Estas fotos pertenecen al blog de Patri.

7 de diciembre de 2011

capitulo 30 /Claro que nos vamos a bañar/


AVISO: El contenido de esta historia NO es real, es totalmente ficticio, creado por y para los fans, para pasar un buen rato, leyendo historias de sus ídolos. Disfrutad!



TITULO: LACASITOS DE COLORES


capitulo 30 <Claro que nos vamos a bañar>


Aquella mañana, estaba despierta, pero acostada en la cama, era un día de esos en los que no te apetece hacer nada, un día de esos que si te llamaran para salir, dirías que no. Casualmente, cuando pensaba en eso, mi móvil empezó a sonar. Resoplé y me froté la cara con las manos, después, estiré el brazo hacia la mesilla para coger el móvil.

-¿Si?
-Hola, soy Ángel-me dijo una voz al otro lado del móvil
Abrí los ojos como platos-¿Ángel? Dime… ¿Qué quieres?
Ángel sonrió, aunque no pude verle-Te llamo para decirte que si quieres quedar hoy
Sin pensarlo le dije que si, mis ganas de no salir se quitaron por completo.
-¿Cuándo y dónde?
-¿A las siete te viene bien?
Asentí con una gran sonrisa-vale, ¿Dónde nos vemos?
-Voy yo a recogerte a tu casa
-De acuerdo, aquí estaré

Me puse lo más bonito que tenía en mi armario y me maquillé como nunca me había maquillado. Tenía el presentimiento de que esa tarde sería una buena tarde.
A las siete, Ángel estuvo en mi casa, no le hice esperar, enseguida salí y nos montamos en su moto. Me llevó a un centro comercial y allí pasamos la tarde.
Me invitó a tomar un helado, me invitó al cine y me compró una camiseta que dije que me gustaba. No podía entenderlo, pero realmente Ángel era otra persona. Y me gustaba esa persona en la que se había convertido.
Nos sentamos en un banco, y nos quedamos viendo pasar a la gente. De repente, él me cogió la mano y me la acarició. Me puse nerviosa. No sabía que iba hacer, así que, agaché la cabeza.
-¡Estas preciosa!
Le miré y sonreí-Gracias
-Bueno, hoy y siempre
Para hacer la gracia le dije-Me conoces desde hace muy poco, así que…
Ángel soltó una carcajada y me miró a los ojos-Escucha, dejemos ya la broma de que nos acabamos de conocer, lo que pretendía era que nos volviéramos a llevar así de bien
Asentí-Y…lo has conseguido
Él me sonrió y asintió, en ese momento me soltó la mano.

Estuvimos un rato en silencio y después de una hora y media hablando en aquel banco, Ángel me llevó a mi casa. La verdad es que me quedé con ganas de algo más, yo pensaba que aquel día hablaríamos sobre lo nuestro, sobre que estaba pasando entre nosotros. Pero no dijimos nada, me bajé del coche con una sensación extraña, pero decidí no decirle nada, cerré y me fui a casa.

A la mañana siguiente, fui a casa de Berta, allí estaba Dani también, hacía mucho tiempo que no le veía y me alegraba verle y saber que estaba bien después de todo. Estuve hablando con ellos, y una sonrisa se me puso en la boca y no se me fue. Me encantaba verles tan enamorados y tan felices, sobre todo me gustaba por mi amiga. Porque la veía la más feliz del mundo a su lado y ella se merecía ser feliz. Con el paso del tiempo, me di cuenta de que me equivocaba, que Berta no era del todo feliz, la veía cambiada y como preocupada por algo. Un día, cuando estábamos solas, se lo pregunté. Le dije que si le pasaba algo, tras negármelo varias veces, empezó a llorar y entonces me lo contó todo.
Dani le había vuelto a pegar. No pude evitarlo, al escucharlo y al ver a mi amiga tan afectada, empecé a llorar yo también, le di un abrazo enorme, era lo que necesitaba en ese momento. Me contó que Dani estaba bien pero que no entendía porque le seguía pegando.

