Estas fotos pertenecen al blog de Patri.

4 de diciembre de 2011

capitulo 28 /El yate/


AVISO: El contenido de esta historia NO es real, es totalmente ficticio, creado por y para los fans, para pasar un buen rato, leyendo historias de sus ídolos. Disfrutad!



TITULO: LACASITOS DE COLORES


capitulo 28 <El yate>


Aquella noche, no me fui a Madrid. Me quedé escondida, sentada en un banco, en un sitio seguro donde nadie me veía, mirando la fiesta de Ángel. Quería saber lo que hacía en mi ausencia, había chicas, quería saber cómo se comportaba con ellas. Necesitaba saber si era verdad que un nuevo Ángel había nacido en él.
Vi que unas chicas se acercaron a hablar con él, y solo eso, hablaron y luego fue Ángel el que se alejó de ellas. Vi como una de las chicas le persiguió y siguieron hablando, hasta se sentaron a solas en la arena, pero después Ángel se fue. No quería nada con ella. Aquello me despertó una sonrisa. De repente vi que uno de sus amigos me estaba señalando. ¡Mierda, me había visto! Ángel se acercó a su amigo y miró hacia donde este señalaba, y allí estaba yo, como una tonta, mirando a otro lado como el que no quiere la cosa. Vi que Ángel se rió y entonces, con un vaso de coca-cola en la mano se acercó a mí, se sentó a mi lado y me sonrió. Le miré muerta de vergüenza y me puse el pelo tras la oreja.

-¿Qué haces aquí?-me preguntó con una sonrisa
Me encogí de hombros-La verdad es que no lo sé, debería de haberme ido, pero es que…
-Bueno, da igual-me interrumpió y me ofreció su vaso. Le miré a los ojos y lo cogí tímidamente
-¿Qué es?
-Simplemente, coca-cola
Sonreí y le di un trago, después se la devolví
-Te lo puedes quedar-me dijo empujando el vaso hacia mí. Le sonreí dándole las gracias. La verdad es que tenía la boca seca y aquello me vendría bien.
-¿Te vienes a la playa, a la fiesta?-me preguntó señalando a sus amigos
Agaché la cabeza y me quedé pensativa, después le miré
-¿Quieres quedarte?-No le contesté. No sabía que decirle-Si no te has ido ya ha sido por algo
Sonreí. En aquello llevaba razón. Entonces, no me dio tiempo a contestarle, me cogió de la mano y me llevó hasta la fiesta, no me apetecía mucho, pero no sabía porque, no me negué, le seguí con una sonrisa y algo de vergüenza. Al llegar allí, todos me miraron, claro, era la nueva, nadie sabía quién era, ni porque estaba allí.
Ángel sonrió a todos sus amigos que me miraban fijamente y les dijo como me llamaba, saludé en general y después todos siguieron con la fiesta.

Ángel empezó a bailar, tenían una mini-cadena que funcionaba con pilas. Le miré muerta de la vergüenza y después, desvié la mirada. De repente, noté que me cogió de la mano para que bailara con él.
-Venga, no te cortes, vamos a echarnos un baile
Le negué e intenté soltarme la mano, pero él no me dejaba-No voy a bailar Ángel, me da vergüenza-le dije con una sonrisa
-Venga, vamos guapetona, baila, no tengas miedo, están todos borrachos y nadie mira
Solté una carcajada y miré a mi alrededor, la verdad es que cada uno estaba a su rollo, así que, me puse a bailar con Ángel. Él me sonreía mientras veía como bailaba, yo bailaba muy a mi manera, y tenía una manera un poco alocada, pero me daba igual, una vez que perdía la vergüenza, era la peor…
Después de bailar, nos sentamos en la arena, estábamos cansados, Ángel se sentó al lado, pero al poco tiempo se acercó a mi oído.

