Estas fotos pertenecen al blog de Patri.

6 de octubre de 2011

capitulo 26 /El hombre lobo/

AVISO: El contenido de esta historia NO es real, es totalmente ficticio, creado por y para los fans, para pasar un buen rato, leyendo historias de sus ídolos. La única verdad fue que Ángel se fue de SLQH. Algunos diálogos están sacados de la realidad, pero solo los que tienen lugar dentro del plató. Disfrutad!


Capitulo 26 <El hombre lobo>

Le abracé fuertemente, nuestras respiraciones estaban aún agitadas, él también me abrazaba. Apoyé mi cabeza en su pecho y  él me la besó.
Suspiré y cerré los ojos.
-Eres increíble-Me dijo él, apretujándome contra él.
Alcé la cabeza y le sonreí-Más increíble eres tú.
Ángel me sonrió, dudando en si decirme lo que estaba pensando. Y como yo le conocía tan bien, sabía que tenía algo en mente, por lo que le sonreí con una mirada picarona.
-¿Qué quieres decirme?
Ángel se extrañó y sonrió-¿Cómo sabes que quiero decirte algo?
Me encogí de hombros y me volví a apoyar en su pecho. Después de unos minutos sin hablar, por fin se decidió a decirme lo que quería decirme.
-¿Sabes? Yo pensaba que el sexo era tu punto débil
Alcé la cabeza automáticamente al escuchar eso, frunciendo el ceño. No sabía porque pensaba eso de mí. Él me miró sonriente
-Pero ya veo que me equivocaba.
Le pasé un dedo por el pecho-¿Por qué pensabas eso de mi, bandido?
Ángel sonrió y miró al techo-La verdad es que no lo sé, pero siempre lo he pensado
Me incorporé un poco en la cama, para mirarle mejor-No sé porque pensabas eso…-le dije algo molesta.
Él me cogió de un brazo para intentar que volviera a acostarme, pero no lo hice-No te enfades, tonta-hizo una pausa mientras me sonreía-Ven conmigo.
Le miraba fijamente, pero no le hacía caso, estaba pensativa. Le negué con la cabeza y él sintió que estaba enfadada, por lo que se arrepintió de haberme dicho aquello.
-Lo siento Patricia, quizá no te lo tenía que haber dicho-me puso cara de pena, pero yo seguía sin hacerle caso.

Estuve un buen rato, mirándole, y él sin entender lo que pasaba, si estaba enfadada con él o no. De repente, al ver que ya empezaba a preocuparse, le sonreí y le saqué la lengua. Lentamente me subí encima de él y le miré a los ojos, muy cerca de su boca.
-¿Mi punto débil? ¿Mi punto débil?-Ambos sonreímos-¡Te vas a enterar de si es mi punto débil!

Me tumbé a su lado, ambos estábamos empapados en sudor y de nuevo nuestras respiraciones estaban agitadas.
Ángel me miró, abrazándome de nuevo-Joder, retiro lo dicho definitivamente ¿Eh?
Sonreí y le di un beso en la comisura de los labios.
-Ha sido la mejor noche de mi vida-me dijo en un susurro. Yo le abracé más fuerte.
Estuvimos así, abrazados durante un buen rato. Y cuando estaba apunto de dormirme, allí, acostada en su pecho, notando su respiración y el latido de su corazón, dejó de abrazarme y se incorporó lentamente. Le miré con los ojos entre cerrados.
-¿Qué pasa?
-¡Me voy a casa!-Me dijo sentándose en el borde de la cama y buscando su ropa. Me incorporé un poco y le cogí el brazo.
-¿Cómo que te vas a casa? ¿Me dejas sola toda la noche?
Ángel me miró como dudando y después me dijo-Lo siento-Se vistió y mientras se ponía los zapatos me miró. Yo le miraba desde la cama, apoyada con un brazo y tapándome con la sábana.
-No te vayas, Ángel-le supliqué-Estaba muy bien aquí contigo-Di unas palmaditas en la cama y él me sonrió.
-Me tengo que ir Patricia.
Me extrañé y desvié la mirada a un lado-Pero…si te vas a tu casa y …vas a estar solo, no te espera nadie-Le miré-¿Verdad?
Ángel me miró como nervioso-Mañana nos vemos ¿de acuerdo?-Cogió su camiseta y se acercó a mí, me cogió de la barbilla y me dio un tierno beso en los labios-Descansa mucho, princesa.

Tras decirme aquello, se fue, dejándome allí, con los labios aún en posición de beso. Extrañada, muy extrañada. Después de todo lo que me había dicho, que me quería, que estaba loco por mí, después de que al fin, yo me hubiera declarado a él, después de que hubiera pasado algo más…se iba. Así, sin más, sin dar explicaciones. Aquello no me pintaba nada bien. Sabía que Ángel se hubiera quedado toda la noche después de aquello, pero sin embargo se fue.
Me acosté en la cama y me quedé pensativa, pensé y pensé, pero no llegué a ninguna conclusión. Entonces, decidí darme una ducha, ponerme el pijama y dormir, sin darle más vueltas al tema.

