Estas fotos pertenecen al blog de Patri.

22 de octubre de 2011

CAPITULO 36 /Distante/

AVISO: El contenido de esta historia NO es real, es totalmente ficticio, creado por y para los fans, para pasar un buen rato, leyendo historias de sus ídolos. La única verdad fue que Ángel se fue de SLQH. Algunos diálogos están sacados de la realidad, pero solo los que tienen lugar dentro del plató. Disfrutad!



CAPITULO 36 <Distante>

Por mí, ya se podían ir a la mierda Ángel y Berta, había pasado en cuestión de minutos del amor al odio. Me pregunté miles de veces que hubiera pasado si no hubiera seguido a Ángel. Hubiera seguido viviendo en el engaño, sin darme cuenta de que mi chico y mi mejor amiga se liaban a mis espaldas. Me tumbé en el sofá, me dolían los ojos de tanto llorar. Y más lloraba al recordar que Berta me dijo que se había acostado con él.
-Hija de puta-dije casi gritando-su “Amigo” era mi chico y yo sin enterarme.
Me levanté del sofá y me limpié las lágrimas bruscamente con la manga de la camiseta. Me dirigí a una estantería donde tenía fotos con todos mis amigos y llena de rabia, cogí mi foto favorita con Berta, la rompí en mil pedazos, la tiré al suelo y la pisoteé. Después, cogí una foto preciosa que tenía con Ángel donde salíamos abrazados sentados en la mesa del plató del programa. Me encantaba aquella foto, siempre la había guardado con un cariño especial. La miré una última vez, pero en vez de con alegría como siempre hacía la miré con asco. Miré a Ángel detenidamente, y después me miré a mí, miré mi cara de felicidad y comprendí que aquello era solo el pasado, que esa felicidad nunca volvería. Miré lo abrazaditos que estábamos y supe que nunca más volvería a abrazarle de aquella manera. Después de contemplarla unos segundos, la rompí.

Me limpié las lágrimas y volví a tumbarme en el sofá para seguir llorando. En ese momento, un mensaje me llegó al móvil, era Ángel. No podía creérmelo ¿Se atrevía a enviarme un mensaje aún estando con su amante?
Dudé en si leerlo o no, finalmente lo abrí “Hola guapa, solo quería desearte buenas noches, y que sueñes con los angelitos, te quiero un montón”
Miré le móvil con asco, aquel mensaje solo contenía mentiras, ya ninguna palabra me llegaba al corazón, si no hubiera visto aquella escena, si no supiera que en ese momento estaba con Berta, hubiera sonreído como una idiota y le hubiera contestado felizmente, pero lo que hice tras leerlo, fue estampar el móvil contra la pared, desmontándolo por completo y sin importarme demasiado. Si seguía llorando de aquella manera acabaría por deshidratarme. Cerré los ojos e intenté dormir, allí, en el sofá, pero aquella imagen de Ángel y Berta venía a mi mente sin poder evitarlo y lágrimas en silencio caían por mis mejillas. Al final, me dormí sin darme cuenta.

Los primeros rayos de sol entraron por la ventana del salón y consiguieron despertarme, me desperecé y bostecé incorporándome en el sofá, miré a todos lados, viendo porque me había quedado dormida allí, al ver las fotos rotas en el suelo, pude ver que aquello no había sido un sueño, si no que era la cruda realidad. Me levanté y vi mi móvil en el suelo y varios tozos desperdigados por el salón. Intenté montarlo de nuevo y milagrosamente funcionó. También me di cuenta de que me seguía doliendo la mano de los golpes que le había pegado al coche.
-Joder-me quedé mientras encendía el móvil. Al cabo de unos segundos un mensaje me llegó. Eran las diez y media de la mañana y el mensaje me lo habían enviado a las nueve, era de Ángel. Me mordí el labio, llena de rabia y lo abrí.
“Cariño, me gustaría que hoy que esa sábado nos fuéramos juntos a comer o a algún sitio bonito ¿Qué me dices?”
Dejé le móvil encima de la mesa, pensé en tirarlo, pues la rabia la tenía, pero supe contenerme ya que el móvil no tenía la culpa de nada. No le respondí, tampoco pensaba hacerlo más tarde, iba a hacer lo que él hizo el día que cumplíamos dos meses, no dar señales. Una más tarde, volvió a insistir enviando otro mensaje.
“Patri, ¿Comemos juntos o no? responde, que si me dices que si, voy a reservar en un restaurante que me han dicho que es la leche”
Seguidamente al ver que seguía sin contestarle empezó a llamarme, pero no lo cogí, cuando colgó, apagué el móvil.

