Estas fotos pertenecen al blog de Patri.

8 de noviembre de 2011

CAPITULO 3 /A menos de un centímetro de mi boca/

AVISO: El contenido de esta historia NO es real, es totalmente ficticio, creado por y para los fans, para pasar un buen rato, leyendo historias de sus ídolos. Disfrutad!


Titulo: LACASITOS DE COLORES.





CAPITULO 3

<A menos de un centímetro de mi boca>

-Pero… ¿Tú qué haces aquí?-le pregunté al verle. Él se encogió de hombros mientras sonreía. Era Carlos, mi ex. Al verlo mi estómago se revolvió. La nostalgia vino a mí y me acordé de todos los momentos que con él había pasado. Los ojos se me pusieron llorosos, desde que habíamos roto no le había vuelto a ver. Carlos se sentó enfrente de mí y me miró con esa encantadora sonrisa con la que consiguió conquistarme. Agaché la cabeza, no quería abrir más mis heridas.
-¿Cómo estás?-me preguntó
Me encogí de hombros. Esa respuesta no la tenía muy clara. Carlos me sonrió
-¿Estás sola?
Asentí-He venido con mi amiga, pero ha ido a llevar a su amigo a casa, iba muy borracho.
Carlos asintió y me miró el vaso de vodka-¿Me das un poco?
Miré yo también el vaso y se lo tendí, él lo cogió y bebió un trago, después me lo devolvió-Gracias
-De nada

Desvié la mirada al sofá y vi a Ángel sentado, rodeando a una chica con su brazo, una chica distinta con la que estaba antes. Me sorprendió. Ese chico era un mujeriego. De repente me miró y me pilló mirandole, me guiñó un ojo y desvié la mirada, me puse el pelo tras la oreja. Carlos me sonrió, sabía que hacía eso cuando estaba nerviosa. Puso una mano en mi rodilla y entonces busqué sus ojos.
-¿Pasa algo?
Negué con la cabeza-No, no pasa nada, si me disculpas…voy un momento a fuera-me bajé del taburete y me fui a la calle. Aquella fiesta no me estaba gustando nada. Me sentía incómoda allí dentro. De repente llegó mi amiga con el coche y al bajarse me miró sorprendida.
-Pero Patri, cariño, ¿Qué haces aquí afuera?-me pasó una mano por el hombro
-Pues…digamos que no me gusta cómo se están poniendo las cosas ahí dentro
Berta frunció el ceño-¿Por qué?
-Está Carlos-le dije al oído. Berta abrió los ojos como platos
-¿Carlos? ¿Tu Carlos?-dijo tapándose la boca con la mano.
Asentí-Sí, mi Carlos, mi Carlitos, mi vida…está ahí dentro y se ha puesto a hablar conmigo y…no puedo Berta…
Ella me abrazó, y realmente era lo que necesitaba en ese momento, el abrazo de mi amiga. Así que yo también la abracé fuertemente y sin quererlo se me escaparon unas lagrimillas. Berta me las limpió con el pulgar.
-No pasa nada Patri, sé que es duro volver a verle, estar con él como si nada…
Me mordí el labio y asentí-Es muy duro Berta, no puedo, he salido porque no soy capaz de mirarle a los ojos sin levantarme y darle un beso.
Berta me dio un beso en la mejilla-Tranquila amiga, tú entra ahí y nosotras vamos a pasárnoslo bien ¿vale?
Le negué con la cabeza-entra tú, ahora voy yo ¿Vale?
Berta me asintió, me dio de nuevo un beso en la mejilla y entró. No sin antes asegurarse de que iba a estar bien sola. Le dije que si, y me senté en el borde de la acera.

Empecé a llorar como una tonta, sin saber porqué. Solo sabía que tenía ganas de hacerlo, de desahogarme. Le prometí a Berta que entraría en cinco minutos, pero ya llevaba media hora fuera. De repente noté una mano en mi hombro, la miré, pero no sabía quién era, se sentó a mi lado y entonces me limpié corriendo las lágrimas. Era Ángel.

-¿Y a ti que te pasa?-me preguntó al verme llorar
Le miré a los ojos y después fijé la mirada en el suelo
-¿Estas borracha?
Negué rotundamente y por lo que pude comprobar él tampoco lo estaba, cosa que me pareció bastante raro, pues la idea que había tenido de él, era la de un chulito, un ligón, que solo le gustaban las fiestas y que se ponía hasta las cejas de alcohol. Pero por lo que había visto, solo había acertado en lo de que era un ligón.
-Entonces ¿Qué te pasa?
-No…no puedo contártelo, lo siento
Él asintió-ya…no importa-me rodeó con su brazo y me atrajo hacia él, eso me hizo sentir incómoda, pues creía que yo iba a ser una más de las mujeres que cayeran en sus garras y si él pensaba así, estaba muy equivocado.

