba a poner, se metió a la ducha, a las nueve salió por el salón ya toda arreglada. Dani se sorprendió al verla, nunca la había visto así de arreglada.
- ¡Pero bueno, que guapa!- le dijo mirándola de arriba abajo.
Berta sonrió- ¿Te gusta?
Él asintió- Me encanta.
-¿Estás listo tu también?
Dani sonrió y se levantó del sofá- Sí,  ya estoy listo, aunque a tu lado, parezco un pordiosero- soltó una carcajada.
Berta le miró con una sonrisa- Que va, pero si vas precioso.


Dani la llevó a un bar- discoteca que le gustaba mucho, pidieron algo para beber y estuvieron hablando y hablando, les encantaba estar juntos, se entendían a la perfección.
De repente dos chicos se acercaron a ellos, uno era amigo de Dani, se dieron un apretón de manos y después Dani se lo presentó a Berta, les invitó a quedarse con ellos y se pidieron otra ronda.
Dani no paraba de hablar con su amigo y Berta se sentía algo apartada, incómoda, al igual que el amigo del otro chico. Mientras Dani y su amigo hablaban, Berta y aquel hombre moreno, de ojos verdes vivos, no paraban de intercambiarse miraditas, Berta aquello le estaba poniendo muy nerviosa, aquel chico era muy atractivo y aquella intensa mirada le removía el estómago. Parecía que él quería empezar una conversación con ella, pero no sabía como hacerlo ya que la mitad del tiempo, Berta no le miraba.
Por un momento se miraron los dos y ella inquieta le sonrió, él le devolvió la sonrisa, una sonrisa que la hizo quedarse embobada, entonces tras aquel primer contacto él se lanzó a hablar.
- Berta ¿Verdad?
Berta seguía mirándole fijamente, sin enterarse de nada, pero al escuchar su voz reaccionó- ¿Eh? si, si, Berta... ¿Tu has dicho que eras...?
-Juanjo.
Ella asintió- Juanjo- repitió.
-¿Vives con Dani?
-Sí, desde hace muy poco, unos días...
Juanjo le dio un sorbo a su copa y se apoyó en la mesa, mirándola fijamente- ¿Es tu chico?
Al escuchar aquello Berta soltó una carcajada- ¿Dani? No, no, solo es mi amigo- le miró un momento- la verdad es que nos llevamos bastante bien.
-Entonces ¿Eres soltera?- le preguntó removiendo su bebida. Berta empezaba a ponerse nerviosa- ¿Trataba de ligar con ella?
-Sí- dijo sin más.
Él suspiró y clavó su preciosa mirada en la de Berta- Es raro- hizo una pausa- una mujer tan preciosa como tu debe de tener a un hombre a su lado.
Ella agachó la cabeza avergonzada.
-¿No ha llegado ese hombre?
Berta suspiró y le miró, acababa de conocerle pero estaba dispuesta a contarle su historia, que sí, encontró al hombre perfecto, pero que se acostó con su mejor amiga y todo se fue a la mierda. Mientras le contaba la historia,  él la miraba sorprendido, no le quitaba el ojo de encima y en cierto modo, que no dejase de mirarla, eso a Berta le intimidaba mucho. Al terminar de contar la historia, el chico negó.
- ¡Que fuerte! tengo la piel de gallina, mira- dijo enseñándole el brazo- pero ¿Ya estás bien?
Ella se encogió de hombros y agachó la cabeza.


Dani sonrió al ver a Berta hablar tanto con aquel chico, se acerco al oído de su amigo, que tenía la mirada en otro sitio y le dijo- Mira estos dos, ¿No te da la impresión de que se han gustado?
El amigo de Dani no le estaba haciendo caso, estaba con la mirada fija en algo. Dani le aporreó el brazo.
-Oye ¿Me escuchas? que digo que mira que bien se llevan estos...
Su amigo no le dejó hablar, le interrumpió- Como está la rubia que acaba de entrar.
Dani miró a la puerta y entonces me vio, allí parada, con las manos en los bolsillos, mirando el ambiente que había. Llevaba unos vaqueros, el pelo liso y suelto, una camiseta blanca y encima una camisa de cuadros azul, sonrió al verme y se quedó un rato mirándome, pero en el fondo sabía que no era buena idea que estuviera allí.
- ¡Está buena! ¿Eh?- le dijo su amigo sin quitarme el ojo de encima.
Dani respiró hondo y miró a Berta, que seguía hablando abiertamente con Juanjo.
-Tengo que hablar con ella.
Su amigo le miró- Oye, que la he visto yo primero.
Dani sonrió- No es para lo que piensas.
- Ya, claro.
Dani le miró fijamente- No es por eso... la conozco.
-¿Que dices? ¡Preséntamela!
-Es compañera de comisaría- me miró sonriente, recordando que habíamos sido compañeros de algo más, viendo lo guapa que iba aquella noche, pensando en cuan me quería.


Continuará...

30 de enero de 2012

Variadas de Patricia

Os dejo con algunas fotillos que acabo de hacer, que hace tiempo que no subo ninguna :)


Capitulo 5 Echándola de menos

AVISO: El contenido de esta historia NO es real, es totalmente ficticio, creado por y para los fans, para pasar un buen rato, leyendo historias de sus ídolos. Disfrutad!


Capitulo 5 <Echándola de menos>


Aquel día estaba organizando la casa, cosa que no hacía desde hacía mucho, pues todo aquello siempre lo había hecho mi amiga. Mientras lo organizaba y quitaba el polvo a la estantería, recordaba las miles y miles de discusiones que había tenido con ella sobre ese tema, y sin saber porque sonreí. ¿Me parecía gracioso discutir con ella? No, simplemente me parecía gracioso que hubiésemos discutido tantas veces por una tontería como esa.
De repente el timbre de la puerta sonó, me bajé de la escalera y dejé el rapo de limpiar encima de la estantería. Cuando abrí, me encontré a quien menos esperaba. Cerré los ojos con una sonrisa y me apoyé en la puerta.
-¿Que haces aquí?
Era Ángel, al escuchar mi pregunta agachó la cabeza, avergonzado.
-Hola ¿Que tal?- me miró- es que... creo que la última vez que estuve aquí, me dejé la cartera.
Fruncí el ceño- ¿La cartera?- pensé por unos momentos para ver si había visto la cartera de la que hablaba. Negué y le miré- No me suena ver ninguna cartera tuya por aquí.
Ángel se encogió de hombros y resopló- Se me ha perdido, joder, llevaba dinero dentro.
-Voy a mirar por la habitación, pero vamos, casi seguro que en mi casa no está.
Cuando entré a buscar la cartera, Ángel aprovechó para entrar en casa, entró, cerró la puerta y me esperó allí.


