Estas fotos pertenecen al blog de Patri.

4 de octubre de 2011

capitulo 25 /El álbum de fotos/

AVISO: El contenido de esta historia NO es real, es totalmente ficticio, creado por y para los fans, para pasar un buen rato, leyendo historias de sus ídolos. La única verdad fue que Ángel se fue de SLQH. Algunos diálogos están sacados de la realidad, pero solo los que tienen lugar dentro del plató. Disfrutad!


Capitulo 25 <El álbum de fotos>

Muchas veces la vida te da sorpresas, te lleva por caminos desconocidos, te juega malas pasadas. Yo había perdido a mi hijo, pero a pesar de todo tenía una gran compañía a mi lado, y esa compañía no se iría tan fácilmente, estaría ahí para siempre. Berta me dio mil ánimos y me regaló mil sonrisas con sus tonterías, tanto fuera, como dentro del plató. Dani también fue a buscarme a camerino, algo que nunca en la vida había hecho, solo quería hablar conmigo un rato, y sacarme una sonrisa y lo consiguió, entre todos me alegraron el día. Tenía a los mejores amigos del mundo y me sentía muy afortunada.

-¿Nos vamos a tomar unas cañas después del programa, Patri?-me propuso Dani-¿Se lo decíos a Berta y a Ángel? ¿qué te parece?
Me encogí de hombros-No sé Dani…tengo que ver como acabo el programa
Dani abrió los brazos-Vamos, te vendrá bien para despejarte y pasártelo aún mejor.
-Después del programa hablamos ¿está bien?
Terminó el programa y gracias a ellos dos, no me acordé de nada de lo que me había pasado porque constantemente me tenían entretenida contándome cosas y haciendo bromas.
Berta llegó por atrás y me pasó una mano por el hombro-¿qué pasa amiga?-dijo casi gritando.
Le sonreí-Hola guapa
-Vamos a tomar algo ¿Verdad?
Asentí-Claro que si.

De no ser por ellos, estaría depresiva y tras ese programa me hubiera ido a casa y no habría pasado lo que os voy a contar ahora, pero afortunadamente no fue así.
Llamamos a Ángel y quedamos en un bar para tomar algo. Él tardó un poco en llegar, pero era porque se estaba poniendo su mejor modelito. Al llegar, le miré de arriba abajo y le sonreí.
-Vaya, que guapo que te has puesto-le dije
Él me sonrió-Gracias…tengo que decir lo mismo
Le miré a los ojos-¡Venga ya! Ni siquiera me he arreglado.
Ángel se encogió de hombros-¿y que? Si vas guapa, vas guapa.
Saludó a Berta y a su amigo y se sentó a mi lado. Empezamos a hacer bromas y más bromas como en los viejos tiempos. Aquella quedada me estaba trayendo mucha nostalgia, y me sentía más joven, me encantaba que todos estuviéramos de tan buen rollo. Se podría decir que cada día que pasa les quería más y sobre todo y más intensamente a Ángel. Durante esa cena me di cuenta de que no aguantaba más, que esa sonrisa, esa mirada me estaba matando por dentro. Que tenía que explotar ya, hablar con él tranquilamente y contarle todo lo que sentía, como él hizo un día conmigo.  Hubo un momento a lo largo de la cena, que Dani y Berta se pusieron a hablar de sus cosas y entonces yo empecé a hablar con Ángel.
-¿Sabes que?
-Dime-me dijo con la mirada fija en mis labios.
Le sonreí y él me interrumpió.
-Un momento ¿sabes que tú?
-¿Qué?
-Que tienes una sonrisa preciosa.
Volví a sonreír al escuchar eso.
-¿Ves?-me dijo señalándomela.
-Bueno, lo que te iba diciendo-tragué saliva-Que en mi casa tengo un álbum de fotos muy bonito tuyo y mío, de fotos que nos hemos hecho durante todos estos años de programa, en cenas, en los pasillos, en los camerinos…
Ángel asintió sonriente.
-He pensado que estaría bien verlo juntos, comentar las fotos y eso
Él me sonrió-Estaría muy bien. Ver fotos que ya tienen un tiempo está muy bien.
Asentí-Entonces, ¿quieres que vayamos a mi casa después de la cena?
Él me dijo que si, que estaba de acuerdo. Le guiñé un ojo y volvimos a la conversación los cuatro.
Cuando pusieron música nos fuimos a bailar un poco, hasta que Berta se cansó y dijo que si ya nos íbamos. Todos nos miramos y estuvimos de acuerdo. Esa noche, Dani y Berta la pasarían juntos. Yo les miré con una sonrisa picarona.
-Vosotros dos…ya estáis juntos ¿Verdad?-les pregunté
Dani y Berta se miraron y soltaron una carcajada
-¿Lo estáis?
Berta negó-No Patri, no lo estamos
-Esta noche os vais a dormir juntos…
Dani asintió-Exacto, pero no estamos juntos.
Ángel sonrió-Tiempo al tiempo, terminaréis juntos.
Berta se encogió de hombros y miró a Dani-Pues…puede ser. Pero de momento no.
Nos despedimos y yo les di las gracias a todos por haberme mantenido distraída durante todo el día y después me fui, no sin antes darle un abrazo y un beso  cada uno.