La verdad es que Ángel me daba seguridad, estando entre sus brazos me sentí mejor. Sin pensarlo, apoyé mi cabeza en su hombro y él me besó la cabeza.

-No sé lo que te pasa, pero sea lo que sea yo estoy aquí ¿vale?-me dijo sin soltarme. Al escucharle levanté la cabeza y le miré, me sorprendió que me dijera eso, pues nos acabábamos de conocer. La vedad es que era un chico bastante cariñoso, pero no sabía si era así con todas, o solo conmigo. Al levantar la cabeza, él me soltó.
-Gracias Ángel, pero puedes volver a la fiesta-me limpié unas lagrimillas y le volví a mirar. Él me negó con la cabeza.
-¿Y dejarte aquí? ¿Así?-volvió a negar después de decir esto
Le miré sonriente, como dándole las gracias, y de repente me levanté y le dije que nos fuéramos a la fiesta. Ángel se levantó y entramos. Todo el mundo estaba sentado por algún rincón, me sorprendió verlos a todos así, pues al salir bailaban y reían, y ahora se quejaban de la terrible borrachera que llevaban. Ángel se fue con unos amigos, y escuché que le preguntaron nada más acercarse a ellos “¿De dónde vienes con ese bombón? ¿Te has liado con ella?” Sonreí y seguí andando, buscando a mi amiga. Al no encontrarla me senté en el taburete donde estaba antes. De repente llegó Carlos, mi corazón se aceleró y cerré los ojos. Al abrirlos, él me miraba sonriente.

-¿Qué quieres?-le dije como molesta por su presencia
Me tendió una mano, la miré y seguidamente le miré a los ojos. Me alzó las cejas, una señal para que se la cogiera, volví a mirar su mano y se la cogí. Me estiró lentamente, ayudándome a que me bajase del taburete y así lo hice, me llevó a la calle. Al salir, vi a Berta, que estaba sentada en un sofá que hacía pico esquina, me miró sorprendida al ver que iba agarrada de la mano de Carlos. Me encogí de hombros, dándole a entender que no sabía a dónde iba.
Carlos me llevó hasta la esquina de la calle, quería estar alejado de la música. Allí, me soltó la mano, le miré confundida, no sabía que estaba pasando, ni lo que quería.

-Patricia-me dijo e hizo una pausa que me puso nerviosa. Po un momento, al estar así a solas con él, creí que aún estábamos juntos y sentí un impulso de ir a besar sus labios, pero me contuve al darme cuenta de la realidad-Mira, es que…desde que lo dejamos, he estado pensando ¿Sabes? Y…
Desvié la mirada, aquellas palabras se me estaban clavando en lo más profundo de mi corazón.
-…Me siento vacío, no me acostumbro a vivir sin ti
Le miré a los ojos-¿Y qué te crees que yo si me he acostumbrado?-negué con la cabeza y bajé la mirada a mis pies. Él me cogió tímidamente una mano.
-Es duro, y creo que…no deberíamos de haber roto, tú y yo…estamos hechos el uno para el otro…Patricia, te quiero
Al escuchar eso le miré a los ojos y fruncí los labios, conteniéndome las lágrimas. Su olor llegó a mí y me acordé de cuanto me gustaba que me llegaran esas ráfagas de su olor cuando estaba a punto de besarlo.
Desvié la mirada, no sabía si romper a llorar o si devolverle el te quiero. No estaba segura de lo que debía de hacer. Volví a posar mi mirada en la suya después de unos segundos y respiré hondo. Carlos me dio un apretón en la mano y me regaló una media sonrisa.
-¿Y si te digo que cada mañana te busco a mi lado?-me dijo acariciándome suavemente la cara con el pulgar. Agaché la cabeza, pero él siguió acariciándome, así que volví a mirarle-Te necesito-me dijo en un susurro. Sus ojos brillaron en ese momento. Carlos pasó el dedo con el que me acariciaba la mejilla a mis labios, y lo deslizó lentamente por ellos. Le miré desconcertada. De repente fue acercándose a mí, me cogió la cara suavemente y la otra mano, la posó en mis caderas, cuando me vine a dar cuenta, lo tenía a menos de un centímetro de mi boca. Me dejé llevar, le puse una mano en el hombro y con la otra le rodeé el cuello. Antes de que nuestros labios entraran en contacto, dio un paso hacia adelante lo que me obligó a mí a retroceder un paso, me apoyó en la pared, su aliento me golpeaba en la cara y seguramente el mío le golpearía en la suya. Mis labios se prepararon para recibir a los suyos, al mismo tiempo cerramos los ojos y entonces volví a encontrarme con sus sabrosos labios, con esos labios que tanto placer me habían dado y que hacía tiempo que no probaba. Al principio fue un tímido beso, un beso en el que tardaron en separarse y traviesos, jugaron a hacer una pequeña ventosa. Entonces, él me cogió más fuerte y se acercó aún más a mí. Sus labios volvieron a besar a los míos, nos fundimos en un cálido beso, mi cuerpo empezó a estimularse, a sentir aquellos cosquilleos que siempre sentía cuando le besaba. Le cogí del cuello con más fuerza, atrayéndolo aún más hacia mí. Pensaba que estaba soñando, pues desde que lo dejamos, varias habían sido las veces en las que había soñado con volver a besar sus labios.

