Estas fotos pertenecen al blog de Patri.

21 de noviembre de 2011

capitulo 13 /Patricia ¿que acabas de hacer?/

AVISO: El contenido de esta historia NO es real, es totalmente ficticio, creado por y para los fans, para pasar un buen rato, leyendo historias de sus ídolos. Disfrutad!


Titulo: LACASITOS DE COLORES.


capitulo 13 <Patricia ¿que acabas de hacer?>


Ángel se desmoronó completamente después de aquella cena. Sabía que ahora sí, la había cagado para siempre. Me había perdido. Algo le decía que aquella vez era la definitiva. Ya no tendría más oportunidades para intentar ser amable, intentar ser amigos. Cansado de darle vueltas a la cabeza solo, decidió irse a la casa de Dani, pero fue un poco inoportuno, pues estaba con Berta. Dani abrió la puerta y le vio con lágrimas en los ojos, se dio la vuelta, miró a Berta y se encogió de hombros, como pidiéndole disculpas por dejarle pasar.

Ángel entró y saludó, sin pararse mucho se sentó en el sofá, al lado de Berta y empezó a llorar como un niño pequeño sin consuelo. Berta se extrañó, pero no dudó en ir a consolarle. Dani se sentó al otro lado, quedando Ángel en medio de los dos. Berta le pasó varias veces la mano por la espalda mientras le decía “ya está, no pasa nada”. Él pareció calmarse un poco, y al hacerlo, Dani le pidió que le contase todo lo que había pasado y porque lloraba de esa manera.
Ángel se lo contó todo, sin dejarse ningún detalle por el camino, quería buscar ayuda en ellos, sobre todo en Berta ya que era su mejor amiga. Agachó la cabeza y para concluir les dijo-Y…ya no me quiere ver ni en pintura
-Como la cagas tu solo, tío-dijo Dani con una sonrisa en la boca
-Pero eso no es verdad-dijo de repente Berta, al escucharlo no pudo evitar mirarla
-¿Cómo que no?-le preguntó Ángel nervioso.
Ella negó con la cabeza-No, ¡vamos!, conozco a Patricia
Se quedó pensativo, algo le decía que Berta no llevaba razón esta vez-Que no Berta, que está muy quemada conmigo y tiene razón, pues no he parado de hacerla rabiar
Dani sonrió-Para una que te gusta-le miró a los ojos-y la alejas de ti
Berta se enfadó con Dani y le echó una mirada que mataba-¡Dani!-le gritó-apóyale, así no le ayudas

Se hizo un silencio. Ángel porque estaba pensativo y sus amigos por no dejaban de mirarle. Ángel decidió romper el silencio y terminar la conversación-Pues ya está-les miró a los dos-aquí se queda…el tonto, enamorado.
Berta sonrió y le dio unas palmaditas en la rodilla-Yo hablaré con ella, tranquilo-le dijo para tratar calmarle y para hacerle ver que no todo estaba perdido. Berta sabía que Patricia no era así.

Esa misma mañana, Berta fue a buscarme a mi casa. Llamó varias veces al timbre y entró con una sonrisa de oreja a oreja, diciendo que venía a hacerme una visita.
Nos sentamos en el sofá y empezó a hablar de ropa y la ropa nos llevó a otro tema y de repente y sin saber porqué acabamos hablando de Ángel.
-Por cierto-dijo Berta-¿Qué te ha pasado con Ángel?
La miré frunciendo el ceño-¡Ni me lo nombres!
-¿Qué ha pasado?
Agaché la cabeza-Tía, lo de siempre, él y su carácter, no le aguanto. Pero ya está, le he dejado las cosas claras
Berta me miró fijamente-Quizá no deberías de ser tan dura con él y no tomarte tan a pecho lo que te dice, con humor todo es mejor
La miré incrédula al escuchar eso-¿Humor?-solté una risilla inquieta-Ese tío no tiene humor. Pero ya está Berta, paso de él
Berta no me quitaba el ojo de encima y estaba muy seria-Ángel es una buena persona
Asentí y desvié la mirada-sí, pero no nos llevamos bien y ya está
Berta sonrió-Patri, intenta sacar lo mejor de él y olvida sus defectos, seguro que tiene muchas coas buenas.