-Berta, creeme, si te pega es porque no está bien, yo creo que ni se da cuenta de lo que hace, él nunca te pegaría, te quiere demasiado
Mi amiga agachó la cabeza-No lo sé Patricia, no sé qué pensar ya…
-Tengo que hablar con él
Berta me cogió del brazo, con miedo-No, no hables con él, sabrá que te lo he contado y no…es mejor no enfadarle más. Yo hablo con él ¿Vale?
La miré dudando unos instantes-Pero…habla con él de verdad…Y si no, me lo dices y yo hablo con él, que no hay problema.
Berta asintió y desvió la mirada, sabiendo que no iba a hablar con él. Simplemente me lo había dicho para que yo no fuera a hablar de ese tema con él.
Dani mentía, decía que había salido de las drogas, pero nada más llegar al barrio, volvió a juntarse con sus amigos los yonkies y volvió a caer, por eso se comportaba de aquella forma con la pobre Berta.

Una tarde, Ángel fue a recogerme, no habíamos vuelto, pero nuestra relación se hacía más fuerte día tras día. Salí a la calle, y lo vi sentado en su moto, con el casco en la mano, esperándome, nada más verme, una sonrisa se dibujó en su boca.
-Hola-le dije al llegar frente a él.
-Hola preciosa ¿Qué? ¿Preparada?
Asentí. No tenía ni idea de a donde me llevaba y vi que tenía un pañuelo en la mano. Me lo mostró y fruncí el ceño
-Quiero vendarte los ojos
Negué rotundamente-No, no voy a taparme los ojos
-¿No te fías de mí?
Me lo pensé un momento y agaché la cabeza
-¡Venga, no pasará nada!
-Ángel…no me gustan mucho este tipo de sorpresas
Ángel me sonrió de lado y volvió a mostrarme el pañuelo-¿Te lo pones o te lo pones?
Sonreí y me mordí el labio-Anda, pónmelo

Ángel me lo ató y se aseguró de que no veía nada, cuando vio que así era, me ayudó a subir a la moto.
-¿Dónde vamos?
-Si te lo digo ya no tiene gracia y no sé para que te he atado el pañuelo
Tenía razón, si me lo decía todo dejaba de tener gracia, pero yo quería saberlo, aquellas cosas me ponían de los nervios.
-¿Tardaremos mucho?
-¡Qué va! Unos diez minutos, agárrate fuerte- fue lo último que escuché, después, el rugido de su moto me impidió oírle.

Estuvimos diez minutos en carretera y después paramos en…no sé donde, porque tenía los ojos vendados. Ángel me ayudó a bajar y me cogió de la mano, escuchaba de fondo una cascada, por lo que supe donde estábamos.
Él me paró y me quitó la venda, ante mí tenía un gran sitio que me traía muy buenos recuerdos. El bosque, una cascada preciosa. Me giré y miré a Ángel con una sonrisa en la boca.
-Gracias
Ángel asintió-¿te gusta?
-Me encanta. Siempre me ha gustado venir aquí…
Él me sonrió y empezó a andar dirección al agua. Fui tras él y nos sentamos en el borde, sin llegar a mojarnos.
Estuvimos un rato allí, en silencio.
-Me relaja tanto esto-le dije
Ángel me miró y asintió-Es un sitio perfecto
-Es que parece que nos hemos ido a la otra punta del mundo y en realidad estoy a diez minutos de casa
-Si…desde que me hablaste de él, siempre que estoy triste o necesito pensar en algo me vengo aquí
Le miré con una sonrisa y seguidamente me apoyé en su hombro. Ángel me rodeó con su brazo. Estuvimos así un buen rato, hasta que yo me separé de él.
Estaba un poco avergonzada y no sabía por qué. Él me miró y fijó su mirada en la catarata.
-¿Qué tal si…nos bañamos?-me dijo de repente
-¡Estás loco!-exclamé-¿Sabes lo fría que tiene que estar el agua?
Él se encogió de hombros-¿y qué? Eso no impide que nos demos un baño
-Ángel, no tenemos bañador ni nada
Ángel subió y bajó las cejas-Bueno…sin ropa
-¡Ángel!
Él soltó una carcajada-¡Patricia! Ya nos hemos visto desnudos muchas otras veces…
Fruncí el ceño-Que no, que no, que estás loco ¿Cómo nos vamos a bañar?-miré la catarata, la verdad es que si que tenía ganas de tirarme al agua. De repente Ángel se levantó con una sonrisa
-Claro que nos vamos a bañar, con ropa o sin ella
Le miré extrañada y de repente me cogió en peso, me levantó y empezó a andar hacia el agua
-¡Ángel!-grité-¡Ángel no! ¡Estás loco! No lo hagas, no Ángel… ¡Ángel!-Cuando me vine a dar cuenta me había tirado al agua y él se había tirado detrás.
Empecé a salpicarle-¡Eres completamente idiota!-le dije entre risas. Él se acercó a mí
-Está más fría de lo que me esperaba-me dijo casi tiritando
-¡Te aguantas! Eso por tirarme
Ángel soltó una carcajada-No te enfades, lo hecho ya está hecho, ahora que ya estamos dentro, vamos a disfrutar del baño-me cogió de la mano-ven, vamos a ponernos debajo de la catarata
Fuimos debajo de la catarata, allí el agua caía aún más fría todavía. Después de jugar un poco en esa zona, volvimos cerca de nuestras cosas.
-Como venga alguien y nos vea, te la cargas-le dije
-Aquí no viene casi nadie
Asentí-Sí, sí que viene gente, hay que gente que pasea por aquí 