No supe nada de él ese día, tampoco fue a mi casa a buscarme, cosa que agradecí bastante porque no respondía de mis actos. No sabía lo que podía haber pasado ahí dentro. Cuando antes me moría por sus palabras, ahora me daba asco cada vez que me decía algo. Al día siguiente volvió a enviarme otro mensaje bien temprano y nada más despertarme lo ví.
“¿Te pasa algo cariño? ¿Por qué no contestas mis mensajes?”
No ponía nada más, esa vez tampoco le respondí, pero él no volvió a insistirme, ni si quiera se molestó en llamarme. Así que pude comprobar lo que me quería Ángel. Se liaba con mi mejor amiga a mis espaldas, me decía que yo era su vida, y me hacía la más feliz, pero en realidad no había amor verdadero, como el mío. Yo nunca en la vida le abría hecho algo así.
Estuve tres días sin saber nada de Ángel, sin contestarle, y él no pareció preocuparse demasiado. El lunes al ver a Berta ni la saludé, ella lo hizo, como siempre e incluso se paró a hablar conmigo, pero yo pasé cabizbaja delante de ella y me fui. Berta se quedó mirándome, extrañada. Inmediatamente, cogió el móvil y le escribió un mensaje a Ángel.
“Oye ¿le has contado algo a Patricia?”
Ángel no tardó en responder- “No, no le he dicho nada, lleva tres día sin responderme a mensajes, ni contestar a las llamadas ¿Por qué lo dices?”
Berta se quedó pensativa y entonces le respondió “Me la he encontrado y ni me ha mirado a la cara, ni me ha saludado, ha pasado completamente de mi”

Al leer este último mensaje a Ángel le dio un vuelco el corazón, se temía lo peor y sabía que no se estaba equivocando, no sabía como, pero sabía que y me había enterado de aquel beso con Berta, que me había enterado de todo lo que había pasado entre los dos. En maquillaje, Berta se sentó a mi lado y yo no le hice ni caso, la ignoré completamente, me hizo varias preguntas, pero no le respondí a ninguna. Yo terminé de maquillarme antes que ella y me fui de allí. La maquilladora, me miró irme y al asegurarse que me había ido, miró a Berta.
-Que rara esta ¿No? ¿Qué le pasa?
Berta se encogió de hombros-Ni idea. Pero no me habla
-No sé, la noto bastante rara, como más apagada, a mi hoy conversación me ha dado a justa y no paraba de hablarme de que la gente es muy traicionera y que a veces las personas a las que más quieres te traicionan.
Al escuchar esto Berta se incorporó en la silla-¿Cómo? ¿De verdad te ha dicho eso?
La maquilladora asintió-Si, si…no sé, es como si alguien le hubiera hecho mucho, mucho daño.
Berta asintió y desvió la mirada al suelo, después se acostó de nuevo en la silla y cogió el móvil para enviarle un mensaje a mi chico. Le contó lo que la maquilladora le había dicho y Ángel le contestó, que no sabía cómo pero me había enterado de lo que había pasado. Ella le respondió que eso era imposible.
“Tenemos que hablar con ella”-le dijo Ángel
-“¿Qué quieres que nos mate?”
-“Más vale que demos la cara a que nos escondamos”

La verdad es que los dos estaban muertos de miedo, en la sección de Berta se notó una tensión enorme. En la pausa de publicidad no pude estar sentada con ella en la mesa, tuve que irme lejos de ella o terminaría por empezar a gritarle hasta quedarme completamente desahogada, pues mi rabia era bastante grande y en algún momento la tendría que sacar. Berta me miraba con pena, ella no quería estar así conmigo, le dolía de verdad todo lo que había pasado y sabía que toda la culpa la tenía ella que había sido la que había ido detrás de Ángel hasta confundirlo y provocar que quedasen de nuevo. Pensaba que la primera que tenía que hablar conmigo era ella. Pasé la peor semana de mi vida, no había noche en la que no llorase hasta ahogarme, cuando me quedaba sola lloraba, me pasaba las horas llorando. Me dolía hasta el corazón de no poder dejar de llorar. Me dolía que Ángel no fuera a buscarme, porque me mostraba que no tenía interés. Después de esa semana sumida en un mar de lágrimas, sumida en una tristeza absoluta. Llegó otra semana…completamente igual. Cada día llegaba a globomedia con unas ojeras que tardaban dos horas al menos en disimularlas. Todo el mundo me preguntaba que si me pasaba algo que no era yo, que si tenía algún problema, pero yo les decía que no, no tenía más ganas de contar la puta que me habían hecho yo sobre todo, no tenía ganas de llorar más. Pensé en contárselo todo a Dani, pero luego me di cuenta que vivir en la ignorancia a veces es lo que nos hace felices, y él era el más feliz del mundo estando con Berta, así que, decidí dejar que siguiera siendo feliz, no quería que pasara por el mismo mal trago que yo.