Me quedé pensativa, y la verdad es que Ángel tenía bastantes cosas buenas, al menos conmigo había tenido muchos detalles. Mi amiga me hizo pensar, quizá había estado equivocada con él y no debía de haberle dicho todo eso. Estuvimos un rato sin hablar, Berta me miraba mientras pensaba. De repente, interrumpió mi pensamiento.
-Oye, que si tía, que Ángel no es así, lo que pasa es que quiere ser amable y educado, pero a veces no le sale…tienes que darle tiempo
La miré de reojo-No sé yo ¿Eh?
Berta asintió de una cabeza-que si Patri, que le des otra oportunidad
-Berta, le he dado muchas, demasiadas, creo…y ya está, he tomado una decisión
Mi amiga agachó la cabeza, sabía que cuando me encabezonaba costaba mucho hacer entrarme en razón. Se levantó del sofá, tenía la solución, sabía cómo manipularme, así que se hizo la enfadada.
-Bueno, pues tú verás, yo ya te lo he dicho, ahora tu haz lo que te dé la gana
La miré extrañada. No entendía porque se enfadaba, la seguí con la mirada, abrió la puerta, me dijo adiós y salió dando un portazo.

No sé como lo hizo, pero después de aquello me puse a pensar en lo que había pasado, en lo que había hecho y en lo que le había dicho. Después, al cabo de mucho tiempo dándole vueltas al tema, recordé las palabras de Ángel “No puedo hacerlo, porque te quiero…” “Me niego a ignorarte… ¿Me oyes?”
Al recordar esto sí que pensé mucho más en todo lo que había pasado y me extrañé, me extrañé muchísimo. De repente, me levanté del sofá y fui a buscar la nota que iba con la caja de bombones que me regaló. La leí detenidamente, miré el dibujo del corazón con nuestros nombres con una sonrisa y al bajar la mirada vi ese “te quiero”. Tiré la nota encima de la mesa con una sensación bastante extraña, sin pensarlo, cogí las llaves de casa, las del coche y me fui en busca del macarrilla.

Aparqué el coche en la puerta del garaje donde hacía las fiestas, él vivía en el piso de al lado. Miré la fachada antes de bajar, luego quité las llaves, tomé aire y me dirigí a llamar al timbre. Busqué su nombre en la lista y llamé.
-¿Si?-me contestó él
-¿Ángel?
-Sí soy yo ¿Quién eres?
Agaché la cabeza-Oye Ángel, soy Patricia
La cara de Ángel en ese momento no se puede describir. Pensó que Berta ya habría hablado conmigo y que habría hecho efecto, por eso estaba allí. Cerró los ojos y pensó-Berta es una diosa.
-¿Ángel?-le pregunté al ver que no me decía nada
-Sí, sí. Dime ¿subes?
Sonreí y me lo pensé unos segundos-Sí, abre

Antes de terminar de contestarle, ya me había abierto. Subí las escaleras poco a poco, pensando bien lo que le iba a decir, al llegar. Ángel estaba apoyado en la puerta, con las manos en los bolsillos y sonriente. Llegué enfrente de él y nos miramos a los ojos. Nos dimos dos besos y agaché la cabeza.
-Dime ¿Qué querías? Es raro verte por aquí después de lo que me dijiste
Le sonreí-ya, pero, es que, he estado pensando y…lo siento, no debería de haber sido así contigo
Ángel me sonrió y se encogió de hombros-si eres así conmigo, es porque yo te hago enfadar
Me puse el pelo tras la oreja-Verás, retiro lo que te dije que no quería saber nada más de ti ¿Vale?
Ángel me asintió y sonrió al darse cuenta de que Berta tenía razón-De acuerdo, mejor que mejor porque no podía ignorarte
Le sonreí y desvié la mirada-verás-me puse muy nerviosa por lo que iba a decirle-me gustaría tener un detallito contigo
Ángel frunció el entrecejo y me miró a los ojos esperando a que siguiera hablando.
-Me gustaría, invitarte a cenar…esta noche-le miré a los ojos y vi un brillo especial en su mirada-…en mi casa-dije muerta de vergüenza.
Él me sonrió-claro que si
Le sonreí y respiré aliviada por dentro, pues no sabía cómo reaccionaría ante la petición-Pues… ¿a qué hora te viene bien ir?
Hizo un amago de cerrar la puerta y salir fuera-Pues ya…
Solté una carcajada y le empujé suavemente del hombro-No bobo, es tempranísimo y lo tengo que preparar todo
Ángel sonrió y volvió a abrir la puerta-Pues, no sé ¿a las nueve?
Asentí-Perfecto, nos vemos en mi casa ¿vale?
Él me asintió y al ver que ya me iba, me cogió del brazo. Le miré a los ojos extrañada-¡Dame dos besos!-Sonreí y fui a dárselos.