Berta y Dani se fueron y Ángel y yo nos quedamos solos en el aparcamiento. Nos miramos y él sonrió mirándose la hora.
-Oye, son las doce…Un poco tarde para ver fotos ¿No?
Solté una carcajada-Yo creo que está bien la hora, para ver la fotitos mientras nos tomamos la última copa, en plan relax-abrí la puerta del coche-¿te parece?
Ángel asintió-Si, si…si yo era por ti.
Le miré sonriente y me monté en el coche-Venga, nos vemos en mi casa.
No sabía si eran las ganas que tenía o que había cogido un atajo, pero cuando llegué a mi casa, Ángel ya llevaba esperando en la puerta durante un rato. Me bajé del coche y le miré sonriente.
-¿Cómo has llegado tan rápido?
Él se limitó a sonreírme. Abrí la puerta y le dije que se pusiera cómodo. Saqué unas copas y nos acomodamos en el salón, nos servimos la bebida y hablamos de cómo había ido la cena. Tras un buen rato hablando, Ángel me miró.
-¿y…las fotos?-preguntó sonriente.
Desvié la mirada y tomé aire-Verás Ángel, en realidad esas fotos no existen, no las tengo.
Él se extrañó-¿Cómo que no?-Sonrió-Yo he venid aquí a ver la fotos…
Le miré a los ojos-No, te lo estoy diciendo de verdad, no tengo esas fotos de las que te he hablado.
Ángel me miró fijamente-¿Entonces?
Respiré hondo-Lo que quería era quedarme a solas contigo, en un sitio íntimo.
Él no dejaba de mirarme a los ojos, intuía que el momento que tanto tiempo llevaba esperando se acercaba. No me hablaba, solo dejaba que le hablase yo.
-Quería hablarte de una cosa-le dije algo nerviosa, pero yo diría que él estaba aún más que yo.
-Dime-dijo sin saber a donde mirar.
Suspiré-Normalmente me cuesta hablar de esto abiertamente, pero haré una excepción e intentaré hablar abiertamente contigo.
Ángel me asintió.
Bebí un sorbo de mi copa-Mira, Ángel, desde hace tiempo  me he dado cuenta de que me gustas
Ángel abrió los ojos como platos al escuchar eso. Le asentí.
-Sí, cuando te fuiste del programa me di cuenta de que te echaba de menos mas de lo normal, de que me faltaba tu sonrisa ahí conmigo, de que me faltaba tu mirada, esa mirada que me ponías tan sensual que solo entendía yo-al escuchar eso, me puso la mirada-me faltaban tus bromas-hice una pausa-y me di cuenta de que no te veía como a un amigo, que te veía como algo más…y me di cuenta tarde, cuando ya te habías ido…por eso dejé a Carlos, porque estaba dispuesta a ir más allá contigo.
Ángel me miraba sin poder creerse lo que estaba escuchando.
-Y cuando me enviaste aquel mensaje de que no me quería ver más, lo pasé realmente mal.
Ángel se mordió el labio, sintiéndose culpable de aquello.
-Y con lo del niño ya me vine abajo, pensando en que de verdad no te podría tener nunca porque ahora estaría con Carlos.
Ángel respiró hondo-Entonces…aquel día del lago…
Asentí-Ya te quería, estaba loca por tus huesos, quería besarte, quería decirte todo lo que sentía por ti, pero no lo hice, por respeto a mi hijo y por respeto a todos.
Ángel se puso una mano en el corazón-Joder Patricia, me estás llegando al corazón-me dijo con una sonrisa en la boca-¿Es muy fuerte esto que sientes?
Le miré fijamente a los ojos-Mucho.
Él sonrió plenamente.
-No sabes lo que siento al estar contigo, no sabes lo que me gusta que me trates tan bien siempre.
Él me asintió-No te mereces menos, si no esto y mucho más.
-Te quiero un montón Ángel Martín. Y no sabes lo feliz que me siento al poder decírtelo de una vez.
Ángel sonrió, ambos cada vez estábamos más cerca.
-Júrame que esto que me estás diciendo es de verdad, que no es por los efectos del alcohol y que mañana no te arrepentirás de nada-me dijo poniéndome una mano en la cabeza.
-Te lo juro-Dije con la mirada fija en su boca y en un susurro-Te lo juro por más sagrado del mundo-dije esta vez mirándole a los ojos.