Salí negando con la cabeza, le miré a los ojos- Que va, aquí no hay nada.
Él agachó la cabeza, con pena- Pues... entonces no sé donde está.
Me encogí de hombros- Mira bien por tu casa- le aconsejé.
De repente los labios de Ángel besaron los míos, volvieron a rozarme aquellos labios que tantos problemas me habían causado, pero esta vez no le dejé continuar, le aparté bruscamente de mi, le miré con rabia y me limpié los labios con la mano.
-Pero ¿Que haces?- le grité, me había molestado aquel gesto.
Ángel se quedó bloqueado, no se esperaba que fuese a rechazarle- Lo siento.
Le miré fijamente- Me volvería a acostar contigo si no se hubiese ido todo a tomar por culo.
Al hablarle así, pareció sentirse intimidado. Movía el pie, nervioso, no sabía que decir. Me miró con miedo y yo asentí.
- Claro joder, es que no puede volver a pasar algo entre nosotros como si no se hubieran estropeado las cosas- me encogí de hombros- A lo mejor a ti te da igual todo, a mi no.
Él me miró- Lo siento, de verdad.
Me crucé de brazos- No se te ha perdido ninguna cartera ¿Verdad?
Ángel agachó la cabeza y me miró de reojo- No- dijo en un susurro.
Negué rotundamente con la cabeza- ¡Que fuerte! has venido aquí para volver a acostarte conmigo.
Él suspiró, estaba avergonzado, cada vez estaba más arrepentido de haber ido a mi casa.
Sin dejar de mirarle le dije- Fuera- señalé la puerta.
Él retrocedió un paso y abrió la puerta- lo siento- dijo una última vez y se fue de allí.


Me di la vuelta indignada- ¡Esto es increíble! ya solo vienen a buscarme para el sexo- me llevé una mano a la cabeza y después sonreí- ¡Que mal acostumbrados los tengo!
En ese momento llamaron de nuevo al timbre, resoplé y me di la vuelta para abrir.
-¿Que quieres ahora?- contesté de mala manera, al ver que no era Ángel, si no que era mi amigo Miki, me llevé una mano a la boca y seguidamente le abracé con fuerza, él me dio un dulce beso en la mejilla.
Le invité a pasar y le expliqué que estaba organizando la casa. Él miró al rededor.
-Pues, todavía te queda por organizar un montón ¿No?
Fruncí el ceño- No, no, si esto ya está organizado.
Él me miró sorprendido y abrió la boca- aaah- hizo una pausa- Patricia, cariño, esto de limpiar no es lo tuyo.
Me dejé caer en el sofá, con cara de pena, me descalcé y me senté cruzando los pies, miré a mi amigo- Es que Berta siempre hacía esto.
Miki me dio unas palmaditas en la rodilla y sonrió- No tienes porque recordar eso ahora, Patri.
Los ojos empezaron a llenarse de lágrimas, intenté disimular para que Miki no se diera cuenta, pero me cogió de la barbilla e hizo que le mirase a los ojos, entonces me vio. Negó y nos envolvimos en un abrazo.
-Miki... la echo mucho de menos- Le dije mientras le abrazaba, en ese momento empecé a llorar con fuerza, Miki me agarraba de la cabeza mientras me acariciaba el pelo- Me siento sola en esta puta casa de mierda- le explicaba entre sollozos, empezaba a empaparle de lágrimas la camiseta- Quiero que me perdone, quiero que todo vuelva a ser como antes.
-Tranquila Patricia, dale tiempo al tiempo.
Aquel abrazo fue eterno, nunca le había dado un abrazo tan largo a nadie, pero duró justo lo que tenía que necesitaba. Al separarnos, me limpió las lágrimas con el pulgar y me dio un millón de besos.
-Sinceramente, nunca te había visto así de afectada- me dijo cogiéndome de las manos- se nota que esto te está siendo muy duro- me besó la cabeza- no llores más.
Me sorbí la nariz y me limpié las lágrimas que me seguían cayendo- sabes que soy una persona muy fuerte, pero esta situación me supera.
-Lo que debes hacer es salir más después del trabajo, últimamente estás encerrada mucho tiempo en casa.
Asentí con lágrimas en los ojos y le miré.
-Sólo así irás saliendo poco a poco del pozo en el que estás.
Asentí- ¿Sabes que te digo?- le puse una mano en la rodilla- que por una vez te voy a hacer caso en tus consejos.
Mi amigo asintió sonriente.
-Tengo que cambiar el chip, olvidar lo que ha pasado.
-Claro que sí, cariño. Tienes que volver a ser tu misma, verás como cambia tu estado de ánimo.
Le miré fijamente y sonreí de lado- ¡Te quiero Miki! eres el mejor- Nos envolvimos nuevamente en un abrazo, me encantaban sus abrazos, me transmitían tanto cariño  y confianza...


Continuará...

26 de enero de 2012

Capitulo 4 Nuevo compañero

AVISO: El contenido de esta historia NO es real, es totalmente ficticio, creado por y para los fans, para pasar un buen rato, leyendo historias de sus ídolos. Disfrutad!


Capitulo 4 <Nuevo compañero>


Parecía que el anuncio de "Se busca compañer@ de piso" había atraído a varias personas, Berta había estado hablando con varias chicas, pero con ninguna había conectado, le habían parecido un poco creídas, no le habían dado buena impresión, así que les dijo que no a todas. Se sentó en el sofá resoplando, pensaba que nunca encontraría al compañero de piso adecuado y que se tendría que acostumbrar a la soledad.