Las ocho de la tarde y todo estaba perfecto, la casa olía bien, la había perfumado para la ocasión. Había hecho un repaso por el salón, limpiándolo todo. La verdad, es que vi mi casa más bonita que nunca. No parecía mi casa. Esperé impaciente hasta las nueve. Ángel llegó muy puntual, ni un minuto más, ni un minuto menos, cuando mi reloj marcó las 21:00h Ángel llamó a la puerta. Abrí con una sonrisa y él no dudo en buscar esos dos besos de mis suaves mejillas. Se detuvo un poco por el camino, oliendo mi colonia.

-¡Qué bien hueles!-me dijo sonriente
-Gracias
Le dirigí hasta el salón, donde estaba la mesa puesta, decorada con velitas. Ángel sonrió al verla. Le dije que se sentase, y entonces llevé toda la comida a la mesa. Ángel lo miraba todo con atención, prestando atención a cada detalle que tenía en la casa. Le fascinaba todo, todo le gustaba.
-Sales realmente guapa en la foto de allí-me dijo señalando la foto con el tenedor, una foto que estaba en una estantería. Me di la vuelta para mirar a que foto se refería y después asentí.
-Muchas gracias
Entonces, en su revisión del salón, se dio cuenta de que la nota que iba con la caja de los bombones estaba al lado de la tele. Frunció el entrecejo y me miró, pero no me dijo nada.

Estuvimos un rato en silencio. Ángel no me apartaba el ojo de encima y yo me di cuenta, pero no me puse nerviosa, cosa muy rara en mí cuando alguien me miraba de esa manera.
-¿Qué me cuentas?-le pregunté para romper ese silencio, que ya empezaba a ser incómodo.
Ángel se encogió de hombros-¿Esto lo has hecho tú?
Asentí sonriente.
-Esta buenísimo
Escuchar aquello me hizo ilusión pues yo de cocina no es que supiera mucho y todo lo que hacía o lo dejaba crudo o se me quemaba.
-Me alegro de que te guste-le dije orgullosa
-He traído unas botellitas y unos dulces para después de cenar
Le miré a los ojos, sonriente-¡que detalle!-él me guiñó un ojo

Terminamos de cenar y él me ayudó a recogerlo todo, entre los dos, preparamos en la mesita pequeña vasos, las botellas, los dulces y yo también saqué unos dulces que tenía por ahí. Nos sentamos a hablar en el sofá. Ángel empezó a hablarme de sus cosas, y me di cuenta de que hace tiempo me contaba también eso y no me interesaba, pero aquella noche me moría por saber más y más acerca de él.
Cada vez que se me gastaba el vaso, Ángel me lo volví a llenar, yo le decía que no, que no quería más, pero parecía darle igual. Me bebí tres vasos y medio y la verdad es que me puse un poco tontita, no me emborraché, sabía lo que hacía, pero estaba más contenta de la cuenta y me reía por todo.

-Entonces ¿has visto timón y pumba?-le pregunté partiéndome de la risa
Ángel me asintió-Sí, sí que la he visto-él también iba un poco bebido
Solté una carcajada-¡Es genial!-de repente le cambié de tema-¡Tengo hambre!
Ángel sonrió y me miró a los ojos-¡Pues come!
Al escuchar el tono de voz que puso me dio la risa tonta. No podía parar de reír, poco a poco fui haciéndome hacía adelante hasta que me apoyé en su hombro, allí seguí riéndome a carcajada limpia. Me levanté muy seria y me llevé la mano a la cabeza.
-¡Uh, he bebido demasiado!-le dije
Ángel sonrió-que va, si lo que mola es quedarse así, con el puntillo de contenta
Asentí y me incorporé a coger un dulce de chocolate. Me lo comí en dos bocados, Ángel me miraba mientras sonreía, y la verdad es que cuando estábamos allí sentados, en el sofá volví a darme cuenta de que me miraba con esa mirada especial y extraña con la que nunca me había mirado.
-¿Está bueno?-me preguntó al ver que lo había devorado
Asentí mientras me limpiaba la boca y acto seguido le sonreí, a Ángel le entró la risa porque tenía todos los dientes manchados de chocolate.
-¡Me gusta tu tinte de dientes!
Me los limpié con la lengua y después solté una carcajada-¡Ya está!-se los enseñé y él me asintió de una cabezada.