-Aquí no me gusta, están todos y me molesta la música
Le miré y le sonreí esperando a que siguiera hablando
-¿Qué tal si nos vamos…allí?-me preguntó señalando un yate que había anclado unos pasos más allá.
Le miré con los ojos abiertos-¿Perdona? ¿Te has vuelto loco?
Ángel asintió-Parece que si
Sonreí y desvié la mirada
-Escucha, al final te quedas ¿verdad?
Me miré la hora, iba a decirle que no, cuando él me dio la mano
-Claro que te quedas-me guiñó un ojo y se levantó, haciendo que yo también me levantase con él.
-¿Me vas a llevar a ese yate? Nos meteremos en un lío si nos encuentra el dueño allí
Ángel alzó una ceja-Vamos Patri, el dueño no va a venir…
-¿Por qué no nos podemos sentar allí, en la arena, en la orilla del mar?
Ángel sonrió y se acercó un poco más a mí-Porque allí ya hemos estado sentados antes
Desvié la mirada y me puse el pelo tras la oreja, en ese momento le solté la mano
-Quiero hacer una locura-me dijo sin más. Le miré a los ojos y me quedé algo bloqueada-Vamos a ese yate…

Me lo pensé un instante. Miré el yate detenidamente, era bastante grande y tenía una cubierta de color azul. Me mordí el labio. Ángel retrocedió un paso y me tendió la mano para que se la cogiera. La miré y finalmente, la cogí, él me agarró con fuerza y ambos empezamos a correr hacia el yate, levantando arena detrás de nosotros a cada paso.
Nos paramos enfrente del yate, la fiesta quedaba un poco lejos. Vi que nos teníamos que meter al agua para subir, y que al menos nos llegaría el agua por las rodillas.

-Las escaleras están ahí-me dijo Ángel señalándome las escaleras del lateral-¿Las ves?
Asentí-Sí, pero…Nos vamos a mojar
Ángel sonrió-Lo sé, pero bueno…si queremos subir nos tendremos que mojar un poco
Le miré frunciendo el ceño-No quiero mojarme los pantalones, luego tardarán mucho en secarse
Ángel me miró alzando las cejas-Si no te los quieres mojar…quítatelos
Fijé mi mirada en la suya y le sonreí-No-dije rotundamente
-Venga, quítatelos y vamos para arriba, ya verás que bonita se ve la luna sentados en la proa
Agaché la cabeza y sin pensarlo más, me quité las chanclas y después los pantalones cortos que llevaba, quedándome en bragas delante de él.
Ángel me sonrió y me hizo un repaso de arriba abajo. Él también se quitó los pantalones, quizá para que no me sintiera rara.
Con los pantalones y las chanclas en la mano empecé a meterme al agua, estaba fría, giré y vi que Ángel me seguía. Me paré delante de las escaleras, no estaba muy alto, así que tiré dentro los pantalones y las chanclas y me agarré bien para subir.

-Espera-me dijo él. Y me dio sus cosas para que también las dejara dentro y así lo hice, también las tiré. Después me cogí fuerte e intenté subir, el yate empezó a moverse así que me quedé parada, no me gustaba que se moviera tanto, no me hacían mucha gracia los barcos. Ángel me ayudó a subir y me puso la mano en todo el culo para hacer fuerza. Al notar cómo me agarra, miré hacia abajo.

-Oye-le grité-No te aproveches ¿Vale?
Ángel soltó una carcajada-sube, anda…solo te estoy ayudando
-Hay más sitios donde poner la mano-Seguí subiendo
-Es lo que he pillado más a mano
Subí por completo y me agarré a la barandilla-que morro tienes-le dije mirando como subía. Él, subió sin problemas y se paró delante de mí, nos miramos a los ojos y nos sonreímos, la verdad es que ningún de los dos sabíamos exactamente que estábamos haciendo allí, en aquel yate ajeno.
Cogimos nuestras cosas y nos fuimos a la proa, yo andaba agarrándome a todo, me daba un poco de impresión el movimiento de las olas. Ángel me cogió la mano.
-Gracias-le dije al notar que me la cogió
-No pasa nada, esto no va a volcar
Sonreí-Lo sé, pero…es la impresión que me da
-Puedes estar tranquila