De pronto llamaron al timbre, Berta se levantó de un salto del sofá y fue a ver quien era, se quedó bloqueada al ver a esa persona al otro lado de la puerta.
- Pero bueno ¿Y tú que haces aquí?
Era Dani, mi compañero de comisaría. Él encogió un hombro- ¡No me digas que tu eres la Berta el anuncio!
Berta asintió alucinando- ¿Vienes por lo del anuncio del compañero?
Dani asintió y ella le invitó a pasar, le enseñó la casa, le explicó las condiciones de vivir con ella, con algo de humor y con más confianza que con el resto de visitas. Tras enseñarle la casa, se pararon a hablar en el rellano.
-Bueno- dijo ella cruzándose de brazos- es que no me puedo creer que tú hayas llamado a mi puerta.
Dani abrió los brazos- Pues ya ves... vivía en un piso, pero aparte de que estaba sólo, el alquiler era muy caro.
Berta asintió- Claro, has hecho bien queriendo compartir con alguien, es lo mejor.
Él asintió- Bueno... ¿Entonces?
- Quédate- dijo sin más- Estaremos bien los dos.
- Claro que si- le dijo acariciándole el brazo- es hora de que nos conozcamos tu y yo.
-Yo voy de poli en poli y tiro porque me toca- tras decir esto ambos soltaron una carcajada.


Dani la miraba sonriente y de repente le dio un beso en la mejilla- Nada compañera, mañana me mudo- abrió la puerta- muchas gracias.
Berta negó- Gracias a ti.
- Ya me contarás porque no vives ya con Patricia.
Ella asintió apoyándose con tristeza en el marco de la puerta- Más adelante te lo cuento todo.
Y así, lo que son las casualidades, Berta iba a compartir piso con Dani.
Ilusionada, organizó la habitación para cuando llegase que se lo encontrase todo bonito. Estaba algo nerviosa, pues ninguna vez había compartido piso con un chico. Se encargó de quitar detalles o fotos que a él pudieran parecerle cursis, quería que no se sintiera apartado.


A la mañana siguiente, se levantó temprano para esperar la llegada de su nuevo compañero. Este llegó antes de lo esperado y apareció al otro lado de la puerta cargado de maletas. Berta sonrió y se llevó una mano a la cabeza.
- Deja que te ayude, hombre- cogió dos maletas y las metió a la casa.
-Hogar nuevo hogar- dijo él una vez dentro y respiró hondo.
Le ayudó a organizar sus cosas en la habitación y al terminar sin esperárselo le dio un abrazo. Berta alucinaba con el cariño que le había cogido sin apenas conocerse.
-Si no te importa, voy a darme una ducha y a ponerme el uniforme que tengo que ir a currar.
Ella asintió y salió de la habitación, mientras él se duchaba, ella limpiaba la cocina. Al recordar una cosa que quería haber hecho y no hizo se fue a su habitación, en ese momento, Dani entró a la suya que estaba justo enfrente, iba desnudo y se estaba secando la cara con una toalla, Berta se quedó mirando la escena boquiabierta. De repente, Dani se dio la vuelta y la encontró allí, en la otra habitación, sin parpadear. Muy avergonzado se tapó con la toalla.
-Perdona, perdona- se disculpó- es mucho tiempo viviendo solo y... se me ha ido la olla.
Berta sonrió- Tranquilo... no, no pasa nada- se rascó la cabeza- yo... miraba porque... bueno hace mucho tiempo que no veo un hombre en bolas.
Dani soltó una carcajada, pero al ver que Berta no se reía paró- Lo siento.
- Puede hacer gracia, pero...- al darse cuenta de que estaba hablando de aquello con Dani cambió de tema- Bueno sí, que... te dejo que te vistas.
-Perdona Bertita- dijo una vez más cerrando la puerta de su habitación.


Berta se quedó alucinando, pensando en si serían así todos los días y después salió al salón y empezó a hacer la lista de la compra, de pronto Dani apareció por allí con el uniforme puesto.
-Berta me voy a currar.
Ella le miró sonriente- Muy bien compañero.
Dani sonrió y miró atentamente lo que escribía en la hoja.
-¿Que quieres cenar esta noche?
Al escuchar aquella pregunta, Dani se sorprendió, se llevó una mano al pecho y alzó las cejas- ¿De verdad me estás preguntando eso?
Berta sonrió- Claro, haré la cena para los dos.
Él sonrió, estaba emocionado, nunca le habían preguntado aquello.
-Imagino que después de un día de trabajo llegarás con hambre- hizo una pausa y agachó la cabeza- Patricia siempre llegaba con hambre.
Dani asintió- Nuestro trabajo abre el apetito- se quedó pensativo, finalmente miró a Berta y se encogió de hombros- haz lo que te apetezca, a mi me gusta todo.
-¿De verdad?
-Sí- dijo con una sonrisa- hagas lo que hagas bienvenido será- se acercó a ella y le dio un beso en la mejilla- que tengas un buen día.
-Igualmente.
Dani se fue y Berta se quedó sonriente, aquel compañero de piso le gustaba, era guapo, parecía divertido, cariñoso y encima le dejaba elegir el menú. Tenía el presentimiento de que con él iba a empezar una buena relación de amistad y que le serviría de ayuda para olvidarse de mi.


Continuará...

25 de enero de 2012

Capitulo 3 ¿Nos vemos esta tarde?

Spin off de la historia anterior:


AVISO: El contenido de esta historia NO es real, es totalmente ficticio, creado por y para los fans, para pasar un buen rato, leyendo historias de sus ídolos. Disfrutad!


Capitulo 3 <¿Nos vemos esta tarde?>


Corriendo me levanté del sofá, había recibido una de las mejores llamadas de mi vida. Volví a  trabajar, no podía creerlo, Miki tenía razón en aquello que me dijo. Estaba muy contenta e ilusionada, no había estado mucho tiempo sin trabajo pero se me había hecho eterno. Cogí mi móvil y llamé a mi amigo, le di la noticia muy ilusionada y él me dijo que era de esperar, que yo lo valía.
Colgué y me fui corriendo a buscar mi uniforme, no tenía tiempo que perder, me había dicho que si podía ir ese día mucho mejor. Iba descalza, y como dice la ley cada vez que vas descalza y pasas por al lado de la cama, te tienes que dar un golpe en el meñique, y eso me pasó, me di un fuerte golpe.
-¡Me cago en su puta madre!- exclamé sentándome en la cama. Me cogí el dedo y lo acaricié varias veces- ¡joder, como duele!
Decidí hacerme la valiente y ponerme en pie par seguir vistiéndome, lo hice a toda prisa y cojeando salí al salón, cogí las esposas, me las colgué del pantalón y salí de casa con una sonrisa.


