Estas fotos pertenecen al blog de Patri.

12 de noviembre de 2011

CAPITULO 7 /Quizá el gilipollas seas tú/

AVISO: El contenido de esta historia NO es real, es totalmente ficticio, creado por y para los fans, para pasar un buen rato, leyendo historias de sus ídolos. Disfrutad!


Titulo: LACASITOS DE COLORES.

CAPITULO 7

<Quizá el gilipollas seas tú>

Llevaba tres días sin salir de mi casa, encerrada en un mar de lágrimas. Y es que Carlos había vuelto a mi cabeza. Me dolía su pérdida, aún no había conseguido soportarlo. Aquello que nos pasó en la fiesta me marcó, me hizo quererle más. Pero algo dentro de mí me decía que la solución no era correr a sus brazos. Sabía que Carlos no era el hombre de mi vida por muy bien que me tratase y por mucho que le quería.

En ese momento sonó el móvil, me limpié las lágrimas y fui a contestar. Era Ángel, me dejo que el sábado haría una fiesta, que le gustaría que me pasara por allí. Pero le dije que no contase conmigo. No me apetecía ir a fiestas y menos al recordar que me encontré con Carlos en una.

-Vamos Patricia-me insistió. Pero le negué una y mil veces. Finalmente se dio por vencido y me dijo que avisara a Berta que ella seguro que iría. Le hice caso y decidí llamar a mi amiga, pensé que sería mejor avisarla, pues luego se enfadaría conmigo si no lo hacía.

-¿Si?-me contestó al otro lado del móvil
-hola Berta
-¡Patri!-gritó ilusionada-dime
-Acaba de llamarme Ángel…
-Oye-me interrumpió-ese tío te llama mucho ¿No?
-No sé, tampoco me llama tanto
-Bueno dime ¿y qué?
-Me ha dicho que el sábado da una fiesta y que te lo diga
-Ah-hizo una pequeña pausa-¿tu vas?
-No ¿y tú?
Berta se quedó pensativa un momento-¿El sábado? No, no puedo ir
-¿Y eso?
-Tengo planes mejores
Me quedé un poco bloqueada-¿Qué dices? ¿Has quedado con alguien?-le pregunté en un tono que no le gustó nada.
Mi amiga soltó una carcajada-he quedado con Dani, no te hagas ilusiones…Nos vamos a cenar
Sonreí-¡Ah bueno, pensaba…!

Después de hablar con Berta, salí a la calle a dar una vuelta. Iba vestida sencillita, con unas All Star rosas, unos pantalones cortos algo deshilachados y una camiseta blanca con un corazón rosa en medio, que me hacía juego con las zapatillas y mi bolso en la mano.
De repente, una honda Nsr negra frenó el ritmo y empezó a caminar a mi lado. Me extrañé y miré al chico que la conducía, no sabía quién era, pues iba totalmente camuflado, guantes negros, un casco gris y una chupa negra que le hacía más músculos de los que en realidad tenía. Seguí andando, con un poco de miedo. Él me siguió el ritmo con la moto, cuando le daba al puño, el tubo de escape provocaba un gran estruendo. Aceleré un poco el paso, estaba asustada, creí que era un salido mental y que venía a hacerme algo.

-¡Espera! ¡No corras!-escuché que me gritó bajo ese grueso casco.
Me detuve y me quedé mirandole, con los ojos entornados, intentando averiguar quién era. Se detuvo y apoyó los pies en el suelo para quitarse el casco. Ángel apareció bajo el, despeinado. Le saludé con una sonrisa.
-¿A dónde vas princesita?
Desvié la mirada-paseaba
Ángel me miraba fijamente, con el casco bajo la axila.
-¡Me gusta cómo te queda esa camiseta!
Me miré la camiseta, sonreí y le di las gracias poniéndome el pelo tras la oreja
Ángel frunció el ceño, se dio cuenta de que no estaba maquillada, siempre me había visto con los ojos pintados y con un poco de brillo en los labios, sin embargo ese día no llevaba ni un gramo de maquillaje. Me sonrió y se mordió el labio.
-No vas maquillada, te veo rara
Sonreí tímidamente y agaché la cabeza-¿Qué quieres decirme con esto? ¿Estoy fea?
Ángel negó rotundamente y le miré a los ojos-No, no digas eso ¿Fea tú? ¡Qué cosas!
Le miré y volví a sonreírle, no sabía que decir ante piropos como aquellos. Siempre me bloqueaba.
-Bueno Ángel…nos vemos-dije despidiéndome y seguí andando por el borde de la acera. A los pocos segundos, Ángel me dio alcance con la moto, con el casco colgado del codo. Me miró sonriente mientras circulaba a paso lento, para no dejarme atrás. Le miré, no sabía que decirle, pero me estaba poniendo nerviosa.
-¿No vas a ningún sitio?-me preguntó
Le miré-No, te he dicho que estoy paseando
-Bueno podrías ir a algún sitio dando un paseo ¿No?
Le miré de reojo y aceleré el paso, para dejarlo atrás y perderle de vista. Pero me dio alcance fácilmente.
-Entonces… ¿No vas a venir a mi fiesta?
Le miré y me puse el pelo tras la oreja-No Ángel, te lo he dicho hace un rato por móvil. No voy a ir
-¡Qué pena!-me dijo mirando al frente-me gustaría que vinieras ¿Sabes?
-Lo siento-dije mirándome a los pies-no me gustan las fiestas, además aquel sitio me trae malos recuerdos
Ángel me miró extrañado-¿El chico ese? ¿El que estaba sentado delante de ti?
Le miré sorprendida. Sabía que estaba mal por él. Asentí y decidí no dar más explicaciones.
-Un imbécil-Dijo sin más