Llegamos a proa y nos sentamos el uno junto al otro, mirando a la luna, estábamos de cara al oscuro mar, desde allí, todo se veía más bonito. Fui a ponerme los pantalones, pero Ángel me los cogió y los dejó en su lado. Le miré frunciendo el ceño.
-No te los pongas
-¿Por qué? Son míos…
Ángel asintió y no me contestó, se quedó con la mirada fija en la luna. La música de la fiesta se escuchaba, al igual que los gritos de sus amigos. Algunos se estaban dando un baño en el agua. Miramos los dos al mismo tiempo y nos quedamos contemplando aquella fiesta.
-Que bien que se lo están pasando-me dijo
Desvié la mirada y me abracé a las rodillas, de modo que me quedé acurrucada-Deberías de estar allí, es más, quieres estar allí, se te nota
Ángel me miró-no, que va. Ellos se lo están pasando bien, pero yo me lo estoy pasando aún mejor
Sonreí sin mirarle a la cara
-Yo organizo las cosas, pero luego cada uno disfruta a su manera-volvió a dirigir su mirada a la fiesta-Mira Luis que bombas se está tirando al agua…se va a hacer daño
Miré y vi a un chico saltar al agua.
-¿Van a estar toda la noche de fiesta?
Ángel asintió-Duermen ahí, en la arena…y cuando amanezca, a primera hora, nos vamos
Sonreí-Tus fiestas siempre son muy alocadas
Él asintió y miró la luna de nuevo-Pero ya no son como eran antes…-Aquello me sonó a que lo dijo con nostalgia.

Estuvimos un tiempo sin decirnos nada, pero notaba como Ángel me estaba mirando todo el tiempo, y miraba en una dirección que no me gustaba nada, que me hacía sentir incómoda, me estaba mirando las braguitas. De repente le miré a los ojos y le pillé mirando ahí. Él me miró y me sonrió.
-Ángel…por favor-le dije tapándome con una mano
Él me sonrió y desvió la mirada al frente-Lo siento, es que…son muy monas
Ni me quería imaginar lo que estaba pensando mientras me estaba mirando, pero me hacía una idea.

-Esto se sigue moviendo mucho-le dije para sacar un tema de conversación
-Pues sí, pero ya no somos nosotros, esto es el contoneo del mar
Asentí-No me gustan los barcos
Él me miró y me sonrió. Después, empezó a acariciarme la cara y a ponerme el pelo detrás de la oreja. Le miré a los ojos, no entendía porque lo hacía, pero me hizo agachar la cabeza, me estaba poniendo nerviosa.
-¿Te han dicho alguna vez que eres preciosa?-me preguntó sin dejar de acariciarme el pelo. Le miré pensativa y después le asentí
-Sí, sí que me lo han dicho
Ángel sonrió-¿Quién?
-Un chico…se parecía mucho a ti-solté una carcajada en ese momento-Me lo decía siempre
Ángel me miró con una sonrisa, le gustaba verme sonreír-y… ¿Te gustaba cuando te lo decía?
Asentí y le miré a los ojos-Me encantaba-En ese momento el mundo se paró. Nos miramos a los ojos. La música dejó de sonar, nos trasladamos a un sitio donde solo estábamos nosotros dos, mi boca seguía dibujando una sonrisa, Ángel metió su mano entre mi pelo, sin dejar de mirarnos a los ojos, lentamente fuimos acercándonos a nuestras bocas que a la vez que estaban más cerca, se iban entreabriendo.