Entré en comisaría feliz, saludando a todo el mundo y abrazándome con los que tenía más confianza. Por un pasillo me encontré con Dani, este se quedó parado con los papeles en la mano, mirándome fijamente, al reaccionar, sonrió- ¡Hombre, pero si ha vuelto lo más bonito de esta comisaría!
Le miré con los ojos llenos de vida y sin que se lo esperase, le di un abrazo.
-¿Como es que has vuelto?
Sonreí y le puse una mano en el hombro- No podía dejarte más tiempo solo- hice una pausa- Me han dicho que últimamente le miras mucho el culito a Noelia- tras decirle esto seguí mi camino, pero antes de que estuviera más lejos, Dani me preguntó.
-¿Y quien te ha dicho eso?
Me giré sorprendida- ¡Ah, que es verdad que le miras el culo!- le señalé con el dedo y negué con la cabeza- ¡Que fuerte!- me giré y continué andando, de repente, un compañero llegó corriendo y se paró delante de mi, le miré extrañada, él me puso una mano en el hombro y trató de respirar con normalidad antes de hablarme.
- Patricia, te necesitamos.... tienes que interrogar a un hombre que supuestamente ha robado en una casa.
Sonreí- Pero... ¿Está bueno?
Él me miró extrañado y retrocedió un paso- ¿Eh?
Negué con una sonrisa- Nada, nada- empecé a andar y él vino detrás- pasadme todos los informes que los lea, no puedo interrogar sin tener ni puta idea de lo que ha hecho.
Mi compañero asintió y se fue a por los papeles, me metí en la sala donde estaban viendo al detenido que estaba solo atraves de una cámara. Me senté en una silla y miré de reojo la pantalla, era un chico normal y corriente, no me llamó mucho la atención. Leí detenidamente los informes que me había dado mi compañero antes de entrar, cuando acabé, fui decidida  a hacer que confesara todo.
-Patricia-me llamó un compañero antes de salir, me giré y le miré- Lleva cuidado, porque contesta de mala manera.
Una sonrisa se me dibujó en la boca al escuchar aquello- ¿Ah, sí? pues a mi en eso no me gana nadie- salí de la sala y antes de entrar donde estaba el detenido, suspiré. Entré seriamente, imponiendo autoridad. Él me miró de reojo y empezó a sonreír. Me paré delante de él y me miró a los ojos.
-¡Vaya! ¿Ahora a los detenidos le hacen un striptease?- alzó las cejas- ¿Te vas a desnudar?


Le miré con esa mirada que según Berta, era escalofriante- ¡Un graciosillo, por lo que veo!- me crucé de brazos- mira tío, a mi no me gusta que me hagan esperar, así que ya puedes estar contándomelo todo.
Aquel hombre me miraba fijamente- Pues... que tienes un polvazo, eso es lo que tengo que decir.
Me apoyé bruscamente en la mesa y le agarré de la camiseta- ¿Eres gilipollas? ¿Como puedes hablarle así a un policía?
El chico agachó la cabeza. Me hice hacia atrás y empecé a dar vueltas por la sala. Mientras, mis compañeros alucinaban viendo lo que pasa por la cámara, no se podían creer que tratase así a la gente y que me saliera tan natural, sin cortarme un pelo.
No paraba de dar vueltas, aquel tío se resistía a contestar, pero yo era mucho más dura que él.
-Cariño, cuando te niegas a contestar es por algo ¿No crees?
El chico me miró, pero no dijo nada. Resoplé y me senté en una silla, enfrente de él, subí los pies encima de la mesa, vacilante. Estuvimos un rato en silencio, le miré a los ojos y alcé una ceja, como diciéndole "Venga ya ¿no?"
Estuve un rato más con los pies encima de la mesa, en silencio, hasta que mi paciencia se agotó, me levanté de repente y di un golpe en la mesa.
- Explícame de una puta vez porque robaste en casa de esa señora.
Él me miró sonriente- ¡Que guapa estás cuando te enfadas!
Apreté con rabia la mandíbula- Mira idiota, me estás tocando  mucho los cojones y eso que no tengo.
Él alzó las cejas mirándome fijamente.
- A lo mejor si estuvieras bueno después de todo te llevaría hasta mi cama.
La cara del chico en ese momento era todo un poema.
- Pero como a parte de ser feo eres un gilipollas...
Hubo un momento de silencio y le agarré bruscamente de la camiseta- O me lo dices ya o...
-¿O qué?- me dijo con una sonrisa, algo que me sacó completamente de mis casillas y sin pensarlo le di un bofetón en la cara. Él me miró con la boca abierta, no podía que le hubiera pegado.
-Dímelo ya...- dije empezando a estar impaciente.
Él no dejaba de mirarme con esa maldita sonrisa de vicioso, esa sonrisa con la que se vía claramente que me estaba desnudando con la mirada, aquella mirada era la que tanto me estaba impacientando.
-¿Quieres que te lo cuente todo?
Le miré cruzándome de brazos, estaba muy seria.
-Chúpamela- me guiñó un ojo- y te lo diré todo, todo lo que quieras...
Alcé las cejas sonriente y asentí, dándole a entender que estaba de acuerdo, él sonrió alegre porque había aceptado el trato. Me incorporé en la mesa mirándole de una forma muy sensual y de repente, sin que se lo esperase le solté otra bofetada.
-¡Que te la chupe tu madre! ¿No te jode?


En ese momento dos de mis compañeros entraron en la sala y me pidieron que saliera, me echaron la bronca por haberle pegado ya que no debía de haberlo hecho, me disculpé y me pidieron que por favor continuara haciendo otras cosas, que de aquel tipo ya se encargaban ellos.
Decidí ir a por un café, para relajarme, aquel chico me había puesto muy nerviosa, allí estaba Dani, hablando con unos amigos, al verme llegar se separó de ellos y vino conmigo, se apoyó con el brazo en la máquina del café y me miró sonriente.
-Que alegría volver a verte por aquí.
Removí el café y le miré de reojo, decidí no contestarle.
-¿Que te parece si nos vemos esta tarde?
Le miré fijamente a los ojos- ¿Estas intentando ligar conmigo?
Él soltó una carcajada nerviosa y desvió la mirada, empezaba inquietarse, no se le daba muy bien eso de ligar.
Negué y bebí un trago del café- Esta tarde creo que estaré ocupada.
Él frunció el ceño e inmediatamente me pasó una mano por la mejilla, cariñosamente me puso el pelo tras la oreja. Volví a darle un sorbo al café y me acerqué a su oído.
-Dani, no sé que pretendes... pero ya te dije que yo no quiero nada, y tú si.
Él suspiró y retrocedió un paso. Se había quedado sin nada que decirme. Agarré con fuerza el café- Tu sientes algo por mi y eso podría hacerte mucho daño.
Se metió las manos a los bolsillos, agachó la cabeza y se dio la vuelta para irse de allí. Le seguí con la mirada hasta que desapareció.