Le miré enfadada, aunque él no lo notó. Aquello me había dolido. Pero hice como si no hubiera pasado nada y seguí sin darle explicaciones. Eso provocó que Ángel siguiera hablando.

-Le conozco desde hace tiempo, bueno, en realidad no mucho. Te aconsejo que no te acerques mucho a él
La miré con los ojos entornados, deseando escuchar el porqué.
-Me lo presentaron unos amigos, en la playa. Y el tío es un poco gilipollas, nunca me ha caído bien del todo
Agaché la cabeza
-Fue a la fiesta porque se fue con mis amigos-en ese momento me miró-Perdona si ese imbécil te molestó, pero es que cuando se le mete una tía en la cabeza, no la deja en paz.
Tragué saliva y respiré hondo, quería hacer oídos sordos, pero no podía, las lágrimas llegaron enseguida a mis ojos. Intenté que no salieran, no quería llorar delante de él. Y por suerte, conseguí retenerlas en mis ojos.

-¡Carlos, se llama!
Le miré con cara de “¿Si? ¡No me digas!”. Él me asintió
-Carlitos…cuando me conoció me trató como a una mierda, ni me hizo caso, me miraba mal y cuando le hablaba pasaba un poco de mí, en fin, un gilipollas, ya te lo he dicho.
¿Tendría que escucharle insultar a Carlos por mucho tiempo? No aguantaría mucho más…al final explotaría. Y efectivamente, volvió a meterse con él. Y esa ya no se la pasé. Tuve que gritarle.
-¡Quizá el gilipollas seas tú!-tras decir esto, salí corriendo calle abajo.
Ángel se quedó totalmente congelado, no sabía porque había reaccionado así. Pero tenía claro que no iba a quedarse con la duda así que le dio a la empuñadura y fue detrás de mí. Yo no dejé de correr en ningún momento, pero Ángel me pilló enseguida, a pesar de eso, seguí corriendo, Ángel iba a mi lado, aunque esta vez un poco más ligero que antes.

-¡Patricia!-me gritó-¡Para!
No le escuché, seguí corriendo con todas mis fuerzas.
Ángel me ordenó nuevamente que parase, entonces me puso una mano en el hombro y con la otra mantuvo la moto en equilibrio.
-¡Para!-me gritó violentamente. En ese momento me paré en seco e intenté volver a respirar con normalidad. Ángel paró la moto unos pasos más adelante. Después retrocedió hacía donde estaba y me miró a los ojos.
-¿Estás loca?
Negué mientras le miraba, con una mirada agresiva y llena de rabia-¡El que está loco eres tú!-le dije enfadada
-Eh ¡Calma!-me dijo poniéndome una mano en el hombro. Me hice el flequillo hacia atrás y le miré.
-¡Déjame!-aparté violentamente su mano de mi hombro y él me miró frunciendo el entrecejo.
-¿Por qué te comportas así?
-Déjame, quiero estar sola ¡Vete!
Ángel me miró fijamente y después desvió la mirada-En este momento pareces una niñata
Le miré ofendida y boquiabierta-¿Perdona?
Ángel me asintió-¿me dices que te pasa? ¿Por qué te has ido corriendo?
Desvié la mirada al suelo. No se lo quería contar-No te importa-dije sin pensar, en realidad no quería ser tan maleducada con él.
-Dímelo, quiero saber qué he dicho que te ha sentado tan mal
Le miré y seguí andando sin hacerle caso. Ángel volvió a seguirme con la moto, a mi ritmo. No dejaba de mirarme, solo desviaba la mirada al frente para asegurarse de que no se chocaba con nada.
-Dímelo, quiero saberlo…quiero saber qué te ha molestado, para pedirte perdón
Negué con la cabeza, sin apenas mirarle.
-Venga…-me animó a que se lo dijera-dímelo ya
-Te he dicho que me dejes-me paré en seco y le miré a los ojos-lárgate