Su boca estaba muy cerca de la mía y ya notaba su aliento en mi cara. No dejábamos de mirarnos a los ojos. Le tenía tan cerca, a tan solo unos centímetros de mi boca, ya era mío. Tantos años y tantos años de tensión, se iban a acabar esa misma noche. Le puse una mano en la cabeza, al igual que estaba haciendo él, estábamos demasiado cerca, rozaron nuestras narices. Bajé la mirada y le miró los labios ¿Por qué no me besaba ya? ¡Quería que fuera él el primero en hacerlo! Y después me dí cuenta de porque no me besaba, aquel momento era precioso, por lo que yo también traté de disfrutarlo.
-¡Guapa!-me dijo en un susurro.
-Guapo tú-le contesté de la misma manera.
Y entonces se acercó aún más, dejando que nuestras narices rozaran antes del beso. Entre abrí la boca y cerré los ojos, ya estaba preparada para dárselo todo aquella noche. Entonces, por fin, después de tanto tiempo deseándolo, nuestros labios entraron en contacto, y no, aquello no era un sueño, aquello era la realidad.
Al principio fue un pequeño roce, apenas llegué a besarle, y tras ese roce, se hizo un poco hacia atrás, como dudando de si debía continuar. Le agarré más fuerte de la cabeza al ver que se separaba de mí y lo acerqué de nuevo.
Nuestros labios volvieron a encontrarse, esta vez para darse un dulce besito, en el que nuestros labios jugaron a hacer una pequeña ventosa.  Tras ese beso, quería más y más, Ángel me rodeó la cintura con su mano y yo le pasé el brazo por el cuello, ahora éramos prácticamente inseparables. Habíamos empezado y no podíamos parar. Tras aquel dulce beso de ventosa, le sucedió otro más largo y caluroso, un beso que fue aumentando, al principio simplemente era un beso de adolescentes, más tarde fuimos cogiendo ritmo y nuestras lenguas empezaron a jugar traviesas, cada vez estábamos más cerca y nos abrazábamos  con más fuerza, parecía que nos íbamos a comer el uno al otro. Estuvimos un buen rato besándonos, pero se me hizo cortísimo. Nos separaos lentamente y nos miramos  a los ojos, a ambos nos dio la risa tras aquello.
Ángel me miró y me cogió una mano, entrelazando sus dedos con los míos-¿Estás bien?
Asentí-Estoy bien, y mucho mejor después de esto.
Él me sonrió-No sabes el tiempo que llevaba esperando este momento-hizo una pausa y me puso el pelo tras la oreja-Y pensé que nunca llegaría.
Negué-Te equivocabas, solo tenías que darme tiempo para que me diera cuenta de la realidad.
Ángel me sonrió mientras asentía-¡Tus labios son tan perfectos y apetecibles como tú!
Desvié la mirada muerta de la vergüenza y sin saber que decir ante aquello.
Y de repente, me vi besando a Ángel de nuevo. Aquel beso fue más largo, más cariñoso y más lleno de amor. Ya no estábamos tan tímidos como antes. Ángel llevaba las riendas y eso me gustaba. Poco a poco me fue tumbando en el sofá, hasta terminar completamente acostada y él sobre mí. Me separé de su boca y le miré a los ojos.
-Eres el hombre más perfecto de la tierra-le dije en un susurro y alzándole los brazos al cuello. Él me dio un dulce besito.
-Puedo decir lo mismo de ti, ya lo sabes.
Tras aquel paréntesis volvimos a besarnos y a besarnos y acabamos, donde teníamos que acabar. Dispuestos a saciar nuestra pasión. Fuimos besándonos por el pasillo, al mismo tiempo que nos íbamos desnudando el uno al otro. Cuando llegamos a la cama solo estábamos en  ropa interior. Ángel me tumbó sobre la cama y gateando se subió encima de mí. Nos miramos unos instantes, nos encantaba hacerlo, porque nos encantaba ver la cara de pasión que teníamos en ese momento, la cara de deseo, de querer más. Y a él, le encantaba hacerme esperar.
Estaba muy cerca de mis labios y aún así no me quiso besar, esperó y esperó a que yo se lo pidiera suplicando, y así lo hice, cuando ya llevaba un rato observándome, sin hacerme nada. Le cogí del cuello y en un susurro le dije.
-¡Bésame joder!
Ángel sonrió y vino a besarme. La pasión allí se disparó hasta límites insospechados, apenas llevábamos cuatro besos tontos, y ya había conseguido encenderme, eso nadie lo había conseguido jamás. Las caricias se sucedían una tras otra, los besos por el cuello, por la barriga. Por un momento entrelazamos nuestros pies y giramos, de modo que ahora era yo la que estaba arriba. Miré a Ángel desde allí, que me miraba sonriente. Entonces, fui yo la que empezó a darle besitos por el cuerpo, hasta que acabé en su boca.
-¡Te quiero!-me dijo
Yo le respondí con un largo beso. Y mientras estábamos envueltos en aquel beso, volvimos a girar, de nuevo yo estaba debajo.
Entrelazamos nuestra mano y juntos volamos durante un rato a un lugar que nunca habíamos volado juntos y al que quería volar muchas veces más con su compañía.

Continuará...

No hay comentarios:

Publicar un comentario