A la mañana siguiente, me desperté, era sábado, por lo que no vería a Berta y no podría contarle lo que había pasado. Me desperté y me fui a la cocina a hacerme el desayuno. Ya lo tenía todo listo y de repente, empecé a pensar en Ángel y en como se había ido y se me quitó el hambre. Apenas le había dado dos mordiscos a la tostada. La dejé en la bandeja y al menos me tomé el café.
Me levanté y me desperecé. Me senté de nuevo, estaba algo triste.
-Ángel me ha usado-pensé. O eso era lo que parecía-¿En realidad solo llevaba tanto tiempo detrás de mí para acostarse dos veces conmigo y dejarme y no verme nunca más? ¿Para fliparse con sus colegas?-pensé apunto de darle un puñetazo a la mesa. Aquel tema me estaba empezando a poner nerviosa. Pensé en dejarle un mensajito en el móvil, pero después dije que era mejor que no, porque entonces parecería que estaba desesperada, él fue el que se fue, así que tenía que ser también él quien me buscase.

Pero las horas pasaban y no tenía ninguna noticia por su parte. Me dijo “Nos vemos mañana”- pensé-¿me mintió?
Me vestí y decidí ir a casa de Berta. Necesitaba hablar con ella, su punto de vista.
Llamé varias veces a la puerta, esta no tardó mucho en abrir, nada más verme la cara, ya sabía que venía por algo malo.
-¿Qué te pasa ya?-me dijo mirándome a los ojos.
Entré-¿Tienes un momento?
Mi amiga asintió-Claro, uno y los que hagan falta-Cerró la puerta y nos sentamos en el sofá.
-¿Qué te ha pasado? ¿Todo bien?
Asentí y después la miré-Bueno, más o menos
Berta me miró y sonrió poniéndome una mano en la rodilla-Entonces…con esto entiendo que tu y Ángel ya…
Sonreí y desvié la mirada. Al verme esa cara, Berta pegó un salto en el sofá.
-¡Eso significa que si!-dijo emocionada
La miré-Sí, sí, pasó…lo hicimos
En ese momento, ella se acercó más a mí-¿Y que tal?-me preguntó alzando las cejas
-¡Berta!-le dije muerta de la vergüenza-Escucha, no vengo a hablar de cómo es Ángel en la cama…
Berta se aclaró la voz y se hizo un poco hacia atrás-Esta bien, dime ¿qué pasa?
Tomé aire-Pues mira, resulta que…lo hicimos ¿No? Y tras el primero, me dijo que él siempre había pensando que mi punto débil era el sexo-Al escuchar eso, Berta se llevó una mano a la boca. Asentí y le seguí contando-Bueno, pues le dije que eso era mentira, y me puse juguetona y lo volvimos a hacer, y bueno…él me dijo que retiraba lo dicho.
Berta sonrió subiendo y bajando las cejas-Eres buena ¿Eh?
Solté una carcajada, me daba una vergüenza enorme hablar de esas cosas con alguien, aunque fuera con mi mejor amiga-Perdona-me dijo-¿y que pasó después?
Asentí y tomé aire-Pues…estuvimos abrazados un rato y…después se fue.
Berta asintió-¿Y…?
La miré extrañada-¿Cómo que y…? Se fue de una manera muy extraña
Ella desvió la mirada.
-Se fue…yo esperaba que se quedara, en su casa no le esperaba nadie, y era muy tarde, así que no había quedado con nadie-Tomé aire-y le insistí en que se quedara y me dijo que no…
Berta asintió-Sospechoso…
Yo también asentí-Y tanto…después de todo lo que me quiere y todo lo que le ha costado llegar hasta donde llegamos ¿se va?
Berta abrió los ojos como platos-La verdad es que suena raro.
-Claro que suena raro-le dije enfadada-¿Por qué se fue? Lo normal es que se hubiera quedado y más si yo le insistí.

Mi amiga se encogió de hombros-Ni idea de porque se fue, Patri.
La miré fijamente a los ojos-Empiezo a pensar que solo me quería utilizar, solo quería echarme un polvo y luego no volver a verme y fliparse con sus amigos.
Berta me miró sorprendida-¿Cómo piensas eso? ¡Ángel no es así!
Me encogí de hombros-No sé Berta, pero…las apariencias engañan y mira lo que ha hecho…
Mi amiga me miró apunto de soltarme una gracia-A lo mejor es un hombre lobo y tenía que irse antes de que saliera la luna llena.
La miré y le saqué la lengua-No tiene gracia-Me levanté del sofá, estaba nerviosa-Si no me llama no le pienso llamar.
-Eres tonta-me dijo sin más.
La miré extrañada-¿Por qué?
Berta se encogió de hombros-Por que si, eso es una tontería, si le quieres llamar, llámale y punto.
La miré fijamente, pensando en lo que debía de hacer, tenía miedo ¿Y si de verdad me había usado y ya no quería saber nada de mí? Lo único que sabía, era que me iría a mi casa y llamaría a mi madre. En ese momento necesitaba hablar con ella más que con nadie.

Continuará...

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