Estas fotos pertenecen al blog de Patri.

5 de noviembre de 2011

CAPITULO 1 /El nuevo de la calle de la paz/

AVISO: El contenido de esta historia NO es real, es totalmente ficticio, creado por y para los fans, para pasar un buen rato, leyendo historias de sus ídolos. Disfrutad!


Titulo: LACASITOS DE COLORES.



CAPITULO 1

<El nuevo de la calle de la paz>


Llevaba unos días queriendo conocer a ese chico del que todo el mundo hablaba. Todo el mundo decía que era un tipo fantástico y que tenía que conocerlo. A decir verdad, a mí me costaba mucho hacer nuevas amistades, por eso la idea de conocer al tipo nuevo del barrio no me entusiasmaba demasiado. Se había mudado a la zona donde yo vivía haría un par de semanas. Y la verdad es que vino arrasando, pues desde entonces, mis amigos no paraban de hablar genial de él.
Hasta mi mejor amiga, Berta, me hablaba increíblemente bien de él, y eso que tampoco ella  era muy sociable, pero había ido con su amigo a conocerle y había vuelto encantada.

Por lo que me habían contado, sería el típico chulito de barrio, lleno de piercings y tattoos, que lo que quería era solo tener fama, ligar con chicas y ser lo mejor de lo mejor. Yo pensaba que el barrio estaba bien como estaba. Éramos el grupito de amigos de siempre, todos nos conocíamos y nos llevábamos muy bien, no creía necesario que un tipo como el nuevo hubiera llegado. Dese hacía unos días, notaba a la gente diferente, como más alegre. Por las calles no había nadie, en el parque donde se solía reunir siempre un grupito, dejaron de estar desde hacía tiempo y todo porque el nuevo les invitaba cada tarde a una fiesta en su garaje. No le conocía pero ya me estaba cayendo mal. No me gustaba que de la noche a la mañana se cambiaran las costumbres de toda una vida.

-De verdad Patri, tienes que conocerle ya, te va a enamorar, es un encanto de hombre-Todo el mundo me decía lo mismo. Mi amiga me lo repetía así como unas siete veces por minuto. Me contó Berta un día que a él también le habían hablado todos de mí y que también tenía ganas de conocerme. Mis amigos de toda la vida le habían dicho que era una persona increíble, y con un corazón enorme. Dani, el mejor amigo de Berta, que nos conocimos el verano pasado gracias a mi amiga, le habló maravillas de mí, según pudo contarme Berta. Dani era un chico increíble, pero estaba un poco loco, lo hacía todo sin pensar y luego se paraba a ver lo que había hecho. Era muy impulsivo, pero me había caído bien desde el primer momento, sobre todo porque era muy gracioso, aunque a veces se pasaba y sus bromas dejaban de tener gracia. Él y Berta se tienen mucho cariño y se conocen desde hace más de siete años, ellos son el buen rollo en persona, yo he llegado a pensar más de una vez que entre ambos ha pasado algo más que una simple amistad. Pero no lo he podido confirmar todavía.

Me llamo Patricia y tengo 30 años. Vivo sola en un pisito de un barrio de Madrid. Me fui de casa a los 18, dispuesta a hacer una vida nueva, alejada de mis padres, y la verdad es que lo conseguí y llegué bastante lejos. Mi mejor amiga, vive casi al lado de mi casa y estoy agradecida, pues nos podemos ver todos los días. Ella es como una hermana para mí, y no hay cosa que haga sin no consultarle a ella antes. Berta, lleva siendo mi mejor amiga desde el colegio. Dani también vive por el barrio, pero no lo veo tan a menudo, se vino a vivir hace un año y poco a poco se está convirtiendo en otro mejor amigo para mí, pues más de una vez me ha servido de consejo, me ha ayudado con mis problemas o incluso me ha hecho reír a carcajadas con sus chorradas.
<<El nuevo de la calle de la paz>> Se escuchaba desde hacía un tiempo a todas horas.

-Es que le tienes que conocer-me dijo Berta tras comentarle que no paraba de escucharlo.
Fruncí el entrecejo-No sé porque ha causado tanta expectación-le dije negando con la cabeza.
Berta me miró incrédula-Eso lo dices, porque no sabes cómo es…porque no le conoces
La miré y sonreí. Me ahogué una carcajada, pues sabía que a ella le hubiera sentado mal-Sinceramente, no creo que sea para tanto
Berta abrió la boca y me miró fijamente-¡Vamos! ¿Estás de broma? ¡Cuando quieras te lo presento!
Desvié la mirada y me mordí el labio. Después, le asentí con la cabeza-¡Está bien, habrá que conocer al nuevo!
Mi amiga sonrió y me puso la mano en la rodilla. Me asintió de una seca cabezada-Claro que si, además, ya sabes que él también quiere conocerte-subió y bajó las cejas tras decir eso, un gesto que no me gustó nada.

