Estas fotos pertenecen al blog de Patri.

31 de octubre de 2011

CAPITULO 40 /No quiero que te vayas/

AVISO: El contenido de esta historia NO es real, es totalmente ficticio, creado por y para los fans, para pasar un buen rato, leyendo historias de sus ídolos. La única verdad fue que Ángel se fue de SLQH. Algunos diálogos están sacados de la realidad, pero solo los que tienen lugar dentro del plató. Disfrutad!




CAPITULO 40 <No quiero que te vayas>

Ya está, el programa había terminado, se había acabado para siempre. Se había cerrado una gran etapa en mi vida y la despedida con mis compañeros fue muy dura. Aunque sabía que nos podíamos volver a ver de vez en cuando, siempre y cuando nos llamásemos. Los primeros días de haber acabado el programa, yo estaba un poco ida. No sabía lo que debía de hacer, estaba perdida, desconcertada. No me podía hacer la idea de que no iba a hacer más programas diarios, que no iba a volver  decir “hasta mañana corazones” ni  “hola ¿Qué tal? Bienvenidos a sé lo que hicisteis…”
Era algo que no podía aceptarlo, lo estaba pasando realmente mal y no contaba con el consuelo de nadie. No quería llamar a ninguno de mis compañeros para no molestarles a ellos también, para que no les llegara la nostalgia. Así que me dediqué a estar encerrada en casa todo el tiempo, a salir lo menos posible. Ya no sabía que hacer para dejar de llorar, para asumir todo lo que había pasado.

Mi figura de chica impecable y guapa que tenía del programa, hubiera caído por completo si alguien me hubiera visto en aquellas condiciones, me convertí en una Patricia descuidada, dejada, sin maquillar, con ojeras, con el pelo alborotado y todo el día en pijama, era una Patricia sin ganas de vivir la vida, sin ganas de hacer nada. Y llegó un momento en el que se me juntó todo, la pérdida del programa y que Ángel llegó a mi cabeza, llegó él y todos los momentos que habíamos pasado juntos. Y yo más lloraba, e intentaba borrar esas imágenes de mi cabeza, pero era imposible. Entre unas cosas y otras no habría nada ni nadie que me hiciera levantar cabeza en al menos, dos meses.

Poco después, me di cuenta de lo equivocada que estaba, de repente, el amor llamó a mi puerta, literalmente. Me levanté y sin mirar por la mirilla ni nada, abrí la puerta, no me importaba que me vieran así. Al ver quien era, mi cara se transformó y solo él, consiguió ponerme una sonrisa después de mucho tiempo. Nos quedamos mirándonos fijamente durante unos segundos y yo me mordí el labio y negué con la cabeza, no me podía creer que estuviera allí, en mi casa.
-Pero bueno…-dije sorprendida. Era Carlos, había vuelto, era el hombre más atento que había conocido jamás y aquellas visitas espontáneas me encantaban.
Carlos me sonrió y abrió los brazos.
-¿Cómo tu por aquí?-le pregunté.
Él dio un paso adelante-Aquí estoy…tenía que venir, sé que me necesitas
Asentí varias veces, como desesperada y le cogí del brazo, haciendo que entrase en casa. Cerré la puerta y me di la vuelta buscándole. Él me sonrió, con una sonrisa preciosa en su boca.
-Gracias por venir, Carlos.
-De nada guapa ¿Estás bien?-se acercó a mi y me acarició el brazo.
Le asentí-Más o menos, estoy intentando llevar esto de la mejor manera posible, pero…
-Pero sola-me interrumpió él
Le miré a los ojos y le asentí.
-Sola no podrás superarlo nunca-me dijo acariciándome la barbilla-y por eso estoy aquí.
Me mordí el labio y agaché la cabeza-Ya lo sé, no puedo entender que todo haya pasado así, tan rápido…además estoy aquí sola y…-hice una pausa, sentía ganas de llorar y él no dudo en venir a darme un gran abrazo. Le apretujé con fuerza-…y Ángel viene a mi cabeza a menudo y más lloro.
Carlos me abrazó aún con más ganas al escuchar que hablaba de Ángel y después me dio un beso en la cabeza y se separó de mí.
-No te preocupes preciosa, que aquí estoy yo para lo que haga falta-nos cogimos de las manos y nos sonreímos-Ahora me lo vas a contar todo, todo lo que te pasa, todo lo que sientes, y verás que terapia más buena y lo bien que te sientes después de hacerlo.
Le solté las manos y suspiré-Vale, me parece buena idea.

Esa noche, le conté a Carlos todo, absolutamente todo lo que sentía, todo lo que había vivido y él me escuchó sin perder detalle, sin aburrirse, me escuchó en todo momento y eso fue algo que yo agradecí un montón porque me hacía sentir a gusto contándole todo aquello, encima me aconsejaba, sabía que podía confiar en él, pues le conocía demasiado.
Él me dijo que no había tenido ninguna novia desde que lo dejamos y continuamente me decía cosas bonitas, sin pasarse, eso sí. Era un encanto, cada vez que me decía algo, conseguía ponerme nerviosa.
Una vez, se quedó mirándome fijamente, de esas miradas que te fundían, no sabía en lo que estaba pensando mientras me miraba, pero me estaba inquietando, de repente me dijo-¿Sabes que estás preciosa así?
Me sorprendí, pues iba echa un desastre-¿Así? ¿Cómo estoy ahora mismo?
Él me asintió
-Estas loco-dije sin más
-No, no estoy loco, soo digo que estas preciosa
Me miré de arriba abajo-Pero si voy echa un asco.
Él soltó una carcajada-¡Que cosas dices! ¡Tu nunca irías echa un asco!
Desvié la mirada mientras me reía-Bueno, pues muchas gracias
Carlos no dejaba de mirarme y yo le miraba también fijamente, sabía que algo se traía entre manos, siempre hacía lo mismo cuando estaba pensando bastante algo.