Después de un rato en el agua, empecé a tener mucho frío, así que le dije a Ángel que me iba, este, me cogió de la mano y me frenó.
-¡Espera!
Me di la vuelta y le miré frunciendo el ceño
-Si tienes frío ¿Por qué no nos calentamos mutuamente? Yo también tengo
Me quedé de piedra al escuchar eso-Pero… ¿Me lo estás diciendo de verdad?
Ángel me asintió subiendo y bajando las cejas. Me solté bruscamente y seguí saliendo del agua.
-¡Acabas de romper toda la magia, tonto!-le dije mientras salía-eso tenía que haber surgido solo y tú la has cagado
-Bueno, vamos a empezar de nuevo
Me giré sorprendida-¿Lo arreglas todo empezando de nuevo?
Ángel se encogió de hombros. Le negué y fui a la moto para sacar una toalla que Ángel llevaba debajo del asiento.
-Vamos Patricia, lo siento-me dijo mientras me miraba como me sacaba el pelo
Negué rotundamente-Te he dicho que te has cargado toda la magia
Ángel se quedó pensativo por un momento-Es decir que…si no la hubiera cagado tu hubieras accedido
Desvié la mirada y le cambié de tema como pude-Ángel, sal ya que vas a coger un catarro
Ángel sonrió y me señaló-¡Sí, hubieras accedido!-aquello le alegró el día, se dio cuenta de que me tenía ganada, solo hacía falta que saliéramos un par de veces más y volvería a tenerme con él para siempre.

De repente salió del agua, y yo noté sus manos en mi cadera, me cogió por atrás y lentamente empezó a besarme en el cuello. Apoyé las dos manos en la moto y cerré los ojos, me estaba mojando, pero me daba igual. Inmediatamente me di cuenta de lo que estaba pasando, abrí los ojos y retrocedí un paso.

-Ángel basta, así no…-le dije sin más
Ángel cogió la toalla y se secó el también el pelo
Mientras él se lo sacaba, yo me senté en la moto, intercambiamos miraditas y demás y después, se paró delante de mí.
-¿Qué?-me dijo
-Quiero irme a casa
Ángel frunció el entrecejo-¿Cómo?
Asentí-que me quiero ir a casa…
-¿Por qué?
-Aquí ya no estoy cómoda, quiero irme

Y así lo hizo, Ángel me llevó a casa y me bajé de la moto sin apenas despedirme, aquello a Ángel le dejó un mal sabor de boca. Pensó que ahora habían disminuido las probabilidades de volver conmigo. Pero aquello, no era cierto del todo.



Continuará...

No hay comentarios:

Publicar un comentario