Ya le tenía muy cerca, iba a besarle. Cerré los ojos y su aliento golpeó en mi cara, antes de lo que me esperaba, mis labios entraron en contacto con los suyos. Volvieron a encontrarse después de tres largos meses buscándose los unos a los otros. A medida que el beso fue profundizándose, le cogí de la cabeza. Aquel beso era el más deseado por parte de los dos, así que ambos sabíamos que teníamos que aprovecharlo bien, no sabíamos si al separarnos volvería a pasar aquello.
Ángel, al ver que le cogía de la cabeza, estuvo decidido a dar el paso y lentamente se fue acostando sobre mí, provocando que yo quedara totalmente acostada en la proa del yate, él quedó tumbado a mi lado un poco recostado sobre mí. Y decidió, se separó un centímetro de mi boca. Nos miramos a los ojos, le sonreí y con la mirada le pedí más.
Sin dudarlo, él vino a dármelo. Me volvió a besar y poco a poco se subió completamente encima. No sé lo que pasó por mi cabeza, pero me separé de sus labios y cogiéndole de los hombros, lo separé un poco de mi cara.
-¿Qué pasa?-me preguntó en un susurro
-No lo sé-le contesté de la misma manera y sin dejar de mirar a sus ojos que brillaban de una forma especial
Él me acarició el pelo lentamente-No tengas miedo-me dijo y volvió a acercarse lentamente a mi boca, hasta que consiguió volver a besarme.

Poco a poco nos quitamos la poca ropa que nos quedaba. La pasión aumentaba por segundos, hacía tanto que no lo hacíamos que lo estábamos gozando como nunca y más estando al aire libre, en el mar y con una brisa marina que nos venía perfecta.
Ángel me besó por todas las partes que pudo, sin dejarse ninguna libre, caí rendida, yo no podía hacerle lo mismo, con aquellos besos y aquellas caricias, había conseguido inmovilizarme. Cuando subió a mi cara, le cogí con las dos manos y le miré a los ojos.
-¡Esto es lo más bonito que me ha pasado en mucho tiempo!-le dije en un susurro. Él me sonrió y me dio un dulce beso
-y tú eres lo más bonito que me ha pasado en la vida
Nuestros labios volvieron a encontrarse una vez más y entonces Ángel notó el ambiente lo bastante alto como para pasar a palabras mayores. Me besó la cara y el cuello y entonces le pregunté algo que realmente me interesaba en aquel momento.
-Dime que llevas protección
Ángel sonrió al ver que si no llevaba se iba a quedar con las ganas y aquel calentón que llevaban no iba a bajar tan fácilmente.
Dirigió su mano izquierda hacía el bolsillo de sus pantalones y mientras me acariciaba con una, con la otra palpaba en los bolsillos, en busca de aquel preservativo que llevaba. Mientras, yo le acariciaba, aquello era tan mágico. No quería que se acabase nunca. Ángel buscó mis labios y disfrutó de ellos durante un rato, después me miró a los ojos, yo le sonreí y le acaricié lentamente la cara. Él me enseñó el preservativo que llevaba en la mano y alcé las cejas.

-Vamos, no me hagas esperar más-le supliqué. Él volvió a besarme, lentamente, nuestros cuerpos pasaron a formar uno solo en aquel yate, que pasó a ser nuestro nidito de amor. Nuestros corazones latían al mismo tiempo y nuestros cuerpos se movían acompasados. Mi respiración estaba alterada, al igual que la suya. Me agarré con fuerza a su espalda y solté un tímido gemido. En ese momento noté un beso de Ángel en mi cuello, me agarré con más fuerza a su espalda, y él comenzó a jugar a acariciarme suavemente. El yate parecía moverse a nuestro ritmo y la luna era testigo de nuestra locura. Ángel me apartó lentamente el pelo de la oreja-Te quiero Patricia-me susurró.