-Patricia-me dijo. Yo le miré-Me encantas, de verdad
No sabía que decirle, por lo que le sonreí.
-Te lo voy a decir…es que no sabes lo que siento cuando estoy contigo-hizo una pausa para tragar saliva-Es que no has dejado de gustarme nunca…
-Carlos…
No me dejó seguir, me interrumpió-Te quiero como el primer día y no sabes lo que he llorado delante de la tele, viéndote…
Agaché la cabeza y después le miré. Él me sonrió, había cierta tensión entre los dos, sobraban las palabras y Carlos supo lo que tenía que hacer, conocía todas las expresiones de mi cara al milímetro, así que, se lanzó a besar mis labios. Nos abrazamos en aquel beso, atrapándonos el uno al otro. Volví a sentir el calor de sus jugosos labios después de mucho tiempo y volvieron a mi esas sensaciones especiales cuando solo le besaba a él. Y no quise soltarlo nunca.

Al terminar aquel beso, nos miramos a los ojos y él me regaló una sonrisa.
-¿Qué me dices de esto?
Me relamí el labio-¿Qué quieres que te diga? ¡Un beso!
Él soltó una carcajada-pero…después de tanto tiempo, y que me haya lanzado así…
Me pasé una mano por la frente, no sabía que decirle, resoplé y le volví a mirar.
-Yo creo que…tu no sientes lo mismo por mí que yo.
Le puse una mano en la rodilla-Carlos…después de ti he tenido otra relación y…entiéndeme.
Él asintió-Lo sé, lo sé, ahora le estas olvidando a él
Agaché la cabeza, pensativa.
-A mi ya me has olvidado…-me dijo con carita de pena.
Se hizo un silencio y entonces, cerré los ojos y en décimas de segundo me pasó una vida por delante. Y en esa vida, la mayor parte del tiempo aparecía Carlos, donde más feliz estaba era con él. Recordé grandes momentos a su lado, desde que nos conocimos hace ya unos años, hasta el día que estábamos ahí, en ese sofá, y entonces comprendí que…yo también le quería y que nunca había dejado de quererle, simplemente, había hecho su amor a un lado.

Abrí los ojos y le miré, él estaba triste, sabía la respuesta, de pronto le puse una mano en el hombro, me acerqué a él y le di un dulce beso en los labios.
Me separé lentamente de él y le miré a los ojos.
-No quiero que te vayas-le dije en un susurro.
Carlos me dio otro besito y me acercó a él.
-Quiero que te quedes conmigo esta noche-le dije muy cerca de sus labios.
Él me negó con la cabeza y me acarició la cara-Me quedo, me quedo contigo hoy y las noches que hagan falta.
Nos fundimos en un precioso beso, lleno de amor y ternura.
-Te quiero-le dije casi sin pensar después de aquel beso.
Carlos me miró a los ojos extrañado-¿Cómo has dicho?
-Que te quiero-le di un besito-Quiero estar contigo, no quiero perderte nunca más
Él me sonrió-Yo si que te quiero-me cogió de nuevo y nos volvimos a fundir en un maravilloso beso. Yo creo que en mi vida le había dado tantos besos así de potentes seguidos. Aquel beso nos llevó hasta la cama y allí dejamos sellado nuestro amor, dejamos claro que ambos nos queríamos, y para ser sincera, aquella vez, Carlos me hizo el amor de la forma más dulce, cariñosa y delicada que me lo habían hecho nunca.

Me dormí sobre él, Carlos se quedó un rato despierto, acariciándome el pelo, pensando en lo rápido que había pasado aquello, y enseguida, al acomodarse en la cama, se quedó durmiendo. A la mañana siguiente, e desperté y le vi allí, a mi lado, sonreí. Estaba feliz de tenerle ahí, de que estuviera ahí y de que todo hubiera pasado así. Porque después de aquello me di cuenta de que Carlos era el hombre de mi vida, la única persona capaz de hacer olvidar mis problemas, la única persona que me entendía, me daba consejos y me hacía feliz.
Hizo un gesto brusco y se despertó, le miré y me apoyé en él-Cariño ¿Qué tal has dormido?
Él me sonrió y se frotó los ojos-Contigo aquí al lado, pues genial…
Le di un besito en el hombro y entonces él se quedó mirando el techo-Patricia…-dijo sin dejar de mirar arriba-Anoche estuve pensando y…el collar que te di, aún lo llevas.
Sonreí-Claro que lo llevo
-¿Por qué?
-Ya me lo preguntaste una vez ¿No?
Él me miró y sin responder a mi pregunta me hizo otra- ¿Por qué cuando estuviste saliendo con Ángel no te lo quitaste? Era un regalo de tu ex y tenías un novio nuevo…te lo tendrías que haber quitado en esa etapa-me miró y le miré-Y no lo hiciste…¿Por qué?
Le miré fijamente, muy seria y me incorporé en la cama-Porque te quiero-le di un dulce beso en los labios.
-Pero…no entiendo nada, estabas con Ángel…
Asentí-Carlos, me he dado cuenta de que te quería, por eso no me lo quitaba, en realidad ese collar significaba mucho para mí y subconscientemente no me lo quitaba.
Él me apretujó contra su cuerpo y me dio un beso en la cabeza.
-Te juro que no voy a perderte nunca
Fue lo último que me dijo antes de que volviéramos a hacer el amor de una forma especial, no había nada como un “buenos días” como aquel. Me encantaban esos despertares, me hacían sentir más joven.


Continuará...

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