Continuará...

24 de enero de 2012

Capitulo 2 Tiene un gran corazón

Spin off de la historia anterior:


AVISO: El contenido de esta historia NO es real, es totalmente ficticio, creado por y para los fans, para pasar un buen rato, leyendo historias de sus ídolos. Disfrutad!


Capitulo 2 <Tiene un gran corazón>


Esa mañana Berta dormía plácidamente en su cama, estaba en un profundo sueño, de repente el teléfono fijo de la casa empezó a sonar. Berta abrió los ojos y se desperezó, estaba muy cansada, le daba pereza levantarse, miró la hora y volvió a desperezarse.
- ¡Patricia, cógelo!- gritó desde la habitación, acostumbrada a hacerlo cuando ella no quería levantarse de la cama y por la hora que era yo ya me habría levantado para irme a trabajar- ¡Patricia!- volvió a gritar para que contestase yo. Extrañada, frunció el ceño, hizo las sábanas hacía atrás y se bajó de la cama, caminó hasta el pasillo y entonces se dio cuenta de lo que había hecho, me había llamado. Se pasó una mano por la cara y suspiró, cuando fue a contestar habían colgado. Lentamente fue asomándose al salón, al baño y a la habitación que quedaba libre, como buscándome.
Agachó la cabeza y decidió prepararse el desayuno, se puso la radio, mientras lo preparaba todo, como de costumbre.


Preparó un café y sin darse cuenta llenó dos tazas. Al verse con las dos tazas en la mano se sentó en la silla de la cocina y tomó aire.
-Me está afectando esto de vivir sola- se dijo- la hecho de menos.
Le dio un sorbo al café y se quedó pensativa. Tras darle vueltas a la cabeza lo tuvo, tuvo la respuesta para que dejase de pasarle todo aquello, para dejar de echarme de menos- ¡Tengo que buscar un compañero de piso!
Tras desayunar fue a diseñar varios carteles para los interesados. "Se busca compañer@ de piso" puso en ellos, su nombre, número de tlf y dirección.
Lo colgó por la calle y en algunas tiendas donde la dejaron y volvió a su casa con la esperanza de encontrar a alguien amable, respetuoso y con el que se llevase bien.
Al abrir la puerta de casa, entró con una sonrisa.
-¡Patricia, acabo de pegar unos carteles para...!- al darse cuenta de que había vuelto a creer que yo estaba allí, se pegó en la cara, como para hacerse bajar a ella misma de la nube, y se fue corriendo a tumbarse en el sofá, allí empezó a llorar sin consuelo alguno.


Al darse cuenta de por lo que estaba llorando, se incorporó en el sofá y se limpió las lágrimas, desde que se había ido de casa era la primera vez que lloraba.
-Berta no llores más por eso, lo pasado, pasado queda- se dijo y se quedó pensativa, sentada en el sofá- a pesar de lo que hizo, la quiero- se levantó de un salto y miró la casa, un pensamiento de volver conmigo se le pasó por la cabeza, negó varias veces con la cabeza, como intentando sacarlo de su mente y después sonrió- Ha llegado el momento de cambiar de vida.
De repente el móvil empezó a sonarle, fue a cogerlo, pero dudó en si contestar o no, ya que el número que le aparecía en la pantalla era muy raro.
Lo miró detenidamente y finalmente decidió  cogerlo, podría llamar por el anuncio de "Se busca compañar@"
-¿Si?
- Hola ¿Berta?
- Sí, soy yo ¿Con quien hablo?
-Llamo de comisaría.
En ese momento, el corazón de Berta dio un vuelco y cerró los ojos fuertemente. Patricia vino a su mente.
- Dígame- dijo algo desconcertada.
-Soy el jefe- hizo una pausa- como sabrá, Patricia fue despedida.
La cara de Berta fue todo un poema en ese momento, no se esperaba aquella noticia y se sintió muy mal por mi.
-Dijo que tenía problemas e intentaba solucionarlos, llevaba tiempo sin mover un dedo...
Berta escuchaba atentamente, alucinando con lo que le contaba.


El jefe agachó la cabeza- Me dijo que si la despedía esta comisaría se iría a la mierda, me dijo eso literalmente.
Al escuchar eso a Berta le entró la risa, pero intentó que él no la escuchase, aquello era totalmente dicho por mí y se imaginó como se lo estaba diciendo a mi jefe.
- Y bueno, es verdad, desde que ya no está estos muermos no funcionan igual, yo no sé que les daba esa chica.
Berta sonrió y se mordió el labio- Es que Patricia es una buena mujer, tiene un gran carácter, pero eso es bueno para su trabajo, no sé porque la ha despedido.
El resoplido del jefe sonó al otro lado del teléfono- Mire, la llamo a usted porque según entendí los problemas los tenía contigo.
Berta cerró los ojos con fuerza al recordar miles de cosas e hizo un esfuerzo por no llorar- Así es, los tenía conmigo.
- Creo que voy a readmitir a Patricia.
Escuchar aquello hizo sonreír a Beta, se alegró muchísimo por mi.
- Pero, le pido por favor que solucione cuanto antes los problemas con ella porque...
Berta le interrumpió- No, tranquilo, ya no vivimos juntas- hizo una pausa para no llorar, empezaba a ponerse muy sensible- Será un gran acierto volver a admitirla, créame, ya sabe que ella hace un gran trabajo y si alguna vez se le rebota, entiéndala, ella es así pero en el fondo no lo hace con maldad, en el fondo Patricia tiene un gran corazón, ella es muy sensible. 
El jefe asintió con la cabeza- Vaya, que bien habla de ella... Bueno, pues muchas gracias por su atención.
- De nada.
-Un placer, hasta otra- colgó.