Esa mañana de sábado, estaba sola y deprimida en casa, con el pijama puesto y llorando, como de costumbre desde aquello. De repente llamaron al timbre de casa, pensé que era Ángel, que se había decidido a ir a buscarme después de una semana sin saber que coño me pasaba, pero para mi sorpresa no fue él. Carlos, mi ex, apareció al otro lado de la puerta. Mi cara que estaba completamente apagada en ese momento dibujó una sonrisa.
-¿Pero que haces aquí?-le pregunté alegre de verle
Él abrió los brazos-Llamo a tu puerta cuando lo necesitas-me dijo sin más y yo fui corriendo a darle un gran abrazo, lo necesitaba. Llevaba una semana sola y sin el consuelo de nadie. Necesita más que nunca ese gran abrazo.
Le cogí de la mano y le metí a casa. Él me sonrió y yo cerré la puerta.
-Vaya carita que tienes-me acarició la barbilla mientras me miraba a los ojos-Y vaya ojitos…rojos, rojos y llorosos…
Asentí y me sorbí la nariz.
-¿Qué te pasa?-Dijo sin más.
Después de un rato mirándole fijamente le di otro abrazo. No podía creerme que en un momento tan malo apareciese él.
Le cogí la mano y nos fuimos al sofá, allí le conté todo lo que había pasado y por que estaba así y entonces le hice una pregunta que me rondaba por la cabeza.
-Oye ¿Cómo has sabido que estaba mal?
Carlos sonrió-Porque te veo todos los días en el programa y porque estos días atrás te he visto con una cara que no era normal.
Le sonreí-Tu siempre tan atento.
-Sabía que tenía que venir, que se trataba de algo grave.
Asentí y me limpié las lágrimas, entonces Carlos me miró el collar y me sonrió mirándome a los ojos.
-¿Qué?-Pregunté al ver que se reía.
Él me cogió cuidadosamente le collar y y lo  miré.
-Aún lo llevas…
Asentí-Claro que lo llevo…te dije que no me lo quitaría
Él asintió-Ni aun estando con Ángel te lo has quitado ¿Me tengo que hacer la pregunta?
Le miré frunciendo el ceño-Si es lo que estoy pensando, no, no te la hagas…
Carlos soltó una carcajada-¿Qué estás penando? ¿Qué si aún sientes algo por mi y por eso lo llevas?
Asentí varias veces.
-Pues si, era eso lo que te iba a preguntar
Negué rotundamente con la cabeza-Lamento decirte que no Carlos…todo mi corazón está ocupado por Ángel.
Él me miró frunciendo el ceño-¿Lo sigue estando después de esto?
-Claro…tardará mucho en irse este amor que siento por el, por mucho dolor que me haya hecho.

Estuve hablando hasta la madrugada con Carlos, él me aconsejó sobre lo que debería de hacer. Me dijo que hablase con Ángel cuanto antes, sin pararme a pensar lo que le iba a decir, sin esperar a que él viniera a mi. Y de verdad que me dolía volver a verle, volver a mirarle a la cara, si por mi fuera no le hubiera llamado nunca más, no hubiera quedado nunca más con él. Le hubiera dejado en el olvido, así, sin más, sin despedida. Pero hice caso a las sabias palabras de mi amigo y le envié un mensaje. Le dije que al día siguiente tenía que venir a mi casa y él me respondió que estaría encantado y que así le contaría porque estaban tan rara con todos. Yo le respondí  “Con todos no, contigo y con mi amiga” al leer eso, a Ángel se le pusieron los huevos de corbata y se esperó lo peor de esa noche en la que habíamos quedado.

Continuará...

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