Quince minutos más tarde, ambos estábamos abrazados, desnudos, en un yate que no era nuestro, mirando a la luna. Lo que habíamos vivido había sido algo absolutamente maravilloso. De repente le miré con una sonrisa en la boca-¿Sabes?-Ángel me miró-No suelo acostarme con un tío la misma noche en la que nos conocemos
Ángel soltó una carcajada y me abrazó más fuerte-Es difícil resistirse a mis encantos-dijo chuleándose.
Alcé la cabeza y le miré sonriente a los ojos, apoyando mi barbilla en su pecho-No te lo tengas tan creído anda
Él me regaló una sonrisa y yo le di un beso en el hombro. Después de disfrutar unos minutos abrazados, nos vestimos, bueno, menos los pantalones porque teníamos que bajar de allí. Me acerqué a la baranda y me quedé mirando al mar. Al rato, Ángel apareció a mi lado-¿No te parece maravilloso?
Él sin quitarme el ojo de encima, me dijo-Más maravillosa me pareces tú
Desvié la mirada con una sonrisa en la boca, estuvimos un rato callados y entonces Ángel me preguntó algo a lo que no supe responderle-Entonces… ¿Tú y yo que somos?
Le miré sin saber nada y no respondí, así que no volvió a preguntarme. Hubo un rato más de silencio, hasta que yo lo rompí-Bueno, creo que ya sí que me tengo que ir-Él frunció el ceño y me cogió de la mano
-¿Cómo que te vas? No puedes irte, no puedes dejarme solo
Sonreí-Ángel, ahí abajo están tus amigos-le dije mirando la fiesta-seguro que están como locos esperando que llegues, te estarán echando de menos, a penas te han visto el pelo hoy
Ángel sonrió y me rodeó el hombro con su brazo-Gracias por esta noche-me dijo-una pena que no se vuelva a repetir más
Le miré frunciendo el ceño y me separé de él, no sabía porque, pero empezaba a estar incómoda allí, quería irme.
-Ángel, de verdad, me tengo que ir ya-cogí mis cosas y me dirigí a la escalera, antes de bajar miré a Ángel, este me dijo adiós con la mano, parecía que no iba a venir conmigo. Estaba enfadado, pero no sabía si era porque me iba y le dejaba o porque no había sabido contestarle a aquella pregunta.

Bajé las escaleras y me metí al agua, salí a la arena y me quedé ahí un rato, esperando a que me secara un poco para ponerme los pantalones, de repente, uno de los amigos de Ángel salió de la nada.
-Hola guapa ¿tú eres la que has venido con Ángel a la fiesta, no?-Asentí poniéndome los pantalones delante de las bragas-¿Qué haces aquí…y sola?
-No te importa-le contesté bruscamente. Aquella situación era un poco tensa.
El chico empezó a forcejear conmigo y quiso besarme, me asusté, cuando me cogió de las manos y me vi en el suelo debajo de él, me asusté.

Ángel estaba sentado en la proa, la luna se había alejado, estaba fumándose tranquilamente un cigarro mientras pensaba en sus cosas. Si no fuera porque escuchó mis gritos a lo lejos, hubiera estado a punto de llorar.

-¡Ángel!-grité-¡Ángel socorro, tu amigo me quiere…!-No me dejó seguir gritando, aquel capullo me tapó la boca, así que, me quedó esperar a ver si Ángel me había escuchado.

Ángel frunció el ceño, le pareció haberme escuchado gritar desesperadamente, prestó atención y volvió a escucharme, no entendió lo que dije, pero sabía que algo me estaba pasando. Se levantó de un salto, tiró el cigarro al mar y fue corriendo hacia la popa. Allí, me vio acostada en la arena, con su mejor amigo encima, ambos forcejeando, mis esfuerzos eran nulos, ya no podía más, estaba agotada.
-¡Eh, gilipollas, suéltala si no quieres que te parta la cara!-le gritó. Mi corazón respiró aliviado al ver que me había escuchado. Pero el chico ni se inmutó en mirarle, él seguía forcejeando conmigo.
-¡Ángel!-grité desesperada
-O le quitas las manos de encima o te juro que te mato-le gritó Ángel. Pero su amiguito seguía sin hacerle el más mínimo caso.
Yo cada vez estaba más débil y él más concentrado en subirme las manos por encima de la cabeza y empezar con lo que tenía previsto hacer. Ángel contempló la escena durante unos segundos, y se llenó de rabia, no podía soportarlo más y su amigo no le hacía caso.
-¡Me cago en tu puta madre, idiota!-Nada más gritarle, bajó corriendo del yate, llevaba los pantalones puestos, pero le daba igual si se mojaba, empezó a correr en dirección al chico y al llegar, le cogió bruscamente de los hombros y lo apartó de mí. Ambos empezaron a pegarse revolcándose por la arena. Como era de esperar, Ángel era el que siempre tenía el control de la pelea, de sus amigos era el más fuerte y preparado. No dejaba de darle puñetazos en la cara y es que la ira que llevaba dentro no era poca. Aquella escena no se le iba a olvidar tan fácilmente.