Berta guardó el móvil y se quedó pensando en lo que había hecho, me había ayudado a recuperar mi trabajo a pesar de que estaba enfadada conmigo, me había ayudado y no había tenido en cuenta todo lo que yo le había hecho.
-Si es que soy demasiado buena- se dijo con una sonrisa- sí, a mi a buena persona no me gana nadie.


Continuará...

23 de enero de 2012

capitulo 1 El silencio de la soledad

Spin off de la historia anterior:


AVISO: El contenido de esta historia NO es real, es totalmente ficticio, creado por y para los fans, para pasar un buen rato, leyendo historias de sus ídolos. Disfrutad!


Capitulo 1 <El silencio de la soledad>


Aquella noche caminaba a paso lento, cabizbaja, con las manos en los bolsillos, estaba lloviendo con fuerza, pero me daba igual, ni la intensa lluvia interrumpiría mis pensamientos. Intentaba pegarme lo más que podía a la pared y esquivaba los charcos para no mojarme más de lo que ya estaba. La lluvia caía cada vez con más intensidad. Paré en seco y me quedé contemplando como caía la lluvia fijando mi mirada en la luz de una farola. Una gota de agua cayó en mis ojos, parpadeé varias veces y diminutas gotitas quedaron en mis pestañas.
Suspiré, bajé la mirada al suelo y continué mi camino. Miles de recuerdos me perseguían esa noche y lo único que quería era llegar a casa, dejarme caer en la cama y quedarme allí hasta morir.
Me paré para cruzar una calle, la lluvia me caía encima, no había ningún sitio para cubrirme. Clavé mi mirada en el muñequito del semáforo, rezando para que se pusiera verde cuanto antes. Cuando  cambió de color crucé la calle a toda prisa, al pasar por delante del escaparate de una tienda, me miré de reojo, el pelo me goteaba y lo tenía todo aplastado.


Me paré enfrente de la puerta de casa, saqué las llaves del bolsillo y entré. Lo primero que hice fue descalzarme, odiaba esa sensación de cuando vas mojada con la ropa puesta. Fui a mi habitación y me puse ropa seca, tras vestirme, me senté en el borde de la cama y fijé mi fría mirada en el suelo, sin quererlo, los ojos se me llenaron de lágrimas, que poco a poco se resbalaron por mis mejillas para ir a morir a mi pantalón. Suspiré y me sorbí la nariz. La vibración del móvil sobre la mesilla me sobresaltó, fui a ver quien era "Patricia cariño, sé que estás mal, pero no quiero verte así, lo superarás pronto, antes de lo que piensas, no llores, mañana iré a verte". Mi amigo Miguel, un amigo de toda la vida, más que un amigo, un hermano, al que yo cariñosamente llamaba Miki, él se sabía hasta el último detalle de mi vida, sabía como estaba en cada momento, lo que sentía, con sólo mirarme podía saber toda la historia. Le quería demasiado, aunque nunca siguiera los miles de consejos que me daba. En el último no le hice caso y perdí a mi mejor amiga y mi trabajo.


Aquel mensaje me hizo sonreír, sólo él podía sacarme una sonrisa en un momento como ese. Lo único que respondí fue "¿Te he dicho alguna vez que te quiero?".
Preparé algo ligero para cenar y me dejé más de la mitad, no tenía hambre, el estómago se me había cerrado y ya llevaba varios días sin comer bien. 
Di un sorbo al vaso de agua para intentar quitarme el sabor de comida de la boca. Me tumbé en el sofá a ver una película que estaban poniendo en la tele, pero era una bonita historia de amor y eso me recordaba a Ángel y Berta, así que, apagué la tele antes de echarme a llorar y me fui a la cama, a intentar dormir, me llevó unas horas pues un cúmulo de pensamientos llegó a mi mente, pero al final lo conseguí, caí en un profundo sueño.


El horrible sonido del timbre resonó en toda la casa, en mi cabeza, abrí los ojos lentamente y me desperecé en la cama, al ver el reloj de la mesilla me extrañé, eran las 12:00h nunca había dormido hasta tan tarde. Bajé de la cama y no me molesté ni en ponerme las zapatillas de estar por casa, salí a abrir descalza, parecía un zombie de "The walking dead". Al otro lado de la puerta me encontré con Miki y su sonrisa. Yo aún andaba medio dormida, le miré con los ojos entornado y bostecé. Nada más verme, se acercó a mí, me cogió de la cara y me dio un apretado beso en la mejilla. Cerré la puerta mientras me rascaba la cabeza, mi pelo estaba alborotado, quizá mi aspecto no era el mejor, pero me daba igual.
-Pero Patri, no me digas que te acabas de levantar- me dijo mirándome de arriba abajo.
Nos sentamos en el sofá y yo me abracé a un cojín. Mi amigo no me quitaba el ojo de encima.
-¿Cómo estás?
Le miré y me encogí de hombros, no tenía una respuesta clara para aquello, estaba en un estado raro, difícil de descifrar. Él volvió a darme otro beso en la mejilla, era de lo más cariñoso del mundo, no entendía porque se llevaba tan bien con una persona como yo.
-Sabes que a la larga todo se soluciona.
Negué rotundamente- Esto no se va a solucionar Miki.
Él asintió de un cabezazo- Que te digo yo que si, que Berta te quiere mucho.
Mis ojos empezaban a llenarse de lágrimas, le miré fijamente- Ya no, ahora me odia.
Miki me agarró de una mano y se acercó a mí, sin apartar su mirada de la mía- ¿Sabes una cosa?- dijo en un susurro.
Negué sin dejar de mirarle.
-Tu hechas de menos a Berta ¿Verdad? sientes que en esta casa hay un vacío.
-Sí, demasiado vacío.
Él asintió y me dio una palmada en la mano- Ella también está sintiendo esto que sientes tú, también te hecha de menos y ahora le faltas tú...
Agaché la cabeza, reflexionando sobre lo que me había dicho, se me hacía raro que después de lo que le había hecho ahora me estuviera echando de menos. Miki me dio un beso en la mano.
-Y eres la mejor policía que he conocido nunca, seguro que vuelves a trabajar enseguida.
Suspiré. Sólo esperaba que aquello fuese verdad. No paraba de subir mi ánimo y aconsejarme, era un amigo de verdad, y lo mejor es que acudía sin pedírselo y eso se agradecía. Tenía mucho que aprender de él.
-Este momento de tristeza es sólo momentáneo, verás como todo cambia dentro de poco- me dijo con esa sonrisa que me transmitía tanta confianza.
Le miré con media sonrisa en la boca y le di un apretado abrazo.