Hubo un silencio por parte de ambos, en el que nos mirábamos a los ojos. De repente Ángel esbozó una sonrisa. Yo, estaba muy seria y le miraba con odio.
-¡Qué guapa estás cuando te enfadas!-me dijo de repente
Desvié la mirada, haciendo oídos sordos.
Me hizo un gesto con la cabeza-sube anda
No dije nada, solo me quedé parada, cabizbaja. Me puse el pelo tras la oreja, tímida y luego le miré. Ángel me puso la palma de la mano boca arriba para ayudarme a subir a la moto. Le miré la mano por un momento, pero no se la di.
-Venga, sube, no insisto más, quiero llevarte a casa-hizo una pausa y me miró a los ojos-o…a donde quieras-tras decir esto me sonrió.
Le di la mano y subí a la moto sin pensármelo mucho más. Él me prestó un casco, intenté abrochármelo pero no podía. Él se giró sonriente.

-A ver, déjame a mí-Me lo abrochó y me dio unos golpecitos en el casco, me sonrió-Si quieres puedes subir el cristalito de los ojos-me dijo subiéndomelo. Yo lo volví a bajar
-Vale, gracias, prefiero así
Ángel asintió-Como quieras-Volvió a mirar al frente y escuché que dijo-¡agárrate fuerte!
Antes de que pudiera agarrarme, Ángel le dio a la empuñadura con todas sus ganas y nos incorporamos al tráfico, mi pelo ondeaba con el viento, íbamos rapidísimo, y esquivábamos todos los coches, él parecía disfrutar con esa velocidad, pero yo estaba muerta de miedo. Apoyé mi cara en su espalda y me agarré con fuerza a él, rodeándole la cintura con los brazos. Sintiendo bajos mis dedos los músculos de su barriga. Fui indicándole el camino donde vivía y en menos de cinco minutos ya estaba en casa. Me bajé de la moto y me quité el casco. Ángel se rió al ver que estaba despeinada, aunque me miraba con cara de que aún así estaba preciosa.

-Gracias-le dije devolviéndole el casco. Él lo cogió y lo guardó bajo el asiento, después abrió el cristal del casco para que le viera los ojos al menos.
-¿Seguro que no quieres ir a tomar algo?
Le negué-No, de verdad, ya has hecho bastante con traerme a casa
Ángel me sonrió
-Oye, siento el comportamiento de antes
Él me sonrió. Aquella sonrisa me lo dijo todo. No le importaba en ese momento lo más mínimo.
-Lo siento-le repetí de nuevo
-¿Me lo contarás?
Le miré a los ojos, como pensando la respuesta-no lo sé, ahora seguro que no…quizá otro día-y la verdad es que no se lo quería contar. No tenía confianza y aún no me podía fiar de un chulito como él.
-Nos vemos entonces-Dijo bajándose el cristal del casco
Asentí-Sí, lleva cuidado

Ángel arrancó la moto y sin despedirse, cambió las marchas con el pie, le dio al puño lo que dio de sí y en dos segundos le perdí de vista. Desapareció entre el rugido del tubo de escape y una nube de polvo que había dejado tras de sí.

Al perderlo de vista, me metí en casa. No sabía lo que me pasaba pero en ese momento en el que ya se había ido. Quería volver a verle, quería ir a donde él me dijo, a tomar algo…pero me conformé con abrir la puerta y encerrarme en casa. Ya saldría otro día, y no precisamente con él, me iría con mi amiga  y con Dani. Me lo pasaría mil veces mejor que con ese capullo.

Llegó el sábado y Berta esperaba a Dani en la puerta de su casa, ya habían pasado dos chicos por enfrente y le habían dicho que iba guapísima, pero en burradas tipo “te voy a meter de todo menos miedo, rubia”. Y es que se puso realmente guapa para esa cena con su amigo. Cuando Dani bajó del coche se quedó unos segundos mirando a su amiga y extrañadísimo le preguntó.