Miré al frente y recé para que no me hubiera puesto colorada como un tomate. Yo era muy tímida y a la mínima estaba atacada de los nervios y sonrojada. Mi amiga me contó que Dani, había congeniado muy bien con el nuevo y que casi todas las tardes estaba en su casa. Noté que le molestaba un poco que se llevara tan bien, porque ya no estaba mucho tiempo con ella. Intenté convencerla de que Dani lo necesitaba, necesitaba tener a un amigo, porque si alguna vez necesitaba el consejo de un hombre, si necesitaba explicarle algo que solo entendían ellos, podría recurrir a él. Berta me daba la razón, pero a pesar de todo la noté un poco molesta.

Esa noche, decidí salir a dar una vuelta, hacía tiempo que no salía por la noche y me gustaba ver el ambiente que había por las calles. La gente paseaba alegremente con su pareja o con sus hijos. Las calles olían a chocolate, me encantaban esos días en el pueblo. Al volver una esquina, me choqué con un chico, y se me cayó el bolso al suelo, a su vez, del bolso se me salieron las gafas de sol, el móvil y una libretita. Miré al chico y le sonreí como una boba, seguramente ya estaría colorada. Él me pidió disculpas y me ayudó a recoger todo del suelo. Lo metí en el bolso y se fue. Parecía llevar prisa y llevaba dos bolsas de un supermercado en la mano. Eso sí, me había causado impresión, era un hombre bastante guapo y el físico estaba bastante bien. Me quedé mirandole hasta que desapareció de la calle, me di cuenta de que estaba embobada mirandole cuando desapareció de mi vista.
Sonreí al ver que me había quedado mirandole, me rasqué la frente y con la sonrisa aún puesta seguí andando. Dos calles más abajo, me encontré a mi amiga venir corriendo de frente hacía mí y gritándome desde lo lejos.

-¡Patricia!-gritaba como una posesa. Yo no sabía si echar a correr o esperarme a ver qué quería. Venía con los brazos levantados y gritando.
Cuando llegó a mí, me agarró del brazo. Se puso una mano en el pecho e intentó recuperar el aliento. La miré sonriente.
-Patricia…hoy
Fruncí el entrecejo sin entender nada-¿Qué?
Una vez que volvió a respirar con normalidad siguió hablando-Hoy, hoy es el día
Puse cara de no entender absolutamente nada. Me encogí de hombros-El día ¿de qué?
-El día que vas a conocer a Ángel
Me quedé pensativa y al seguir sin saber de que hablaba fruncí el ceño-¿A quién?
Berta sonrió-Tía, al nuevo del barrio
Abrí la boca y solté una carcajada-aaah, es que no sabía cómo se llamaba
Berta me miró como si estuviera loca-Pues se llama Ángel, y le vas a conocer hoy, esta noche
-¿Y eso?
Berta me asintió-Va a hacer una fiestorra impresionante-me explicó contenta.
Negué con la cabeza-Pero yo no quiero ir a la fiesta
Mi amiga me asintió-Claro que si, tú te vienes conmigo, y verás lo que es una buena fiesta, y ya de paso…conoces a Ángel
Negué de nuevo-Pero…si no me ha invitado ¿Cómo voy a ir?
Berta resopló-parece mentira que no lo sepas, Patri. Ángel nunca invita nadie, deja que vaya quien le dé la gana.
Alcé una ceja-¿De verdad?
Berta me asintió
-Ese tío está colgado-dije para concluir la conversación.

La verdad es que lo que menos me apetecía en ese momento era ir a una fiesta. Veréis, no hace más de tres semanas, rompí con mi novio, fue una situación muy dura, pero Berta siempre estuvo ahí para apoyarme. Me sirvió de mucho, aunque mi herida aún no había cicatrizado. Aparentaba estar bien cuando en realidad no lo estaba. Le quería muchísimo y sabía que tardaría años en olvidarle del todo, en volver a ser feliz. Intentaba no pensar mucho en él, pero era imposible, me había acostumbrado a estar a su lado, a recibir sus mimos. Él era mi vida, y de repente se fue de mi lado. Me quedé en un estado de shock durante unos días. Aunque Berta consiguió sacarme de él.

-Vamos, tienes que olvidarte de él-me dijo de repente. Rompiendo el silencio que habíamos creado. La miré enfadada y me paré en seco.
-No lo menciones más ¿Vale? Así no vamos a llegar lejos, sí, está bien iré a la fiesta-le dije al fin-pero por favor, ni una palabra de mi ex, Berta.
Ella me sonrió y me pasó un brazo por el hombro-Ya verás que bien nos lo pasamos-me dijo al oído y seguidamente me dio un beso en la mejilla-Vas a ser la reina de la fiesta.
Al escuchar eso la miré extrañadísima, conocía a Berta, y sabía que aquello me lo había dicho por algo…

Continuará...

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