Cuando se fue de casa, fui a vestirme y organizar un poco el armario, saqué el uniforme y lo miré con pena, decidí lavarlo. Una vez que tenía toda la ropa que quería dentro de la lavadora, miré atentamente los botones, no tenía  ni idea de como funcionaba aquel cacharro, fui a cerrarlo y entonces recordé a Berta echando unos líquidos en las ranuras, los buqué por los armarios y los saqué todos. No sabía para que servía cada uno, ni donde debía de echarlos, así que los mezclé todos y lo dejé caer por una de las ranuras. Una vez hecho esto, me senté en el taburete y apoyé un codo en la barra, me quedé contemplando como una idiota la lavadora. "Berta siempre era la que hacía todo esto"- pensé, y un nudo en se me hizo en la garganta, sentí ganas de llorar. Me giré mirando a la puerta, imaginando que entraba feliz, con su preciosa sonrisa puesta y contándome mil anécdotas. Cerré los ojos fuertemente al ver que aquella puerta no iba a abrirse.
Me llevé las manos a la cara y apoyé los codos en la barra. Todo estaba en silencio, no había ningún ruido excepto el de la lavadora y el tic tac del reloj. Yo no podía soportar más aquello, necesitaba a mi amiga más que nunca. En ese momento me di cuenta de lo mucho que la quería, hasta echaba de menos discutir con ella. Y pude comprobar que es verdad aquello de "No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes"


Continuará...

21 de enero de 2012

las locuras de la rubia

Después de hace un tiempo, retomo la sección maravillosa de las idas de olla de la rubia en SLQH. Esas con las que tanto nos hemos reído. Espero que os guste.


Patricia: Anda, yo también quiero un concurso miserable, tengo una idea ¡PILLAAAR! (entra Pilar) ponte ahí de espaldas (mira a la cámara) hoy en "sé lo que hicísteis..." inauguramos un concurso. ¿Quien es el colaborador o la colaboradora que aparece de espaldas en esa pared? el ganador podrá venir al programa y mandarle un beso a alguien.  ¡Gracias Pilar ya puedes irte! oye ¿Y donde pueden llamar para dejar la respuesta?
Ángel: Yo que sé, la idea del concurso ha sido tuya, búscate la vida.
Patricia: ya está pues mira de momento que llamen al 905 44 7 555
Ángel: Ese es el de "Corazón de primavera"
Patricia: Yaa. Anne, que si alguien acierta la respuesta ¿Nos puedes avisar por favor?
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Patricia: Eso es de 1º de periodismo... ¿O de segundo? aaay ¿En que año fui yo a la fiesta esta de periodismo que me lié con este tío...?
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Patricia: Eso son tonterías
Ángel: ¿Tonterías? ¿Que pasó después de que tiraras la sangre en el comedor?
Patricia: Que nos dijeron que el programa iba a ser diario.
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Ángel: Tenemos que seguir hablando pero cambiamos de cadena.
Patricia: ¡Ya era hora! ¡Ya era hora! Por fin nos vamos a una cadena de verdad, Ángel,vamos no sé tu pero yo ya estaba harta de la sexta y de ser la rubia tonta de los cojones, y ahora que sé que cambiamos de cadena ¿Sabes lo que te digo? *corte de mangas* esto pá la sexta.
Ángel: Patricia
Patricia: ¿Que?
Ángel: Cambiamos de cadena sobre la que vamos a hablar
Patricia: .... y eso fue, lo que me dijo Miki de lo que pensaba sobre la sexta. ¿Te lo puedes creer? ¡Que barbaridad! ¡Es que no te puedes  fiar de nadie!
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*A la vuelta de un vídeo, Patricia está con el móvil, pasando de todo y exclama*
Patricia: ¡Tengo unas ganas de que se acabe esta puta mierda para irme a mi casa...!
*Se da cuenta de que está en directo y deja el móvil*
Patricia: Sí... no te puedes ni imaginar lo mucho que se pasó Miki, pero mogollón. 
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Ángel: Bueno, pues si no te ha gustado el tacto, el que maneja... el señor este que acaba de hablar...
Patricia: ¿Pepe?
Ángel: Pepe, pepe que es un mal hablado... ¿Por que tienes que desvelar los misterios de la tele? La gente seguro... todo.
Patricia: ¡Que es todo mentira!
Ángel: De verdad... ahora la gente dirá...
Patricia: ¡Ni Ángel es bajito ni yo soy tonta, coño!
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Patricia: Tengo una pregunta
Ángel: ¿Cual es tu pregunta Patricia Conde?
Patricia: Mi pregunta es la siguiente... ¿Por qué a veces eres tan gilipollas?
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Ángel: Y dejamos ya el sexo para hablar de amor.
Patricia: ¿De verdad?
Ángel: Sí, vamos a hablar de amor.
Patricia: Bueno, ya era hora, después de casi 3 años viéndonos todos los días, es normal que empieces a sentir algo por mi.

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Patricia: ¿Chocho que es? ¿Bonito?
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Patricia: La tía de mi padre es una señora que está muy mayor y no dice nada, pero cuando estamos cenando toda la familia, pues se pasa toda la cena sentada en una silla en silencio y de pronto, la mujer suelta un grito y se vuelve a quedar callada.
Ángel: ¿Siempre ha sido así?
Patricia: No, que va, si fue muy raro, ella estaba perfectamente por la tarde y por la noche ya se estaba loca.
Ángel: ¿Se volvió loca por la noche? ¿De repente?
Patricia: Sí, Por las buenas, la llamé una tarde para celebrar que me había sacado el carnet de conducir, se montó en el coche para ir a dar una vuelta y cuando la dejé en casa, pues ya estaba loca, fue muy raro.



Espero que os haya gustado. Un beso.

Capitulo 20 ¡Tenías que hacerlo! ¿No?