-¿Berta?
Ella le regaló una encantadora sonrisa-Aquí estoy
Dani la cogió de la mano y se la puso encima de su cabeza, ella giró para que Dani la viese bien.
-Madre mía, estas increíble. Nunca te había visto así
Berta sonrió-¿De verdad estoy guapa?
Dani asintió sin dejar de mirarla-Cualquiera diría que vas a cenar con tu amigo…joder
Berta soltó una carcajada y se montaron en el coche

Tardaron unos cinco minutos en llegar al restaurante donde iban a cenar, y fueron todo el camino sin hablar, sin dirigirse una mirada.

Entraron en el restaurante, Dani dio su nombre a un chico que había tras un mostrador y les acompañó a su mesa. Dani se sentó enfrente de Berta y se quedó contemplándola por unos segundos.

-Berta, estas increíble
Berta le sonrió dándole las gracias
-No pareces de este planeta
Berta agachó la cabeza, empezaba a ponerse algo nerviosa-¿me tengo que preocupar?-le dijo entre risas
Dani le siguió la corriente-Pues no lo sé ¿eh? No estoy seguro-ambos soltaron una carcajada al unísono. Enseguida llegó el camarero y pidieron la cena. Dani no dejaba de mirar a Berta con una sonrisa.

-¿Te has maquillado tu?-le preguntó
Berta asintió
-y… ¿Por qué no te maquillas así siempre?
Berta encogió un hombro-lleva mucho trabajo, solo me maquillo así para ocasiones especiales
Dani la miró con una mirada algo picarona, mientras subía y bajaba las cejas.
-Maquillada así, tu mirada toma profundidad
Berta alzó una ceja-¿Tú crees?
Dani asintió de una cabezada-Sí. Maquíllate así más a menudo, por favor te lo pido
Berta soltó una carcajada-bueno, bueno, si me lo pides así, habrá que hacerlo
Dani miró a todos lados y luego fijó su mirada en ella-Pero si es que te va a salir novio…hoy, te vas con un novio
Berta sonrió-¡Que tonto eres!

Cenaron tranquilamente y después de cenar se quedaron hablando y hablando. Pero hablando con una sinceridad más allá de la que ya tenían. Por un momento, cuando se fueron a dar cuenta, estaban los dos perdidos  en sus miradas, sin decirse nada y con una sonrisa en la boca. Habían pagado ya, pero ellos seguían hablando. De repente, Berta le dijo que iba al baño un momento y que después se irían. El baño era unisex. Dani la siguió. Cuando Berta se estaba lavando las manos, su amigo apareció por atrás, Berta le miró a través del espejo y le sonrió.

-¿Qué quieres?
Dani se encogió de hombros y ella se dio la vuelta, quedando atrapada contra el lavabo, Dani estaba más cerca de lo que esperaba. Ambos se miraron a los ojos y sin pensarlo, Dani le puso una mano en la mejilla. Lentamente se acercó a los labios entre abiertos de su mejor amiga, besándola con ternura, Berta fruncía el ceño mientras Dani la besaba. Tras esto, se miraron a los ojos y Dani le volvió a dar otro tierno beso.

-¿A qué te ha sabido esto?-le preguntó
Berta desvió un momento la mirada y luego le agarró con fuerza del cuello-a poco…
Esta vez fue ella la que buscó los labios de su amigo, besándolos apasionadamente, poco a poco, retrocediendo lentamente, se encerraron en un baño. Dani giró y apoyó a Berta contra la puerta. Esta le miró a los ojos.
-¡Que locura!-le dijo sonriente
Su amigo negó con la cabeza, rozando sus narices-Yo no lo veo como una locura
Berta le puso las manos en los hombros y lo separó un poco de ella, para mirarle a los ojos, después asintió-Sí, si es una locura… ¡Eres mi mejor amigo, Dani! ¿Qué estamos haciendo?
Dani se encogió de hombros-¿Y que si somos mejores amigos? ¡Berta, quiero hacerlo! ¡Me lo pide el cuerpo! ¡Te deseo!
Al escuchar esto, Berta le regaló una sonrisa
-¿Te gusto?
Dani asintió volviendo a acercarse a ella-Me encantas-respondió rozando su boca con la de Berta. Volvió a besarla y hubieran llegado más lejos si una mujer no hubiese empezado a aporrear la puerta gritando que salieran ya que quería “mear”.
Dani dejó de besar a su amiga y salieron de allí, cogieron sus cosas y se fueron.

Durante el camino de vuelta a casa ninguno de los dos se dirigió la palabra.

Continuará...

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