Mi amiga salió a buscarme, al mirar a todos lados y no verme se extrañó, sabía que no me había ido a ningún sitio con Carlos, sabía que estaríamos por allí cerca. Empezó a andar hacia la esquina donde estábamos, y cuando llegó a ella, nos vio besándonos con más ganas que nunca. Abrió los ojos como platos, se tapó la boca con la mano, decidió dejarnos solos.

Abrí los ojos y dejé de besarle. Me miró y de repente negué con la cabeza.
-Carlos no…esto no tiene que estar pasando-le solté el cuello y me llevé la mano al entrecejo.
Él no se hizo para atrás, quería tenerme entre sus brazos, le encantaba estar así conmigo, y había encontrado la oportunidad, así que, no sería fácil que se apartase.
-¿Por qué no?-me preguntó extrañado
Negué con la cabeza-No Carlos…no
-Pero Patricia…
Volví a negar-escucha, si rompimos, fue por algo, no…no podemos hacer esto
Él me sonrió y me acarició de nuevo la mejilla-quiero hacerlo-bajó su mirada a mi boca por unos segundos y yo volví a negar con la cabeza.
-Carlos no, no es lo correcto, tú y yo ya no estamos juntos
Él pasó su mano a mi cuello y quiso acercarse a mí para besarme de nuevo, pero fui rápida y le puse una mano en la boca. Él me miró frunciendo el entrecejo.
-¡Déjame que te bese, que te haga mía!
Negué con la cabeza-Lo siento…pero no, no quiero volver, Carlos-Cuidadosamente le hice hacia atrás y le miré una última vez a los ojos-Me voy a la fiesta

Le dejé allí, relamiéndose los labios, como si todavía tuviera el sabor de los míos y quisiera disfrutar hasta la última gota. Se quedó mirándome hasta que volví la esquina y cuando desaparecí, se fue a casa. No quiso volver a entrar.
Nada más aparecer por la fiesta, Berta me acosó a preguntas. Me sentó en un sofá y me miró con una sonrisa, esperando a que le contase lo que había pasado. Me encogí de hombros.
-¿Qué?-le pregunté al ver que me miraba sin borrar la sonrisa
-Dime ¿Qué pasa entre Carlos y tú?-subió y bajó las cejas-¿Habéis vuelto?
Negué rotundamente. Mi amiga frunció el entrecejo
-No ha pasado nada, Berta-intenté evitar explicaciones, pero al escuchar mi respuesta, Berta soltó una carcajada.
-Patricia, tía, que te he visto cómo os comíais la boca en la esquina de la calle
La miré avergonzada, seguramente me había puesto colorada, agaché la cabeza, en ese caso, no sabía que decirle.
-¿Por qué? ¿Qué ha pasado?
Me encogí de hombros-Pues lo que has visto, pero le he dicho que no deberíamos de haberlo hecho
-¿Habéis vuelto?-me preguntó convencida de que la respuesta iba a ser un sí
Negué con una sonrisa en la cara-Pues no, no quiero volver con él Berta-me levanté del sofá y me fui a por un vaso de whisky. Berta se quedó mirándome, no conseguía entender nada. Sabía que yo había estado un tiempo, tras la ruptura llorando y lamentándome por su pérdida, ella sabía mejor que nadie que deseaba con todas mis fuerzas volver con Carlos y sin embargo, ese día, nos comíamos la boca y después le rechazaba. Mi amiga no entendía nada, así que se convenció a ella misma de que había sido el alcohol el que me había jugado una mala pasada.



Continuará...

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