Me senté de forma que le miraba de frente, nos miramos unos instantes a los ojos y por un momento agaché la cabeza-¿Sabes qué?
-Dime-me dijo
-Me gusta tu mirada
Él sonrió de lado y le volví a mirar a los ojos
-A mí me gusta tu sonrisa-en ese momento le sonreí-tus ojos, tu boca, tus manos, tu pelo, tu nariz, tu…todo
No podía dejar de mirarle y entonces, el alcohol hizo efecto y solté una carcajada. Ángel no se reía, él seguía mirándome, pues lo que me acababa de decir había sido de verdad. Cuando terminé de reírme le miré a los ojos
-¡Eres tan perfecta…!-me dijo poniéndome el pelo detrás de la oreja
Le sonreí, él me miró de nuevo con esa mirada especial, pero…me di cuenta de que no era él el que me miraba con esa extraña mirada, sino que…era yo la que le miraba a él.

Lentamente me acerqué a él, le puse una mano en el cuello y él hizo lo mismo, metiendo su mano entre mi pelo. Seguimos acercándonos, sin miedo. Estaba deseando llegar a sus labios, quería comprobar a qué sabían los labios de un macarra. Cerramos los ojos a la misma vez y en ese momento, sentí que sus labios besaban los míos. Al principio fue un beso tímido y suave, pero Ángel no tardó en subir el ritmo. Me cogió mejor del cuello y me acercó más a él. Entramos en un beso apasionado, en que no tuvimos descanso, su lengua jugueteaba con la mía de una forma especial. Le rodeé el cuello con la otra mano, quería sentirlo más cerca, aquel chico, me estaba besando como nadie me había besado antes. Cuando mejor estaba, él se separó de mí. Nos miramos a los ojos y en su rostro vi una sonrisa, yo estaba muy tímida, no entendía muy bien lo que acababa de pasar y ninguno de los dos sabíamos que decir ¿Habría sido por culpa del alcohol lo que acababa de pasar?
En ese momento no podía razonar, solo sabía que me había encantado. Le miré a los ojos de nuevo, él me puso una mano en la rodilla.

-¿Estás bien?-me preguntó para ver si me había molestado aquello
Le asentí y le miré a los ojos-Pero estaría mejor si me volvieras a besar-aquello, la verdad es que lo dije sin pensar. Ángel no dudó en volver a hacerlo.

Aquel tierno beso nos llevó hasta la cama, la luna entraba insolente por la ventana. En aquella mágica penumbra, me dejé acariciar lentamente, Ángel me quitó la camiseta que llevaba y me quedé en ropa interior, seguidamente, me besó entre el cuello y los hombros, acariciándome el pelo. Luego se incorporó y me miró, yo estaba allí, bajo él. Tímida y asustada. Le miré y Ángel me regaló su sonrisa.
Entre abrí los labios, lo que hizo que Ángel se inclinara para besarme. Me dejó casi inmóvil y delicada y suave acogí su beso.

La verdad es que Ángel era dulce y tierno, pero me molestó que insistiera un buen rato para obtener algo más, pero en vano. Solo tuvo el placer y la suerte de ver cómo estaba sin la parte de arriba.
-Para, para…-le dije apartándole ligeramente, sujetándole por los hombros. Él dejó de besar mi cuello.
-¿Qué pasa?
-Para Ángel…ya está bien

Ángel se bajó de encima y me incorporé poniéndome mi camiseta rápidamente. Él no entendía nada. Se encogió de hombros. Me puse el pelo tras la oreja y le miré.
-Escucha, no quiero llegar más lejos ¿Vale?
Ángel frunció el entrecejo-¡Vamos, todo iba bien!
Negué con la cabeza-Si hemos llegado hasta este punto ha sido porque yo voy un poco bebida. Pero, no soy de ese tipo de personas que se tiran a uno la primera noche
Ángel me asintió, estaba molesto.
-Bueno, supongo que después de esto, querrás que me vaya-me dijo deseoso de que la respuesta fuese un no, que lo tirara a la cama y que le llevara hasta el final.
-Por favor-le dije
Ángel agachó la cabeza y se dirigió a la puerta, la abrió y me echó una última mirada, como ganando tiempo por si cambiaba de opinión
-Adiós Ángel, gracias por todo
-De nada-salió a la puerta-Nos vemos, guapa-me guiñó un ojo y se fue.

Cerré la puerta y me apoyé en ella, resoplé-¡Patricia! ¿Qué acabas de hacer?-me pregunté a mi misma-¡Estás loca!

Continuará...

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