Yo estaba asustada, si no paraba iba a matarle-¡Ángel, Ángel para!-le grité, pero no me hacía caso-¡Ángel para que le matas!-grité más fuerte-¡Es tu amigo Ángel!
En ese momento, Ángel me miró y me dijo-Este hijo de puta ya no es mi amigo ¿has visto lo que quería hacerte? ¡Le mataré!
Me llevé las manos a la boca y retrocedí un paso, las lágrimas empezaron a caer por mis mejillas, de repente, el chico se reveló y se dio la vuelta, poniéndose encima de Ángel. Di un grito al ver que le podía, pero solo consiguió darle dos puñetazos, enseguida Ángel volvió a ponerse encima y siguió dándole violentos golpes. Yo tenía el corazón en un puño y no paraba de gritar que parase, pero parecía no escucharme, así que, decidí meterme en medio para intentar separarlos. Quise coger a Ángel para alejarlo, pero este estaba muy cabreado y agresivo.
-¡Quítate de en medio Patricia, no quiero que recibas ningún golpe!-me gritó
-Pero Ángel…
-¡Que te quites!-fue lo último que me dijo. Retrocedí varios pasos y seguí contemplando la pelea. Entonces, recordé una frase que entre nosotros no fallaba, él consiguió que yo fuera a salvarle cuando le arrestaron con aquella frase y tenía claro que él iba a dejar de pegarle si se la decía.

-Ángel, escúchame-le grité-si me quieres, déjale en paz ya
Inmediatamente, Ángel dejó de pegarle y me miró. Se bajó de encima y su amigo se inclinó sobre la arena para escupir sangre.
Ángel se acercó a mí-¿Por qué lo has hecho?-me preguntó
-No tenías que seguir pegándole, le ibas a matar, mira como lo has dejado ¿No te parece suficiente?
Ángel se giró, le miró y después me miró a los ojos-No, no me parece suficiente. Se lo merece por hacer lo que te estaba haciendo, ¿No?
-Pobrecillo, le has dado más de la cuenta
Ángel me cogió de los hombros. Me cogió tan fuerte que me hizo daño-No le he dado más de la cuenta ¿Vale?
Mi cara era de dolor en ese momento, él se dio cuenta y me soltó-Lo siento-dijo agachando la cabeza.

Sin decirle nada, me giré y empecé a andar, él se quedó mirándome y después me siguió, dejando a su amigo allí tumbado en la arena en muy mal estado.
-Patricia-escuché que me llamó. Pero no me di la vuelta-Patricia ¿A dónde vas?
-Me voy a mi casa-le contesté sin darme la vuelta. Él se puso a mi lado
-No quiero que te vayas sola hasta Madrid
-He venido sola, me puedo ir sola-Le dije sin mirarle, estaba seria. Me sentía mal por lo que acababa de pasar.
Ángel negó con la cabeza-No voy a dejarte sola
-¡Está bien, pues ven conmigo!-le dije bromeando, pues ¿Cómo iba a dejar su fiesta sola?
Ángel me asintió-Iré-me dijo sin más. Le miré con los ojos abiertos como platos
-¿Cómo?-le pregunté
-Que me voy contigo-me repitió



Continuará...

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