AVISO: El contenido de esta historia NO es real, es totalmente ficticio, creado por y para los fans, para pasar un buen rato, leyendo historias de sus ídolos. Disfrutad!


Capitulo 20 <¡Tenías que hacerlo! ¿No?>

Abrí la puerta de casa, venía cargada de bolsas para lo que iba a ser una noche perfecta, la amplia sonrisa aún no se me había ido de la cara.
Dejé las bolsas en la cocina, pero cogí una de las velas que había comprado que me hizo mucha gracia, era un pingüino. Ilusionada fui a enseñárselo a Patricia. Por la mitad del pasillo la llamé.
-Patricia mira que monada de velita he comprado... a Ángel le va a encantar.
Con mi sonrisa puesta entré en su habitación y al ver lo que vi me quedé helada en la puerta, la vela se me cayó al suelo. Automáticamente, al escucharme, Ángel se bajó de encima de Patricia y ambos me miraron alucinando.
-¡Berta!- dijo Patricia.
La miré fijamente, estaba allí parada sin poder reaccionar, me había quedado de piedra, ni si quiera parpadeaba, y mi corazón se partió en mil pedazos, creo que pudo escucharse el sonido de la explosión a varios kilómetros de distancia.
- Berta, Berta esto... esto tiene una explicación- me dijo Patricia agobiada, tapándose con la sábana.
Los ojos se me llenaron de lágrimas y negué con la cabeza lentamente, mirándola con desprecio- ¡Tenías que hacerlo! ¿No? Si no me jodías la vida no te quedabas a gusto....
- Pero Berta...- se quedó callada, no sabía que decir.


Miré a Ángel y empecé a llorar- Y tú... tu eres un capullo- me fui de la habitación, no podía ver más aquella imagen, fui directa a mi habitación, iba a hacer la maleta, me iba de aquella casa.
Patricia miró a Ángel enfadada- ¿Y tú porque me traes hasta aquí? Mira la que has liado.
Ángel se encogió de hombros- Perdona, pero dos no se acuestan si uno no quiere...
Ella le miró y se bajó de la cama para vestirse- ¡La he cagado pero bien!
Ángel también empezó a vestirse.
-Yo que quería hacerla feliz y voy y la cago- miró a Ángel- ¡pero la cago pero bien!- parecía que ella también iba a llorar.
-Bueno pero ha sido bonito ¿No?
Patricia clavó su mirada en la de Ángel- ¡Ángel!
Él se encogió de hombros- Era para buscar algo positivo.
Negó- Es que esta historia no tiene nada positivo- resopló- Esto no se hace a una amiga ¡Soy horrible!
Patricia salió al pasillo y abrió los ojos como platos al ver que estaba haciendo la maleta.
Guardaba bruscamente mi ropa en la maleta, las lágrimas me caían sin parar, aquel golpe tardaría en superarlo demasiado tiempo.
Agarré con fuerza la maleta y salí al pasillo, pasando por delante de Patricia y ángel que me miraban atentamente. Ambos se vinieron detrás de mi.
- Pero... pero Berta ¿A donde vas con esa maleta?- me preguntó.
Me limpié las lágrimas y la miré- Me voy, se acabó, no quiero saber nada de ti- la señalé con el dedo- Y pensar que eras mi mejor amiga...
Patricia me miraba fijamente- Berta lo siento, esto... vamos a olvidarlo.
La miré con odio- Patricia, me has hecho daño, me has hecho mucho daño... yo confiaba en ti.
Ángel estaba allí mirando la escena, dos pasos más atrás de Patricia, yo diría que tenía los ojos llorosos.
- Berta ¿Pero como te vas a ir?- dijo Patricia con pena.
- Cogiendo la puerta y saliendo- agarré la maleta tan fuerte que mis nudillos se pusieron blancos.
Patricia suspiró- ¿Y se va acabar así nuestra amistad?
Encogí un hombro- ¡Tú! has querido que esto acabe así.
Ella me miraba a los ojos todo el rato- Pero ¿A donde vas a ir?- estaba muy triste y arrepentida, tenía una cara que yo no le había visto nunca.
La miré seriamente- Voy a ir a un sitio donde se me respete... es decir, lejos de ti.
Nuestras miradas se congelaron por un momento y sin apartarle el ojo, abrí la puerta, respiré hondo, miré una última vez la casa, les miré a los dos y me fui de allí, dando un portazo.


Patricia suspiró, se llevó las manos a las caderas y miró a Ángel. Estaba muy enfadada, pero enfadada con ella misma, por ver como había tirado a la basura su vida, como había perdido a su mejor amiga y todo por no saber controlarse.
En ese momento, el móvil le empezó a sonar, fue corriendo a cogerlo con la esperanza de que fuese yo la que llamaba, pero era Dani, le cogió y regresó al salón con Ángel.
-Dime Dani
Su voz sonaba preocupada- Oye ¿Que coño has hecho hoy en la comisaría?
- ¿Por qué lo dices?
Dani hizo una pausa para dar una fuerte noticia- Patricia... te han despedido.
Patricia se quedó bloqueada y abrió los ojos como platos- ¿Qué?- gritó.
- ¡Que te han despedido, joder! ¿Que coño has hecho?- le dijo apurado.
- Mira, lo que me faltaba ya por hoy, para terminar de alegrarme el día- colgó y tiró el móvil hacía atrás, este cayó en el sofá.
Ángel la miró, queriendo saber lo que le pasaba. Patricia le miró- ¡Tú. Fuera!- se acercó a él y le empujó hasta la puerta.
- Te recomiendo que no vuelvas por aquí, y si no quieres morir, a Berta ni la llames- lo sacó de casa y cerró la puerta.
Nada más cerrar se echó a llorar, no podía creerse que todo hubiera pasado así de rápido, en unos minutos lo había echado todo a perder, se había quedado sola, sin amiga, sin trabajo y todo por culpa de lo mismo, de algo que hizo que no debería de haber hecho.
A partir de entonces decidió intentar cambiar un poco su personalidad, por mucho que le costase y cruzaba los dedos para que en poco tiempo volvieran a llamarla en comisaría, y sobre todo los cruzaba para que yo volviese a casa.
Desde entonces, lo único que hacía día tras día era llorar, llorar y llorar. Sabía que estaría arrepentida de por vida de algo que un día hizo sin pensar.




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